«Son tetas, no bombas».
Esta fue una de las consignas que pudieron escucharse y observarse durante las marchas del Go Topless Day alrededor del mundo. El movimiento que nació en 2007 para protestar en contra de la censura hacia el cuerpo femenino, se realiza cada año durante el domingo más cercano al 26 de agosto —día en que se conmemora la primera vez que las mujeres estadounidenses pudieron votar en 1920. Sin embargo, más que una conmemoración, este año la marcha se convirtió en una protesta.
Mujeres de todo el mundo, especialmente de Venecia, California, Corea del Sur y Valparaiso, salieron en topless para encarar a una sociedad que les obliga incluso a sentirse avergonzadas de ser ellas mismas mientras que los hombres pueden —y de hecho lo hacen— mostrar sus cuerpos en la vía pública sin ningún tipo de prohibición, vergüenza o incluso miedo, pues se saben vulnerables ante una regla que sólo arremete en contra de la feminidad.
A pesar de que no todas las mujeres decidieron mostrar sus senos, algunas pintaron sus cuerpos con mensajes en contra de la misoginia o pusieron cruces de cinta adhesiva sobre ellos. Cada quien elige como ejercer su propia feminidad; sin embargo, quienes asistieron a la marcha lo hicieron con una intención concreta y bien definida: cuestionar a la masculinidad y sus absurdas costumbres que le dan libertad a unos y le prohiben vivir a otras.
Estas fotografías, más allá de ser estampas de una protesta viva, son la muestra perfecta de un descontento que se expande alrededor de todo el muno; porque si algo es cierto es el hecho de que la desigualdad en contra de las mujeres es algo que no respeta fronteras. Cada una de las mujeres que aparecen en estas imágenes son el testimonio de la indiferencia y el egoísmo del machismo en el que vivimos todos los días.
No podemos seguir asustándonos del cuerpo del otro, al final todos somos seres humanos y aunque nos distinguen rasgos determinados; estos deberían ser vistos como pequeñeces sólo para que por fin podamos vernos como semejantes y en ese sentido, propiciar una cultura de respeto y sana convivencia en la que las mujeres no se vean en la necesidad de cuidarse incluso de quien tienen a un lado.