Es un hábito social que el hombre se equivoque y la mujer se disguste primero, pero después termine solucionando los desastres de un acto desafortunado. Casi en una segunda piel y en un acto cercano al drama teatral, todos, absolutamente todos, hemos caído en más de una ocasión en el juicio fatalista –pero a la vez absurdo– de “porque es mujer” o “porque es hombre”. Como si alguno de los dos géneros conocidos a la fecha tuviera la oportunidad real de posicionarse por encima del otro, tuvieran que competir constantemente por el gobierno de lo “bien hecho” o se disputaran por el título a “mejor sexo”. En una disputa necia se ha glorificado a la figura masculina, al mismo tiempo que se ha deteriorado con la impresión de ser poco perspicaces cuando no estúpidos; y se ha puesto a la mujer en un plano, sí, deteriorado, menospreciado, pero a la vez enigmático y potentemente manipulador.
“La manera en que nuestros comportamientos varían va de persona en persona, siguiendo imposiciones que llevamos cargando por décadas”.
¿En serio eso es lo que pretendemos y en lo que de verdad basamos nuestra actitud para los demás? Acusaciones falsas y estigmas vacíos que no tienen otra razón en la vida más que un malentendido del pensamiento y un afán por remarcar los errores ajenos con base en la sexualidad del otro. Recriminaciones que pierden de vista un sentido biológico o social que la Dra. Louann Brizendine ha explorado en su última investigación psicológica y neurocientífica; la cual explica la estructura cerebral del hombre y cómo las órdenes que ésta emite para su comportamiento crea una realidad masculina diferente a la femenina. Caso contrario y coherente ocurre en el sexo femenino, generando también un contexto único de la apreciación de ser mujer.
El proceso de asimilación de sentimientos en el hombre se da de forma presuntamente distinta, según la doctora, porque el área en su cerebro que se dedica a la supresión del enojo es menor que el de las mujeres, el enfoque del deseo y la lujuria actúan también de manera diferente, y la resolución de problemas se diversifica en cada sexo. Aspectos que se han reforzado por años con la performática e impulso psicológico de determinadas actitudes.
“Su manera de vestir no es una exageración; no es que se obsesionen enfermizamente con las prendas, es que su atuendo es una extensión de quiénes son”.
Por ello, no podríamos hablar de un actuar mejor que el otro, sino de respuestas y medios discrepantes que no buscan un pronunciamiento ventajoso, no se relacionan para nada con la “simpleza” o la “complejidad” extremas, no se perfilan negativamente hacia una comprensión perdida ni buscan la ofensa de absolutamente nadie. La manera en que nuestros comportamientos varían va de persona en persona, siguiendo imposiciones que llevamos cargando por décadas; no es que una mujer complique todo y un hombre no entienda nada por fallas, simplemente son procesos.
Eso no quita que dichos rasgos sigan causando controversia en nuestras relaciones y los hombres aún parezcan unos entes con poca materia gris o las mujeres un cuerpo poseído por intenciones malévolas. Son movimientos ocasionados por nuestra constitución física y el proceder que le hemos permitido a cada una.
¿En qué cosas, entonces, podemos implementar un consejo o una guía para esas cosas que le quedan ocultas al hombre frente a una chica?
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Cuando dicen completamente lo opuesto
Sobre todo en las relaciones de pareja, es común que parezca confuso lo que una mujer dice. Como si sus palabras se dirigieran hacia un lado y el comportamiento de su cuerpo hacia otro, las mujeres recurren constantemente al subtexto para hacer notar lo que están pensando. No es que oculten cosas, sino que su comunicación busca un contacto emocional.
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Si tienen una fascinación extrema por la ropa
Su manera de vestir no es una exageración; no es que se obsesionen enfermizamente con las prendas, es que su atuendo es una extensión de quiénes son. Por convención social, el outfit se vincula en extremo con su personalidad. La mujer no miente ni está loca cuando dice que necesita más zapatos.
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En relación con lo que les molesta
Un poco relacionado con el punto número uno, las mujeres cuando están molestas no lo cuentan directamente, lo demuestran con su actitud y los hechos a su alrededor. No es por una necesidad de drama ni por incapacidad en el lenguaje, es su inteligencia emocional asumiendo que no deberían exponer sin rodeos lo que sienten frente a su pareja.
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Cuando demuestran su habilidad multitasking
Esto no es una mentira ni es punto para denigrar al hombre, ellas son mejores atendiendo varias cosas al mismo tiempo, ¿por qué? Sí, influye la manera en que ordenan sus pensamientos, pero sobre todo es porque socialmente a través de la historia se les ha exigido hacerse cargo de todo lo que puedan mantener a su cargo. Se puede cambiar eso, no solicitando que lo dejen de hacer, sino involucrándose más como hombre en situaciones que la tradición ha omitido.
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Si esperan que se recuerde hasta el más mínimo detalle
Una vez más, es el sentimiento que se impregna en distintas situaciones o eventos. Quizá para un hombre no signifiquen tanto, pero en un segundo específico, en un día, en una reunión, en una conversación, se guarda más información de la que él cree. No es imposible poner más atención, caballeros, háganlo.
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En un hombre maduro encuentran mayor atracción
Todo es hormonal en ambos casos (hombre-mujer), y la razón es que hallan en ese cuerpo una mente más trabajada, lejos de impulsos territoriales y sexuales, mejor acomodados en un sentimiento de seguridad, afectividad, tolerancia y humor. Por cuestiones fisiológicas ellas se preparan mejor para esto desde antes y también encuentran esos encantos en un ser mayor. Dejemos atrás las sentencias de “daddy issues” o de “chicas inseguras”.
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La manera en que una mujer y un hombre experimentan el dolor, guardan recuerdos de acuerdo a los eventos “importantes”, cuidan su físico, se preocupan por la familia o amigos, afrontan los riesgos e incluso ven los colores, es ahora una conclusión diferencial gracias a varios estudios psicológicos y de neurología. Ni mejor ni peor, sólo contrastante entre ambos géneros. Para más información al respecto, visita también el trabajo del fotógrafo que vistió a los hombres con la ropa de sus novias para hablar de equidad de género y todo lo que puede aportar la pregunta de ¿por qué Eva mordió la manzana?
