¿Cómo plasmarías toda la historia del cine mexicano en una colección de moda?
No es tan simple, pero Benito Santos lo hizo posible en su trabajo correspondiente a la Primavera/Verano 2019. Además de ver horas y horas de filmografía nacional —lo cual gozó— se atrevió a poner a Gabriel Figueroa en un vestido, a Emilio “El Indio Fernández” en un accesorio y el cabello azabache de María Félix en las modelos que caminaron con sus diseños.
Para él como para todos los que nacimos en este país, es necesario reforzar la identidad como mexicanos, se trata de demostrarle al mundo que en México hay cosas increíblemente buenas y que todas ellas (estén o no en la moda) son una representación que ha ido construyendo la historia nacional.
La moda mexicana ha ido evolucionando –de eso no hay duda– y lo podemos ver en el cine. Ese espacio que ha mostrado todas las caras del país y que a través de su extensa colección, nos enseña la forma en que una prenda se puede volver icónica o pasar desapercibida. Conoce la evolución de la misma a través de 18 filmes muy representativos.
Santa
1931, Antonio Moreno
Como era de esperarse, la primera película sonora fue también un parteaguas en el vestuario. Con algunas prendas prestadas por importantes diseñadores y otras creadas especialmente para el filme, Santa representó una parte de la sociedad que tenía poder económico para obtener ropa hecha a la medida.
La mujer del puerto
1934, Arcady Boytler
El filme de Boytler siguió representando dicha sociedad, y aunque aparecen figuras emblemáticas del México poco favorecido, no es lo que sobresale.
María Candelaria
1944, Emilio Fernández
Con el paso de los años, “El Indio” reutilizó la figura de la mujer abnegada y pobre que aspira salir adelante con lo que pueda. Sin embargo, el rostro de sus protagonistas eran iconos de moda en el mundo, como Dolores del Río. En María Candelaria, usando prendas de campesina, le dio un nivel un poco más alto a la ropa cotidiana y, quizá, menos reconocimiento a la figura de moda.
Doña Bárbara
1943, Fernando de Fuentes
El director le dio un peso más fuerte al vestuario femenino mediante una María Félix usando pantalones, camisa y gran actitud ganadora. Poco a poco, las mujeres dejaban de ser aristócratas, elegantes y perfectas o campesinas tristes para convertirse en figuras reales y poderosas.
Doña Diabla
1950, Tito Davison
Ésta es —probablemente— la película mexicana más importante en cuanto a moda se refiere. En el filme, María Félix representa a Ángela, una modista enamoradiza y exitosa. En ella presenta algunos vestidos maravillosos y llenos de glamour, cuya genialidad creadora es Armando Valdés Peza, uno de los diseñadores más importantes del país de todos los tiempos, quien prestó sus creaciones para hacer más real la historia.
Aventurera
1950, Alberto Gout
En la misma década y luego de la maravilla textil presentada en Doña Diabla, era complicado hallar algo mejor o que lo igualara. Sin embargo, el vestuario de Aventurera resulta apabullante e icónico. Nadie olvida a Ninón Sevilla enfundada en lentejuelas y un escote maravilloso que, aunque ahora nos es habitual, para el público de aquellos años era bastante revelador.
El Ángel Exterminador
1962, Luis Buñuel
Siguiendo con la línea de las mujeres de clase alta bien vestidas, Buñuel presentó un retrato fiel de ellas en uno de sus filmes más polémicos. Así, vemos a Silvia Pinal y a Jaqueline Andere enfundadas en vestuarios dignos de una premiación. Sus figuras lucen espléndidas y la clase que emanan es incomparable. Pero una vez que la trama cambia de dirección, parece que eso no importa y sus atuendos se convierten en un trozo de tela. Sí, la moda era algo banal para el aragonés.
Los Caifanes
1967, Juan Ibáñez
La revolución sexual también llegó al cine y a la moda con las actrices más importantes del momento como Julissa, quien mostró las piernas sin temor. ¡Gracias, Julissa!
Modisto de Señoras
1969, René Cardona Jr.
Si analizamos con lupa y ojo crítico hallaremos una serie de estereotipos grotescos e imperdonables en esta cinta. Pero también rompe con algunas barreras visuales de la época que no debemos omitir: se muestran trajes diferentes para hombres, propuestas psicodélicas, lencería atrevida y vestidos de noche poco usuales, así como accesorios y propuestas unisex. Algo muy revelador para los sesenta.
Más negro que la noche
1975, Carlos Enrique Taboada
Más allá de tener una propuesta de moda, Taboada quería mostrar protagonistas guapas y bien vestidas que sufrían y se aterrorizaban. Aunque muestra las tendencias de la época, es también una oportunidad para apreciar la diversidad que lentamente se hacía más amplia.
Mariana, Mariana
1987, Alberto Isaac
En este caso la visión es la de un chiquillo. Por ende, el vestuario resulta algo lejano de la época y del contexto en sí, pero es increíble la forma en que un pequeño era consciente de la ropa. Esto nos dice que ahora es un componente imperativo en la vida diaria desde la infancia y que poco a poco se afianzó en la vida diaria.
El Imperio de la fortuna
1986, Arturo Ripstein
Para ser un filme que se lleva a cabo en las afueras de la ciudad, muestra un vestuario llamativo, peculiar y sobretodo, libre para las mujeres. Faldas, colores y formas predominan en él.
El callejón de los milagros
1995, Jorge Fons
Ya en los noventa la moda se encontraba en una situación un tanto más neutral y tenía una variedad inmensa. Era como la conocemos ahora, con precios accesibles, otros más altos e inclusive, piratería. Por ello, vemos que Alma usa ropa sencilla, pero no deja la sensualidad de lado.
Sexo, pudor y lágrimas
1999, Antonio Serrano
Las protagonistas muestran un interés más natural en la ropa. Aunque usan prendas sencillas, se nota que saben qué usar y cómo hacerlo. Les es cotidiano y aunque sea un look relajado se ven bien. Así, se marca la diferencia de estratos sociales en el cine de los años noventa.
Perfume de Violetas
2001, Maryse Sistach
De nueva cuenta vemos la diversificación de las personas que habitan el país. Miriam y Jessica son dos adolescentes de clase media baja (más bien baja) que se maquillan y juegan con su ropa, pero sobre todo son las típicas jóvenes que pasan más tiempo en uniforme que en cualquier otra vestimenta. Esto es una señal de que, a veces, la ropa escolar es más accesible y simple en ciertos estratos sociales y marcan toda una etapa de conocimiento e innovación en la vida de nuestro país.
Amarte duele
2002, Fernando Sariñana
Éste es otro ejemplo de diferenciación de “clases”. Y aunque la historia lo amerita, el vestuario que divide a Ulises y sus amigos de Renata y su grupito, es la pieza clave. En definitiva, la ropa terminó de marcar y definir el trasfondo de la historia de amor más trágica de los últimos años.
Nosotros los nobles
2013, Gary Alazraki
La ropa es señal de estatus. Por ello, Barbie Noble se muestra interesada en las tendencias y es fan de seguirlas una a una. Conforme va avanzando el filme es evidente su decadencia y renacimiento. Aún con ello es una chica que luce guapa sin necesidad de exageraciones.
Perfectos Desconocidos
2018, Manolo Caro
Una de las películas más importantes del año pasado es un claro ejemplo que la ropa conforma gran parte del discurso de una historia. En ella, las tres personalidades femeninas se refuerzan con los colores y terminan por ser una representación de sus funciones en la trama.
Estos ejemplos son realmente pocos. El cine mexicano está plagado de referencias a la moda femenina y su evolución. Hay menciones honoríficas como Salón México o Como agua para chocolate, así como otras que muestran la decadencia de la época como De la calle o Los olvidados. Pero, con estas 18 películas puedes entender mejor la evolución de la moda y su semiótica en México.
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