Cuando dos grandes genios se reúnen en un espacio, sólo puede haber caos. Esto sucedía cada vez que Coco Chanel se encontraba cara a cara con Jean Patou. Ambos eran grandes empresarios, tenían una carrera maravillosa y sus prendas competían por ser las más vendidas. Pero existía un detalle que los diferenciaba y los hacía pelear: Coco era diseñadora, Patou no.
Entonces, ¿cómo es que Patou tenía el mismo nivel que Coco?
Durante los años veinte, el couturier saltó a la fama por crear maravillosas prendas, en especial, deportivas. Patou estaba decidido a crear una marca de moda para que las mujeres de la época optaran por la comodidad y el buen gusto, en lugar de la fastidiosa etiqueta; una diferencia radical entre él y sus colegas. Su rival principal era Coco Chanel, a quien odiaba un poco por ser esa representación de la mujer bien vestida aunque inconforme.
No era así, realmente. Coco también se preocupaba por la comodidad y empoderamiento de las mujeres, pero para Patou faltaba algo más. Esto le orilló a tener una fascinación por la moda y, lejos de competir con ella, comenzó a correr contra sí mismo. Su equipo, grande y poderoso, fue pionero del sportswear enfocado en el art decó.
Gracias a su inclinación por el arte, Francia lo consideraba como uno de los favoritos, aunque Estados Unidos también le guardaba un lugar especial en su corazón y en sus boutiques. Era uno de los diseñadores consentidos de las mujeres, ya que solía usar el color rojo de vez en cuando en sus creaciones. Para él, era un tono magnífico, le inspiraba dinamismo y le inyectaba un poco de vida a las prendas. Esto le daba un nivel un tanto más alto a los diseños y a las colecciones, y en definitiva se convirtió en su sello personal, identificándolo del resto de los diseñadores del mundo.
Luego de agregar el rojo decidió poner arte a su trabajo. Sí, aún más. Así incluyó prendas inspiradas en el ballet ruso, abrigos con detalles franceses y prendas deportivas que se volvieron casuales y de uso diario. De este modo nació Joy, su primer perfume, mismo que competía con el No.5 de Chanel. Al mismo tiempo usó sólo sus iniciales para promover su ropa: JP. Quizá fue eso lo que lo posicionó como uno de los grandes de la Moda: su negativa a quedarse atrás.
Luego de ser una inspiración para todos, JP –como también se le conocía– convirtió a su marca en pionera del prêt-à-porter, pero luego de un tiempo, en 1936, falleció. Pasó el tiempo y parecía que la marca desaparecería. Sin embargo, Marc Bohan recuperó la colección ready-to-wear, misma que tuvo como directores creativos a otras grandes figuras de la moda como Karl Lagerfeld y Christian Lacroix. Todos ellos continuaron con el legado de Jean Patou y —como casualidad— la rivalidad con Chanel.
El tiempo pasó y era 1987, el peor año para la marca: ésta desapareció. Probablemente el mundo no estaba listo para el arte de Patou y las creaciones de un hombre que no diseñaba, pero cuya mente era excepcional. Así, la marca cesó sus actividades y parecía estar en el olvido. Algunos críticos aseguran que su ausencia en la moda se debía a que la elegancia de la casa era mucho para la época. Hoy, al parecer, el planeta está preparado para una nueva era, para ver el esplendor que Jean Patau le dio a la maison y, claro, para ser nuevamente brillante.
En septiembre de 2018, el conglomerado LVMH puso a cargo de la colección prêt-à-porter a Guillaume Henry, quien antes dirigió Nina Ricci. Aún no hay fecha para el debut del creativo, pero podemos estar seguros de que en definitiva será un comeback realmente esperado y apreciado. Aunque eso implique una rivalidad aún más fuerte con Chanel… ¿O sería buen tiempo para una colaboración?
**
Te puede interesar:
Diseñadores que debes conocer para decir que sabes de Moda
Mona von Bismarck: La mujer con más estilo del mundo según Coco Chanel y Balenciaga
Cómo iniciaron su carrera los diseñadores de moda más reconocidos
¿Quién fue Cristóbal Balenciaga y por qué debes amarlo?