¿Quién no ha tenido y padecido un amor platónico? El término original se refiere a la visión filosófica que tenía Platón en torno del amor, que se puede evidenciar más a fondo en El banquete. Según lo que postula el filósofo, el amor es el impulso natural que mueve a todo ser humano en su búsqueda y descubrimiento de la belleza, pero popularmente este término define al amor imposible o no correspondido que experimenta una persona.
No se trata de esa fijación por algún famoso, tu cantante favorito o del chico en Instagram con cien mil seguidores. Honestamente no tienes la culpa. En todo caso es la sociedad la que te clasifica de tal manera que hace que te sientas en un nivel económico, social o cultural distinto al de la persona por la que tienes ese amor platónico que te hace sufrir. Valdría la pena analizar por qué crees que esa persona es perfecta para ti solamente en un estricto sentido filosófico, intelectual y teórico, pero en la práctica esa idea no se concreta. Hay algo que te convierte en víctima de tu propia mente y te mantiene aferrado a un amor plátonico. Lo que te motiva a lidiar de esa manera con tus sentimientos y ambiciones emocionales quizá revele algo de ti. Las razones pueden ser varias y disímiles.
La necesidad de poseer lo que entiendes como ideal
Tienes algo instaurado en la mente como un ideal. Ya sea el chico malo, el poeta, el maestro de clases, el deportista o cualquier otro galán arquetípico e imaginado, con los ojos, el mentón y el cabello que te fascina. Esa persona reúne todas las características que consideras perfectas y tu ansiedad emocional genera una necesidad de poseer un ideal que difícilmente la realidad puede complacer.
Tu autoestima es muy baja
Puede ser que te impongas límites mentales porque no te sientes suficiente para esa persona. Crees que no son compatibles porque te desprecias a ti misma y te convences de que no mereces a alguien como él. Desde este ángulo, tus inseguridades te destrozan. Es un sentimiento de doble filo. Se proyecta sobre el otro, pero te afecta a ti.
Eres masoquista
Te gusta sufrir. Disfrutas del conflicto y del malestar que te genera saber que nunca obtendrás una respuesta proporcional a lo que sientes. Tu cerebro tiene una disposición química a la angustia y al dolor emocional, por lo que tu mente inventa fantasías en las que tu amor platónico te corresponde, pero cuando la dura realidad te estalla en la cara, caes nuevamente en cuenta de tu situación. Te causa placer dar repetidas vueltas en ese círculo vicioso.
Tienes una obsesión
La mayoría de las veces lo que sientes por esa persona no es amor sino un cúmulo de emociones que te genera no tenerla. En este sentido, lo importante es que esté fuera de tu alcance, pues esa adrenalina es la que se torna en obsesión. Es como cazar por el placer de la cacería y no por los beneficios de comer la carne. Si te identificas con este caso y la obsesión dura demasiado, detente a analizar tus sentimientos y procura que no se salgan de control.
Un amor platónico no siempre es negativo, puede ser una experiencia intelectual y emocional enriquecedora, aunque cause estrés y decepción. Sólo hay que aprender a mantenerse un poco al margen para que no te traicionen. Lo que sientes no durará toda la vida. La mayoría no son más que proyecciones de tus necesidades por satisfacer deseos, gustos y caprichos.
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Mira todos los estragos que pueden causar los amores plátonicos llevados a su máxima potencia.