Las muertes en el mundo de la música a causa de los desórdenes alimenticios son poco comunes, pero no inexistentes. El caso más recordado es el de Karen Carpenter, cantante y baterista de la banda que llevaba su apellido, The Carpenters. A finales de los 60, el grupo saltó a la fama por su estilo melódico de pop inocente con canciones como “Superstar” –que incluso influyó a los representativos Sonic Youth– pero detrás del escenario sufría cada día por su caso de anorexia nerviosa.
Cabe destacar que la fama y su relación con la imagen pública se hizo más importante en ese tiempo. Se obsesionó con su peso desde que saltó a la fama y después de desarrollar este trastorno alimenticio, decidió tomar distintos laxantes y un medicamento que aceleraba su metabolismo afectando la glándula tiroides. En 1982 intentó recuperarse y acudió a terapia, pero no lo logró, perdió más peso y su condición se deterioró.
Poco después, cuando estuvo internada en un hospital por su condición, recuperó peso y decidió poner su vida de vuelta en funcionamiento. Sin embargo, un año después, hubo un debate sobre su condición: actuó en los premios Grammy y muchos pensaban que se veía desgastada, mientras otros aseguraban que era todo lo contrario. Poco después falleció en casa de sus padres justo cuando iba a firmar sus papeles de divorcio. La autopsia reveló que fue a causa de complicaciones cardiovasculares debido a la anorexia nerviosa. Tenía apenas 32 años.
La presión que imponen los medios y nosotros mismos como individuos sobre la importancia del peso y nuestra imagen, orilla a algunos a desarrollar distintos desórdenes alimenticios. Incluso, gente cercana a nosotros puede sufrirlos sin que lo notemos completamente. Existen una serie de señales de comportamiento, físicos y psicológicos que pueden revelar que una persona lo padece.
Obsesión por las dietas y el ejercicio
Aunque es normal una dieta estricta de vez en cuando, si una persona se encuentra constantemente bajo un régimen o sigue un ciclo repetitivo, puede ser una señal de alerta. Si alguien cuenta seguido las calorías, si se salta las comidas, evita ciertos alimentos o si reemplaza la carne con las bebidas probablemente esté desarrollando un desorden. De igual forma, los patrones compulsivos de ejercicio son una señal, sobre todo si existen lesiones o distintos factores que impidan la realización adecuada de la actividad y se aferran a seguir adelante.
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Contínuo rechazo por la comida
Si la persona evita frecuentemente comer dando distintas excusas; si come demasiado lento como si no le gustara la comida o si niega tener hambre de forma constante, probablemente se preocupa demasiado por subir de peso. Asimismo, tienden a crear una lista mental de las comidas “buenas” y “malas” recordando a las personas de su alrededor la importancia de no comer ciertos alimentos porque provocan el aumento de peso.
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Obsesión por la imagen
Se disfraza como vanidad pero hay un límite entre eso y los desórdenes alimenticios. Aquellas personas que podrían sufrirlos tienden a desarrollar el comportamiento obsesivo o repetitivo de revisar a cada rato su cuerpo: pesándose, viéndose en el espejo o checando su figura constantemente. Algunos comienzan a comprar ropa distinta u holgada para tratar de engañar la percepción de las personas que lo rodean.
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Comportamiento extraño
Ir al baño después de la comida siempre podría alertar sobre el vómito o el abuso de laxantes, otras señales son tardar mucho en ordenar o pensar la preparación de la comida por un largo periodo. Si de pronto comen mucho –aún cuando siempre niegan la comida– o desarrollan una obsesión por el procesamiento de los alimentos a un nivel de crítica extrema, deberías comenzar a considerar que tal vez tu amigo tenga un problema.
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Distintos cambios físicos
Si la persona tiene un cambio drástico, sin explicación, así sea aumento o disminución de peso excesivo, es un signo de alerta. Si sufre de un trastorno, el enfermo sentirá más frío de lo común, incluso en lugares cálidos. Asimismo, si siente fatiga extrema constantemente, es una señal de alerta. Y en el aspecto más específico: las mejillas o mandíbula hinchada o dientes en mal estado son alerta de vómito.
En el caso de las mujeres hay un síntoma más específico y se relaciona con su ciclo menstrual, ya que se puede alterar cuando existe un desorden. Si existen irregularidades o si desaparece completamente puede ser muy peligroso, ya que causa daños más graves al sistema. Así que si alguien conoce a una mujer con ese problema, inmediatamente debe ser tratado.
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Diferentes señales psicológicas
Las personas suelen hacerse más sensibles a cualquier tema relacionado con la comida o el ejercicio y pueden desarrollar depresión o ansiedad. La baja autoestima va aunada a la irritabilidad que también suelen desarrollar.
Recordemos que los desórdenes comienzan desde la psique y es lo primero que debe tratarse al momento de que se identifique un caso temprano.
Si una persona cubre al menos tres de esta serie de señales, definitivamente tiene un problema de alimentación.
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El caso de Karen Carpenter sólo es uno en una lista que crece todos los días. La presión social, familiar y cultural suele ponernos bajo un foco en el que es fácil desarrollar una obsesión por nuestra imagen, por no ser lo que se considera “desagradable” pero al costo de hasta una vida.
Si hay alguien cercano en nuestras vidas que muestre señales de un problema de este tipo, no deben pasar desapercibidas y es necesario que de inmediato se acuda a un especialista.
La fotógrafa Hannah Altman trató de hacer un análisis de esa distorsionada percepción desde el punto de vista femenino. Su serie fotográfica titulada “And Everything Nice” consiste en la representación de las mujeres en distintos estados de dolor y Altman reemplaza los fluidos corporales de cada modelo con brillantina en su visualización del concepto de que las mujeres, especialmente, se ven obligadas a parecer atractivas sin importar el contexto en que se encuentren.
Puedes ver más del trabajo de Altman en su Tumblr.
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Fuente: EatingDisorders