Mucho se ha hablado en los últimos años sobre la aparición de los muertos vivientes o zombies. La industria hollywoodense se ha apropiado de ello y ha elevado a su máxima expresión la proliferación de estos caminantes sin vida, apoderándose de la pantalla grande y chica. Sin embargo, la historia parece ser más real de lo que se piensa. Hacia el año 1880, un estudioso de la cultura haitiana de nombre Spencer St. John, periodista inglés, se dio a la tarea de develar los secretos que se escondían detrás de los rituales del pequeño país caribeño. Con ello denunciaba que los jóvenes haitianos eran obligados por tribus aborígenes a beber una pócima aparentemente venenosa que los llevaba a la muerte. Posteriormente eran traídos de vuelta a la vida por medio de rituales vudús. Una vez resucitados, estos jóvenes no parecían tener control sobre sus actos, lo que los convertía en presa fácil de amos quienes los esclavizaban y los usaban como manos de obra en plantaciones, sin que pudieran oponer resistencia. En la actualidad ya no se habla de estos zombies esclavizados y controlados a merced de amos despiadados… ¿o sí?
Los zombies han evolucionado
Vas caminando placenteramente por una calle, disfrutando del buen clima, miras una vitrina, te acercas con cuidado para ver ese objeto del deseo que te ha robado el aliento y de pronto eres envestido, casi arrojado al piso. Cuando volteas, ves a una persona absorta en algún artilugio tecnológico. Notas que tiene la mirada perdida, está como fuera de este mundo, no presta atención a lo que hay a su alrededor. No se disculpa y sigue su camino con pasos errantes, semejante a un muerto viviente, mejor conocido como zombie digital. Ese comportamiento ciertamente puede ser molesto y hay estudios que prueban que también puede ser peligroso. Este fenómeno ya tiene nombre en los países anglosajones: distracted walking, que podría traducirse como “caminar distraído”.
Los zombies digitales viven pegados a una tableta, un teléfono móvil inteligente o una computadora. Mientras están rodeados de muchas personas, permanecen desconectados e incomunicados. Hasta cierto punto, se aíslan de la realidad para vivir dentro de un mundo virtual. Es habitual, aunque no es normal, ver que las personas están cada vez más lejos de las demás, aunque vivan juntas. Pese a que la tecnología ha roto la distancia, por otro lado tristemente está separando a amigos y hasta familias. No cabe la menor duda de que muchos se están convirtiendo en zombies digitales, a veces tan perplejos que hasta ignoran la adicción que posiblemente tienen aunque no se hayan dado cuenta.
El uso excesivo que hoy se led da a los dispositivos ha convertido a las personas en seres hiperconectados. Lo que parece ser algo positivo, en realidad los ha hecho seres aislados del mundo real para sumergirse en el mundo digital, donde Candy Crush, Farmville, Facebook, Instagram, Whatsapp, entre otras aplicaciones, han hecho que se deje de admirar e interactuar con el entorno.
Tipos de zombies digitales
Considerando el contexto psicológico, se puede advertir diversos tipos de zombies:
1. Están los obsesionados por las notificaciones, que corren a abrir su teléfono para ver qué hay detrás de la señal acústica de su móvil: un mensaje, una notificación, etc., incluso en momentos más “delicados”, en los que debería estar atentos.
2. Los distraídos que se creen los gurús de la multitarea, pero que en realidad son torpes en la ejecución de las mismas, con lo que pierden un tiempo valioso.
3. El presumido, que comparte absolutamente todo lo que le sucede a través de las redes sociales. Normalmente las personas de este tipo tienen carencias afectivas que buscan a toda costa la aprobación de los demás mediante su presencia continua en la web.
Cifras que van en aumento
Según el Informe de Seguridad Vial 2016, presentado por la compañía de seguridad Dekra, luego de analizar el comportamiento de 14 mil viandantes al azar, se determinó que 8 % iba con la cabeza bajada, escribiendo mientras cruzaba la calle; 2,6 % atendía llamadas y 1,4 % era capaz de ejecutar las mismas acciones al mismo tiempo.
Por otra parte, 5 % andaba con los auriculares puestos y conectados, vía cable o Bluetooth, a su teléfono móvil. Este informe reveló que son los peatones jóvenes, entre 25 y 35 años, los que más utilizan su smartphone al cruzar la calle, lo que está provocando cambios en los hábitos de los individuos, que ahora caminan más despacio y encorvados. En tanto, las personas están poniendo en peligro su vida al no ir atentos a las circunstancias que les rodean en la vía pública. Alrededor de 22 % de las víctimas mortales en accidentes de tráfico en Europa son peatones, y el porcentaje va en aumento de manera alarmante.
Medidas contra el distracted walking
1. En Honolulu, capital de Hawai, se ha implementado la Ley del Caminante Distraído. Entró en vigencia el 25 de octubre y con ella se impondrán multas de entre 15 y 35 dólares a los peatones que crucen la calle mientras miran el celular, y hasta con 100 dólares a aquellos que cometan la infracción varias veces.
2. El ayuntamiento de Murcia (España) colocó, en septiembre pasado, señales pintadas en el suelo de los principales cruces de la ciudad para alertar a los peatones de posibles distracciones si usan WhatsApp.
3. En varias ciudades alemanas, como Colonia y Augsburgo, han instalado en el suelo de algunas paradas de tranvía semáforos especiales formados por hileras de pequeñas lámparas LED de color rojo, las cuales parpadean cuando se acerca un convoy y alertan al peatón que mira hacia abajo mientras está distraído con su móvil.
4. El Gobierno francés ha implementado una campaña que busca concienciar sobre no cruzar en rojo los pasos de cebra o rayados de peatones. Esta campaña consiste en simular el sonido de un carro que derrapa, inmediatamente capta la reacción ante el “atropello” de los que cruzaron indebidamente. La cara de susto de los infractores queda registrada en una marquesina interactiva, junto al mensaje: “No te arriesgues a ver la muerte en tu cara”.
Lo más aterrador de los casos de los zombies digitales, caminantes distraídos, muertos vivientes tecnológicos o cualquiera de los términos aplicables, es que parece presentar una cruel pero innegable realidad que cada vez más exalta la individualidad y preponderancia del “yo”, en la que la superficialidad toma control, se apropia de los diversos escenarios y hace que el ser humano se convierta en esclavo de los objetos que produce y consume, sujeto al ritmo vertiginoso de las sociedades actuales que puede llegar a destruir la voluntad de de las personas.
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Si bien es cierto que las adicciones son un trance terrible para cualquier persona, pues condiciona su vida a una dependencia y a una dolorosa ansiedad, es justo y necesario darles el lugar que se merecen en nuestras dinámicas. Las adicciones definen rasgos de la humanidad y nos señalan vacíos en nuestro ser, incluso las más románticas y especiales que podamos padecer.