El verano de 2016 fue uno de los más extraños en la historia de Estados Unidos. A lo largo del país, en los lugares más random como las inmediaciones de una escuela o las inmediaciones de algún bosque, la gente reportó haber visto personas disfrazadas como payasos. Y no de los amigables, sino payasos con caras diabólicas, que recordaban a Pennywise o a los Killer Clowns from Outer Space. Los avistamientos causaron un pánico generalizado en la población, que temía que efectivamente se tratara de payasos asesinos. Y ni siquiera era Halloween como para que se trataran de inocentes disfraces: algo o alguien estaba detrás de eso.
Todo empezó con avistamientos en Green Bay, Wisconsin. Un payaso aterrador fue visto caminando por las calles en agosto, con un manojo de globos negros en la mano, a las dos de la mañana. Lo llamaron “Gags”. Varias personas llamaron al 911 para reportarlo a la policía, pero los oficiales no podían hacer nada en realidad: no es ningún delito caminar por la noche con un horrible disfraz. Después resultó que esos primeros avistamientos fueron parte de una activación publicitaria para una película de terror independiente titulada, sí, ‘Gags’.
A finales de agosto, en Greenville, Carolina del Sur, un grupo de niños reportó los avistamientos de payasos que hacían “sonidos extraños” y merodeaban las orillas de un bosque cercano. Pero la policía no encontró nada. Aun así, para el 3 de octubre de ese año ya había gente buscando a los payasos para “cazarlos” en lo que se llamó “Penn State Clown Riot” o “la revuelta de los payasos de Penn State”. Pero ningún payaso se encontró en el lugar. De hecho, se dice que no hubo ningún payaso aterrorizando a la gente, para empezar.
El temor a los payasos “diabólicos” que aparecían aleatoriamente en ciudades de Estados Unidos fue alimentado, obviamente, por piezas como ‘It’ de Stephen King y sus adaptaciones al cine y la televisión; también por casos de la vida real como el de John Wayne Gacy, el asesino serial que se disfrazaba para hacer su trabajo y también para cometer sus crímenes. El miedo a los payasos es uno de los más comunes y fue por eso que el pánico se expandió por todo el país.
Al final, sin embargo, todo resultó ser falso. Hubo múltiples reportes de avistamientos, pero eran falsos o se trataba de adolescentes que intentaban ser parte del fenómeno de los payasos diabólicos. En realidad nunca hubo algún tipo de extraña conspiración payasística para hacer daño a los niños. Y es así como ahora podemos dormir tranquilos.