La otra inquisición
Si Dios viera lo que las personas hacen en su honor, seguramente no estaría contento. Represión, violencia y hogueras han ardido en nombre de Jesucristo. «No matarás» dice el mandamiento y aun así, miles de creyentes lo rompen justificando que lo hacen por el bien común. «No usarás en vano el nombre del Señor» y –sin embargo– lo continúan haciendo. Es la misma mentalidad que perseveraba durante el Medievo, tiempo en que se instituyó la Santa Inquisición, una cruzada religiosa cuyo propósito era limpiar al mundo de los impuros que no fuesen cristianos y asegurarse que todos siguieran los mandamientos de Cristo.
Tanto judíos como musulmanes fueron obligados a renunciar a sus creencias con tal de mantenerse a salvo de las torturas o los crueles juicios de la Inquisición; no obstante, el mundo olvida que durante la época en que se desarrollaron los oficios de la Inquisición, España tenía territorios a lo largo del recién conquistado continente americano, así que ellos fueron los principales responsables en llevar el catolicismo hacia la Nueva España y en asegurarse de que ninguna otra ideología se interpusiera con sus intereses.
Un documento que narra las persecuciones y los ataques de la Inquisición en la Nueva España que se creía perdido desde 1930, fue recuperado recientemente. Es el diario de Luis de Carvajal, el primer gobernante de lo que hoy se conoce como Nuevo León, quien también fue un judío “convertido” (como se le llamaban a los que se cambiaban de religión), puesto en juicio por practicar su religión en tierras donde estaba prohibido creer en cualquier otro dios que no fuera Jesucristo.
Luis de Carvajal y de la Cueva
Luis de Carvajal nació en Portugal pero a una corta edad vivió en el Reino de León y aunque su padre había comenzado un negocio de transportación de trigo entre la Nueva España y el Viejo Continente, el joven tenía otros planes. Primero llegó a Veracruz y al poco tiempo se estableció en lo que hoy se conoce como Tampico. Durante años exploró América como un conquistador y se convirtió en el primero en pasar hacia el territorio de Texas alrededor de 1572, tal como menciona el biógrafo Samuel Temkin. Durante esa época, también peleaba en contra de los indios que protegían sus tierras y –una vez que logró mantener la paz– se situó en lo que se conoce como Nuevo León. Carvajal lo nombró Nuevo Reino de León (pues tenía la directa intención de convertirlo en un espacio autónomo) y su ambición se hizo más amplia.
En este punto, la historia comienza a enredarse.
Carvajal era descendiente de judíos “conversos”. Es decir, sus abuelos se habían convertido para evitar la persecución de la Santa Inquisición. Sin embargo, no permitieron que sus creencias desaparecieran y continuaban practicando la religión en espacios clandestinos en privado. El regente del Reino de Nuevo León continuaba fiel a sus costumbres y su familia compartía el credo. Para este punto, había sido premiado por el gobierno español, ya que se había encargado de establecer distintas villas, pero de acuerdo con Temkin, otros españoles comenzaron a crear conflictos, pues afirmaban poseer algunas partes de los territorios que le correspondían a Carvajal.
Para solucionar el conflicto, ambos propietarios se enfrentaron en la corte más alta de la Nueva España, dando como resultado un juicio a favor de Carvajal, pero eso no detuvo a sus acusadores. Esos enemigos decidieron acusarlo de mantener esclavos en sus tierras, lo cual derivó en un arresto y en una investigación que resultó infructífera. Al poco tiempo, según el biógrafo, sus enemigos se encargaron de que su nombre fuese mencionado en la Inquisición para despertar sospechas de sus actividades religiosas. Lo acusaron de ser impuro de sangre (por ser descendiente de judíos) e incitaron a que los religiosos lo arrestaran.
Intolerancia
El documento que mencionamos previamente –el diario de Carvajal– narra con detalle cómo fue mentir sobre su religión durante su periodo como explorador y cómo encontraba partes de su herencia en el nuevo continente, pero la parte más álgida del documento es el recuento de lo que vivió antes de fallecer a manos de la Inquisición. El hombre probablemente sabía que sería arrestado en algún punto, pues el cuaderno en el que apuntaba sus preocupaciones era diminuto y según las fuentes, pudo haberlo escondido en su sombrero.
Carvajal fue arrestado y llevado a juicio, no sin antes ser torturado para que revelara los nombres de todos aquellos que conociera que practicaban su religión. En pleno suplicio, Luis delató a su familia y eventualmente a sus amigos. Carvajal sufrió escuchando a su familia morir en las celdas contiguas a la suya e intentó suicidarse por la culpa, pero no lo consiguió. Escribió poemas, algunos pensamientos y le hablaba a Dios con la esperanza de que su pesadilla terminara. Jamás abandonó su fe. Aunque al inicio fue sentenciado a ser exiliado, la Inquisición lo quemó en la hoguera.
Eugenio Luca Velázquez, Escena de la Inquisición, s.f.–
El primer gobernante de Nuevo León murió a manos de fanáticos religiosos. Este es sólo un ejemplo del control de la Iglesia Católica en la Nueva España y cómo fue el inicio para una serie de eventos que definirían el credo de esta nación. El documento se perdió en 1930, pero fue recientemente recuperado a través de las autoridades mexicanas cuando un coleccionista dio aviso de su participación en una subasta en Nueva York y es el registro más antiguo de la religión judía en México, una nación definida por su intolerancia y fanatismo religioso. Carvajal ha sido olvidado por muchos, pero gracias a este documento, volverá a ser recordado como un mártir de la intolerancia religiosa.
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