Rufino Tamayo es considerado uno de los pintores mexicanos más importantes del siglo XX; sus obras se caracterizan por la herencia precolombina autóctona, la experimentación y las innovadoras tendencias plásticas que revolucionaban los ambientes artísticos europeos a comienzos de siglo. A lado de Rivera, Siqueiros y Orozco, fue uno de los primeros artistas latinoamericanos que alcanzó un relieve y una difusión internacional. Rufino participó en el importante movimiento muralista y en sus obras se aprecian elementos populares mexicanos combinándolas con corrientes vanguardistas, creando un estilo representativo de México.
Hijo de indígenas zapotecas, Rufino, quien nació el 26 de agosto de 1899 en Oaxaca, México, quedó al cuidado de su tía al morir su madre. Sin antecedentes artísticos en su familia, Tamayo mostró vocación artística desde muy joven, aunque su familia no mostrara interés en que estudiara artes plásticas. En 1917 se inscribió en la Academia de San Carlos, alternando sus estudios con la atención de un negocio de frutas en el mercado de la Merced.
El pintor mexicano se inició en las artes a sus dieciséis años, en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, pero su rebelde temperamento y la disciplina que le exigía la institución le hicieron abandonar sus estudios, y a finales de ese año, comenzó a involucrarse al estudio de los modelos del arte popular mexicano y a recorrer todos los caminos del arte contemporáneo sin temor a que ello pudiera significarle una pérdida de autenticidad.
En 1926, en su primera exposición pública, se hicieron notorias algunas características de su obra y la evolución de su pensamiento artístico, luego de esto fue invitado a exponer sus obras en el Art Center de Nueva York. Tamayo, junto con Lea Remba, creó un nuevo tipo de técnica gráfica, ésta es una impresión sobre papel a la que se le añade profundidad y textura que hoy se conoce como mixografía. Una de las mixografías más famosas de Tamayo es Dos Personajes Atacados por Perros.
Rufino nunca siguió la corriente de otros pintores contemporáneos mexicanos, identificada con diversas posturas políticas, a diferencia de estos, su trabajo expresaba sus propios conceptos sobre México.
En 1928 fue profesor en la Escuela de Bellas Artes y diez años después enseñó en la Dalton School of Art de Nueva York, ciudad en la que permanecería casi veinte años exponiendo y realizando diversos murales. La propuesta mural de Tamayo buscaba plasmar las raíces indígenas y vínculos con la América prehispánica, en equivalencias poéticas sutiles.
Ya en la década de los 50 se inició la época dorada en la vida del pintor, sus obras floreciern en los ambientes y países más diversos y realizó su mural de mayor relevancia: América (1956).
Luego de vivir por una temporada en París, inauguró en 1974 en la ciudad de Oaxaca el Museo Rufino Tamayo de arte Prehispánico, donando su enorme colección de arte prehispánico. En 1981 donó su colección de arte internacional a la nación, formando así el núcleo central de la colección del Museo Tamayo Arte Contemporáneo, en ciudad de México.
Rufino Tamayo estuvo casado con la pianista Olga Flores y nunca tuvieron hijos. A lo largo de su vida obtuvo varios premios, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Bellas Artes de México, en 1964,
Tamayo murió a la edad de noventa y tres años, en la ciudad de México, el 24 de junio de 1991. Su obra evolucionó desde el uso de perspectiva lineal e influencias cubistas hasta desarrollar un estilo propio. En numerosos de cuadros Tamayo plasmó elementos que hacen eco en aportaciones de la ciencia y la tecnología, relacionadas con la exploración del Universo.
Vanguardista y nacionalista. Rufino Tamayo es uno de los grandes pintores mexicanos quien a través de su trabajo combinó elementos populares y autóctonos mexicanos con las corrientes de vanguardia europeas que se llevaban a cabo en su época, logrando un estilo único que se volvió representativo de nuestro país. Su trabajo refleja la relación de respeto y admiración hacia el cosmos y la sensualidad, enfatizando que su obra no era erótica ya que no buscaba representar simples acciones mecánicas sino ir más allá y transmitir sentimiento a través de éstas.