Al margen de todas las festividades que se desprenden de los distintos cultos religiosos, el Día de Acción de Gracias es una rica tradición que se mantiene viva en los Estados Unidos gracias a su naturaleza: el Thanskgiving no celebra el nacimiento de ningún Dios, ni siquiera días sagrados de los distintos credos que confluyen entre la población más heterogénea del mundo, sino el sentimiento patriótico de que los Estados Unidos se forjaron sobre la base del trabajo, el esfuerzo y la dedicación de millones de hombres y mujeres que se unieron para demostrar la unión entre distintas clases sociales.
Cada cuarto jueves de noviembre, millones de estadounidenses se reúnen para una celebración que a primer golpe de vista aparece como auténtica y unificadora, por cuanto disuelve las diferencias y reúne en la cena a amigos, familia y seres queridos de todas partes de los Estados Unidos que se desplazan hasta su sitio de origen con tal de festejar con los suyos. Sin importar raza, culto religioso o forma de pensar, se trata de agradecer la unión y sobre todo, enaltecer el nacionalismo estadounidense a través de un discurso multicultural que en la realidad dista de ser aplicable.
Es Thanksgiving Day es el festejo más importante de Estados Unidos, incluso por encima de la Navidad y el 4 de julio, porque no honra directamente a los símbolos patrios, sino que representa al espíritu con el que se forjó la nación en un intento por unificar. La unión entre indios y colonos es una alegoría poderosa que funcionó para alimentar un nacionalismo basado en el ideal de igualdad y reconocimiento mutuo. La gratitud y validación entre iguales son parte de una ficción histórica que se mantiene como verdad en uno de los países con una distribución en extremo desigual de la riqueza.
No obstante, dentro de la tradición que recuerda cómo se sentaron peregrinos e indios Pokanoket a compartir la mesa después de un cruel invierno en la colonia de Plymouth, Nueva Inglaterra, se esconde un pasado tan cruel como sanguinario que atenta contra todos los valores que esta fiesta pretende inculcar.
En realidad, los pilgrims (con poca experiencia en el nuevo mundo pero un afán colonizador) no estaban preparados para la crudeza del invierno en América del Norte, ni sabían de los frutos y semillas que se cultivaban en esa tierra. Después de distintos periodos de hambruna, los indios decidieron ayudar a los pobladores de la colonia de Plymouth y ofrecieron alimentos e instrucción para cazar, recolectar y pescar a los conquistadores, que responderían años después con el exterminio de casi el 95 % de la población indígena norteamericana y la apropiación de los territorios que por antigüedad les pertenecían.
En 1863, Abraham Lincoln proclamó este día como fiesta nacional oficial e incluso promovió su celebración una semana antes, para ampliar el periodo de compras que se inaugura el Black Friday que le precede y reactivar la economía; sin embargo, la poca aceptación obligó a que se realizara en las fechas que hoy conocemos.
Para los indios Pokanoket restantes y otros nativos de la región, el Día de Acción de gracias tiene un significado radicalmente opuesto al de la fiesta oficial: las tribus que aún sobreviven declararon la fecha como Día Nacional de Duelo y simboliza la ocupación de los colonos de sus territorios, el exterminio y la conquista que sufrieron a manos de los ingleses. Para nadie lo suficientemente crítico con la historia norteamericana, el Thanksgiving es la piedra angular que funciona de apología al genocidio que ocurrió durante los siglos posteriores y marcó el devenir histórico de los Estados Unidos.
Millones de indígenas murieron a manos de los colonos ingleses y experimentaron la conquista y el despojo de su cultura y territorio en carne viva, muchas veces aplaudido por los Padres Fundadores, los hombres más ricos de las colonias que no tenían escrúpulos para desaparecer poblaciones enteras con tal de extender su dominio comercial y territorial en América del Norte.
Si quieres conocer más sobre la historia real de los Estados Unidos, la mejor opción es descubrir “El libro que lee Marge Simpson y predice el futuro de Estados Unidos”. Conoce otros mitos que sustentan los valores nacionalistas del país más poderoso del mundo después de leer los “5 libros sobre Estados Unidos que Donald Trump no quiere que leas”.
Este artículo fue publicado originalmente por Alejandro I. López el 19 de noviembre de 2016 y ha sido actualizado por Cultura Colectiva.
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