“Dios era un pequeño y pobre apestoso”.
– Patrick Süskind en El perfume
Durante milenios el hombre ha hecho uso de diversos artículos que incluso continuamos usando hoy; tal es el caso de los cosméticos, el pegamento e incluso los anzuelos. Pero, una historia bastante peculiar es la del perfume. Ésta tiene su origen en culturas milenarias y ha acompañado al hombre desde que éste no tenía más refugio que las cuevas.
El hombre de la prehistoria, que vivía rodeado de fogatas y a la merced de uno de sus grandes enemigos, el frío, comenzó a arrojar cierto tipo de ramas por el olor que desprendía. Ante estos olores no sólo el cuerpo se relajaba sino que la actitud de la gente cambiaba. El olor cambiaba el humor, hacía la situación de supervivencia menos tensa e incluso comenzó a creerse que los dioses gustaban de esos olores. Por ellos, se consideraron un tributo.
Aunque esos fueron los inicios de la relación del hombre con el aroma, el perfume en sí nació con las civilizaciones más antiguas. Los sumerios ya tenían conocimiento de la mezcla de elementos naturales que permitieron desprender olores intensos.
Los egipcios usaban los olores y los perfumes de diferente manera, era una sociedad que prestó gran atención a estos bálsamos, pues eran usados en la preparación de las momias y tenían un carácter tanto espiritual como social. En esta civilización por ejemplo, se veneraba a Ra con incienso y a Iah con mirra, estos dos dioses representaban al Sol y la Luna respectivamente. Incluso se cuenta que al ser descubierta la tumba del emperador Tutankamón se encontraron más de tres mil frascos sellados en los que se habían diversos perfumes egipcios. Éstos aún conservaban su aroma después de 30 siglos.
Fue en la época de Alejandro Magno cuando el perfume se trasladó de Egipto a Grecia y comenzó a tener gran popularidad, pero era un bien de uso espiritual y su uso comercial correspondía casi exclusivamente a los poderosos. En sus gimnasios tenían diversos talcos y sustancias con diferentes aromas para cada parte del cuerpo. Por ejemplo menta para los brazos o aceite de palma para el pecho. Incluso el padre de la medicina, Hipocrates, utilizaba los perfumes como remedios curativos.
Quienes conquistaron a los griegos fueron los romanos, y ellos no sólo usaron los perfumes como reconocimiento social por parte de la nobleza, pues los emperadores hicieron del perfume un bien público, apto para todas las personas que lo pudieran adquirir.
Durante el cristianismo el estudio de los elementos para la preparación de estas sustancias cayó en desuso, pero en Oriente la alquimia permitió nuevas mejoras, en las que las flores retomaron un lugar muy importante. Un ejemplo de esto es el Kamasutra, en el que el encuentro erótico se puede acentuar si ambas personas son compatibles en amores y olores.
Fue el rey Felipe II de Francia, quien cerca del año 1200 reconoció a los perfumeros con su propia profesión y ayudó a comercializar el producto. A partir de ese momento surgieron diversas reformas y acontecimientos que consideraron a Francia la cuna del perfume moderno. Los aspirantes a ejercer la profesión estudiaban cuatro años para luego convertirse en maestros que supervisaban el trabajo de prensado de pétalos, maceración de flores, mezclado de ingredientes y más.
Con el descubrimiento de la destilación, los olores comenzaron a ser más refinados y más potentes, pues el crecimiento de las ciudades hacía que los olores naturales comenzaran a ser insoportables. Se dice que la gente portaba un pañuelo bañado en perfume que se llevaban a la nariz en repetidas ocasiones para poder lidiar con los olores.
Llegando la modernidad el estudio de la química permitió avances revolucionarios en la industria, y en el siglo XIX se logró hacer la síntesis, por lo que es posible separar los olores naturales y no naturales. Con esto se logró la estabilidad y la perfumería moderna se consolidó. Hoy existen grandes creaciones míticas en la industria de la perfumería como Shalimar, Vetyver y quizás el más famoso a nivel mundial, el Nº5 de Chanel.
El perfume está profundamente arraigado a nuestra sociedad y su manufactura ha pasado de ser artesanal a una industria global, en la que de mano de grandes marcas de moda se dedican a crear sintéticamente los siguientes aromas que definirán épocas y estilos; que enamorarán y dejarán recuerdos aromáticos de ciertas personas en los sentidos de otras.
***
Fuente:
Paseando por la historia