Heka lo gobernaba todo y era el elemento más antiguo y poderoso de cuantos existían.
Esta fuerza ancestral permitió que de las aguas del océano, Nun, surgieran los dioses más poderosos, el mundo y los humanos. Todo estaba regido por Heka y su fuerza era capaz de obrar los mayores milagros. Gracias a ella, el Universo se mantenía en pie y en equilibrio. Sin ésta, no había nada y los humanos eran seres débiles. Sólo los faraones, los magos y los dioses, por supuesto, poseían la capacidad de valerse de Heka para manipular los elementos y usarlos en su favor. Tener Heka era tener poder y sabiduría. Heka estaba hasta en la cosa más minúscula del Universo.
Heka era el nombre con que se le conocía a la magia en la antigua civilización egipcia. La magia era algo común que se usaba para innumerables tareas, algunas más oscuras que otras, como sanar a los que caían enfermos, para protegerse de demonios nocturnos que buscaban devorar bebés o para adivinar el futuro. A pesar de que estaba reservada a dioses, faraones y magos, como ya se ha dicho, la gente del pueblo la usaba de manera común.
La religión egipcia basaba todas sus creencias y leyendas en la presencia del Heka. Por ejemplo, el dios del Sol, Ra, todos los días se sumergía en la oscuridad del Inframundo a bordo de su barca para cruzar las tierras tenebrosas donde habitaba la monstruosa serpiente Apep, la cual trataba de impedirle que resurgiera al otro día glorioso y rejuvenecido para alumbrar al mundo. Los dioses se unían para protegerlo a través del Heka.
Apep
En la intimidad de sus templos o habitaciones, los sacerdotes elaboraban figuras de Apep a la cual maldecían y lanzaban hechizos para ayudarle a Ra a cumplir con su trayecto a bordo de la barca.
Por otro lado, los sacerdotes no sólo eran consejeros de los faraones sino que a través de la magia interpretaban los sueños de los gobernantes para que éstos tomaran las mejores decisiones. A esta misteriosa práctica se le conoce como oniromancia. También eran seguidores y expertos en la hemerología, práctica que determinaba las horas o los días más adecuados para llevar a cabo alguna actividad concreta. Con todo ello los faraones se beneficiaban y los sacerdotes adquirían lugares privilegiados en las cortes.
Asimismo eran médicos que se basaban en las lecciones y energías de Heka para sanar a los enfermos.
El faraón mismo era un ser mágico por ser descendiente directo del dios Horus. Tenia la capacidad de hacer magia y usarla para castigar a sus enemigos y solicitar los favores del Universo para ser más poderoso. Sus ropajes, sus palabras, su misma presencia emanaba un poder ante el que el pueblo se rendía al saberlo una reencarnación de los dioses en la tierra.
Era tal el poder de los conjuros y encantamientos egipcios que se usaban para diversos propósitos: enamorar a las personas y despertar en ellas su lujuria, manipularlas y conseguir que siguieran ciertas órdenes, invocar el amor, exorcizar espíritus malignos y tratar enfermedades fatales, como la ictericia.
A lo largo de la historia, investigadores han dado con códices escritos en pergaminos con miles de años de antigüedad gracias a los cuales se han podido conocer estos hechizos. Egipto fue algo más que la mítica Cleopatra, pirámides gigantescas y templos llenos de misterio. Eran una sociedad creyente en los poderes del Universo. Heka tenía en sí la capacidad de modificar la esencia y la materia porque Heka misma era esencia y materia.
A continuación un ejemplo de un conjuro para robar el corazón de una mujer:
«¡Homenaje a ti, Ra Hor-Ajty, padre de los dioses! ¡Homenaje a vosotras, las siete Hat-Hor que os vestís con tejido de lino rojo! ¡Homenaje a vosotros, dioses, señores del cielo y de la tierra! ¡Haced que la mujer N. nacida de N. vaya detrás de mí como una vaca va tras el pasto, como una niñera va tras sus niños, como un pastor va tras su rebaño! ¡Si no conseguís que venga detrás de mí, Yo incendiaré Busiris y quemaré a Osiris!»
Los egipcios no sólo creían en extraños dioses con cabezas de cocodrilo, ave o chacal. Sus pesadillas estaban repletas de seres espeluznantes como los muertos vivientes que regresaban para alimentarse de la inmundicia. Lucían cuerpos descarnados, pútridos y su cabeza estaba girada hacia atrás. Todo ruido en la noche procedía de estas criaturas. La gente del pueblo acudía ante sacerdotes y hechiceros para solicitar su ayuda contra estos seres que buscaban alimentarse o hacer daño a los niños pequeños, las madres embarazadas o las que acaban de da a luz. Los sacerdotes entonces pronunciaban hechizos o les daban amuletos para alejar la presencia de tan horrendos seres.
Faraones, magos y sacerdotes estaban plenamente convencidos de que Egipto era el centro de la creación del Universo. Todo lo que lo rodeaba era tan sólo una negrura monstruosa donde habitaban enemigos, caos o criaturas ante las que tenían que cuidarse. Por ello es que inventaron ritos mediante los cuales lanzaban embrujos contra sus adversarios. Antecedentes del vudú formaron parte de la magia egipcia: construían figurillas de barro con las cuales representaban la figura de su enemigo. Entonces los sacerdotes escupían en la figura, la pisoteaban, la acercaban al fuego, la insultaban o la golpeaban para con ello causarle daño a la persona real. Esto era visto con normalidad si se trataba de defender el lugar de la creación. Si Heka les otorgaba el poder entonces ellos tenían derecho a usarlo para destruir la maldad.
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Lecturas malditas…
Mediante la escritura, los egipcios dejaron grandes tratados de magia negra que al día de hoy siguen siendo fuente de consulta para amantes o practicantes del ocultismo. Especialmente importantes fueron textos como el Libro de los Muertos o Libro de la salida a la luz del día, o los Textos de las pirámides y los Textos de los sarcófagos, volúmenes que contenían multitud de hechizos, oraciones y conjuros que serían usados por los muertos en su viaje al Más Allá, para derrotar a las terribles criaturas que moraban en las dimensiones de la muerte para rendir cuentas ante dioses como Osiris.
Muertos rindiendo cuentas a Osiris
Otras textos de gran trascendencia en el que Heka se hacía presente para ayudar a los mortales a manejar la energía del Universo eran Libros y los grandes pergaminos de cuero puro que permiten abatir el demonio, Los Libros de Protección de la Barca, El Libro de ‘Hacer salir al rey en procesión’, El Libro de todos los escritos del combate mágico o El Libro de cazar al león, rechazar los cocodrilos y los reptiles.
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Tierra de leyendas, arenas antiquísimas que han visto correr el paso de los milenios y pirámides ancestrales que en el presente continúan maravillando a los visitantes, Egipto es un territorio que nos muestra que la magia de la historia sigue siendo parte de su legado. Para que continúes conociendo la trascendencia de esta civilización te presentamos 5 mitos del Antiguo Egipto que siempre creíste ciertos y curiosidades sobre los faraones que te darán una visión diferente acerca de los hijos de los dioses.