La vida está llena de momentos inexplicables que sólo es posible entender a través de la poesía:
En qué lugar se esconde la locura reprimida,
vacíos, angustias,
abismos resultantes de cuestionamientos infinitos,
cansancio, desesperación, fatiga,
y encuentros de refutaciones.
A dónde van las respuestas de las cosas no resultas,
las palabras,
comas que resaltan notas,
contradicciones y objeciones.
Dónde queda el odio sin desbordar,
acumulamiento de mentadas de madre,
neurosis colectiva,
intolerancia a todo,
odio de nada,
falta de verdad y de momentos ancestrales.
Qué sitio esconde las cartas no escritas,
no entregadas por los amantes,
con el deseo de poseerlas, leerlas y destruirlas.
A dónde va el tiempo que roba la rutina,
libertad perdida en jornadas de 10 horas al día,
traslados subterráneos,
aglomeración de personajes en modo automático,
encabezados amarillistas de homicidio y desdicha.
Dónde se aloja el vacío que esconde la compra de un par de zapatos,
bolsos a pagar a 18 cuotas,
deudas de 20 años,
multifamiliares donde entran 3 pero dicen que caben 4,
paredes frágiles
como las almas de quienes invierten la vida.
Dónde se esconde el tiempo que nos pertenece,
aquel que utilizaríamos en buscar lo perdido,
inalcanzable cumplimiento de deseos,
transformación de lo reprimido.
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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Jehro A.