si supieran meterse en el cuerpo y en el alma,
llegarían hasta el trono del universo mismo…
Si aceptaran que cada uno es parte de la misma travesía.
Si comprendieran que no venimos aquí a estorbar.
Si ellos te dieran sus manos,
y después abrieran su pecho con un cuchillo
para sacar su corazón,
no estaríamos frente al tormento de la soledad,
tampoco veríamos la noche con temor
y no odiaríamos a el sol quemando nuestra piel.
Si ellos supieran que no son ellos
los que funcionan bien.
*La fotografía que acompaña esta publicación es propiedad de Karl Dmitri