Este artículo fue originalmente publicado por Carolina Romero el 1 de noviembre del 2017.
Las mujeres comenzaron a rasurarse apenas el siglo pasado. En 1915 Gilette sacó al mercado la primera máquina de afeitar para mujeres. Desde entonces, se impuso —no se eligió— que el vello de las axilas y piernas debía ser retirado para verse “bonitas”.
Aunque desde el Antiguo Egipto las mujeres llegaban a quitar sus vellos —con conchas o ceras—, esto se hacía de manera libre y opcional. No había ningún tipo de obligatoriedad implícita como existe desde hace 100 años. Las mujeres, ahora, no se retiran los vellos porque quieren, sino porque sienten que es lo que les toca hacer.
Sin embargo, si lo pensamos un minuto, será fácil encontrar algunas razones para cuestionar esta práctica impuesta de manera irracional. Que quede claro: no se trata de una apología a dejarse cualquier folículo piloso —cosa que sería igual de absurda que defender la depilación— sino la libre decisión de lo que se hace o no con nuestro propio cuerpo:
Porque aceptarás quién eres
Tolerar no es aceptar. Quererse de vez en cuando o sólo cuando se cumplen ciertos estándares de belleza, es señal de una autoestima pobre y amor a medias. Aceptarse es mirarse al espejo sin una gota de maquillaje y decir «así soy yo y estoy completamente de acuerdo con ello». Los vellos son parte natural del cuerpo y el cuerpo se quiere en cada centímetro.
Porque te sabrás libre de elegir
Si quieres quitar todos los vellos y cabellos de tu cuerpo o si no estás dispuesta a volver a tomar unas pinzas nunca más, debes saber que se trata de una decisión totalmente libre y personal. No hay ninguna obligatoriedad de tomar alguna decisión; no hay “mejor” o “peor”; sólo la libre convicción de lo que se desea hacer.
Porque serás más crítica
¿Por qué las cosas son como son? ¿Por qué hay que seguir lo que todo el mundo hace sin cuestionarlo jamás? Quizás es algo que has hecho durante toda tu vida sin preguntarte la razón. ¿No crees que es momento de ser verdaderamente consciente de por qué haces lo que haces aunque no te agrade y te abstienes de hacer cosas que deseas sólo por lo que crees que piensan los demás?
Porque puedes no sufrir
«La belleza cuesta» dicen las abuelas, las tías, las hermanas, las amigas y tú misma. Pero, ¿para sentirte bien tienes que sufrir primero? No tienes por qué hacerlo. Infringir a tu cuerpo dolor sólo para agradar a los demás suena una práctica bastante insana, ¿no lo crees?
Esto debe quedar claro: depilarse o no es una elección personal. Así lo han entendido millones de mujeres que desde hace un par de años han inundado las redes sociales con el hashtag #bodyhairdontcare. De esa manera, han mostrado al mundo la capacidad de mandar al diablo cualquier opinión que no sea la suya.
Desde todas las latitudes del mundo, ellas han mostrado que la belleza no depende de cuántos vellos se traiga sobre la piel, sino la capacidad que se tienen de mirar de frente al mundo con todo —todo, todo— lo que una es y no temerle, sino sonreírle desde lo real.
La moda está para hacernos sufrir. Ya decía Iris Apfel que «Es mejor ser feliz que ir bien vestida». Es increíble que a estas alturas del camino, el vello de las mujeres sigan siendo objeto de especulación y de censura.