“Cuando compro aguacate, me fijo a ver si nadie me viene siguiendo”, dice Sofía Islas, una ama de casa del Estado de México que acudió al mercado en búsqueda de los ingredientes para preparar el guacamole perfecto. Cilantro, cebolla, chile y, por supuesto, aguacate.
Sofía compró sólo una pieza de esta fruta mexicana y el vendedor le cobró 25 pesos. El costo de este preciado “oro verde mexicano” lo convierte en un producto que dejó de ser común en la mesa de los hogares mexicanos y ahora es casi un lujo comprarlo.
El apelativo de “oro verde mexicano” que en las últimas fechas comenzó a adoptar el aguacate no es sólo por el elevado costo que se tiene que pagar en nuestro país para poder disfrutarlo; también es un producto que registra altas ganancias financieras para México, al grado de sustituir en importancia al otrora “oro negro”, como se le llamaba al petróleo que durante varias décadas fue la base de la economía nacional.
Los números son contundentes. Tan sólo en enero de este año las ventas de aguacate ascendieron a 223 millones 285 mil dólares, haciendo de este producto uno de los que más ganancias le da al país.
En contraste, el petróleo y el mercado de los hidrocarburos, lejos de dar ganancias, trajo un déficit de 13 mil 163 millones de dólares durante todo el 2016. El aguacate en el 2016 registró un superávit de dos mil 220 millones de dólares.
A nivel mundial, “el oro verde mexicano” vive un periodo de gracia; el aguacate es uno de los productos que más exporta México y tiene un mercado en constante crecimiento en Canadá, Francia, El Salvador, Japón y Europa, donde la reciente “fiebre” por este fruto provocó que se elaboraran instructivos para enseñarle a la gente a pelar y quitar la semilla sin sufrir accidentes.
Indudablemente Estados Unidos es el país consumidor por excelencia, ya que tan sólo en el primer mes del 2017 ingresaron a la Unión Americana 180 millones 166 mil dólares en aguacate.
Hablar de aguacate implica también hablar de historia y tradición nacional. Las primeras evidencias del consumo de este fruto provienen de hace 7 mil años, en el municipio de Coaxcatlán, del céntrico estado de Puebla.
Es originario de las zonas altas del centro y el este de México; actualmente el principal estado productor de aguacate es Michoacán, en donde se cosecha el 70 por ciento de todo el “tesoro verde mexicano”, equivalente a 1.8 millones de toneladas al año.
No todo son buenas noticias con este producto, ya que precisamente en Michoacán la población de varias localidades productoras de aguacate han denunciado que el crimen organizado tiene el control de los sembradíos y en su afán de cumplir con la demanda del fruto, están explotando zonas protegidas y afectando la vida de las personas que habitan en esa región.
Mientras las autoridades mexicanas encuentran la forma de erradicar al crimen organizado de los campos aguacateros, este producto seguirá llenando las arcas del país y “la fiebre del aguacate” seguirá inundando al mundo, pero en México será cada día más caro para las familias.
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