En 2008, equipos de aduanas patrulleras australianas grabaron a balleneros japoneses pescando con arpones en aguas antárticas. El gobierno australiano se opuso a publicar las imágenes de los japoneses sacando los cadáveres de las ballenas entre el mar de sangre por una cuestión diplomática.
«El Gobierno australiano censuró este video desde hace años. La principal razón fue que las imágenes de esta horrible masacre iban a perjudicar las relaciones diplomáticas con Japón. El Gobierno australiano eligió ponerse del lado de los cazadores furtivos en lugar de defender las ballenas del océano Antártico», declaró en un comunicado el director de Sea Shepherd, Jeff Hansen.
Sea Shepherd reclamó la publicación de las imágenes desde 2012 al ministerio australiano de Protección de Fronteras, pero el gobierno puso trabas todas las veces. Así que se tuvo que recurrir al comisario australiano de información para pedirle que intercediera en pos de la libertad de información, y sólo así el ministerio en turno tuvo que acatar órdenes y publicar el video. En él se muestra a un grupo de japoneses arponeando ejemplares de ballenas dentro de un santuario australiano, frente a la costa antártica.
La asociación que ahora preside Hansen, lleva 12 años llevando a cabo operaciones de alto peligro y dificultad —activismo de escudo humano— para impedir que las embarcaciones japonesas cacen ballenas, con lo que se han salvado miles de cetáceos y denunciado un sinfín de actividades ilegales y corrupciones de balleneros.
https://www.youtube.com/watch?v=n-mcGQ98RfE
Se supone que Japón firmó en 2014 un pacto de no caza de ballenas pero un vacío legal que permite la captura de los gigantes marítimos con fines científicos es abusada; incluso en 2015 la anuló por completo y reanudó la caza so pretexto de la ciencia.
Actualmente, los cazadores de Tokio quieren demostrar que la población de ballenas es capaz de resistir la caza continua con fines alimentarios. Y bajo este pensamiento, los balleneros esperan arponear unas 333 ballenas minke con su flota.
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