La ballena franca glacial es uno de los mamíferos más dóciles y tranquilos del Atlántico norte. Su aleteo lento, comportamiento amable y alto contenido de grasa la han convertido en el principal presa de los seres humanos para su uso comercial. Actualmente, este animal se encuentra en peligro de extinción, apenas se tiene el registro de 400 ejemplares que viajan por los mares de Canadá y los Estados Unidos.
Durante el mes de junio, biólogos marinos registraron la muerte de al menos seis ballenas francas que fueron encontradas flotando en el Golfo de San Lorenzo, entre las islas Magdalena y Nuevo Brunswick, de Canadá.
Estos fallecimientos representaron el uno por ciento de la población de la especie en peligro de extinción. Por su parte, Tonya Wimmer, biólogo marino y director de la organización Marine Animal Response Society dijo a la cadena CBC que, a apenas del avistamiento de ballenas muertas en la zona anteriormente, esta nueva escalada es atípica.
“Es un evento sin precedentes en la que nunca se había visto un incidente como este antes, donde ballenas francas han estado estado apareciendo muertas en tan pocas semanas”, expresó Wimmer.
Según las investigaciones, el primer mamífero muerto fue descubierto el pasado 6 de junio, mientras que el último fue encontrado el pasado fin de semana.
Dichas muertes repentinas provocaron que las autoridades tomaran cartas en el asunto, designando a un equipo de científicos y conservadores marinos para buscar respuestas ante la presencia de los animales flotar en el mar.
Isabell Elliott, representante del Departamento de Pesca Federal, indicó que los investigadores movieron los enormes cuerpos de los mamíferos a las costas para realizarles una autopsia.
Ahora los investigadores temen que el número de ballenas en peligro por toxinas absorbidas por las algas, lo cual pondría en riesgo a los demás peces y especies en peligro de extinción.
Matthew Hardy, integrante del Departamento de Pesca, dijo que existe la teoría de la proliferación de algas infectadas, pero otras especies como aves y otros peces que posiblemente puedan estar enfermas por alguna misteriosa enfermedad e incluso, no descartan la proliferación de toxinas en el agua.
Cathy Marriman, biólogo marino, llamó a las medios a mantener la calma hasta tener el veredicto de una necropsia, “es la única manera de terminar a ciencia cierta las causas de las recientes muertes, sólo podremos saber mediante un examen forense”.
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