Los privilegios dentro de un reclusorio son más difíciles de conseguir que en la vida cotidiana, porque en teoría todo está prohibido ahí dentro, pero las celdas de lujo, la droga o ciertos alimentos son un lujo que pocos pueden pagar.
Pese a que la visita conyugal es un derecho para los presos, en el Cereso de San Miguel, Puebla, armaron un negocio que les deja ganancias nada despreciables por la renta de las “chozas del sexo”.
En el portal La Silla Rota informaron que son casi 20 mil pesos diarios los que un interno gana por permitir a los reclusos usar estos cuartos improvisados para tener relaciones sexuales.
Arturo Romero Aparicio, alias “El Cachibombo”, también está preso en ese penal, pero su condición de reclusión no le impide además controlar el servicio de agua potable o la venta de cigarros.
La tarifa por este “espacio de privacidad” es de 15 pesos la hora o 120 para permanecer allí todo el día. “El Cachibombo” está preso desde 2004 por el delito de secuestro.
Para quienes no tienen autorizada visita conyugal, al no comprobar una relación amorosa con alguien del exterior, la opción es contratar los servicios de una sexoservidora.
Esta zona de “las casitas” es tolerada por las autoridades del penal, donde en un patio instalaron lonas tapadas con cobijas de una superficie que no supera los 3 metros cuadrados.
El reclusorio tiene dormitorios para la “visita íntima”, pero los presos con el poder suficiente para gozar de estos privilegios los ocupan como habitaciones particulares en lugar de convivir con el resto de la población.
El año pasado hubo revuelo por un intento de motín, luego del traslado de un interno pero que por motivos legales no finalizó.
A los familiares de los internos que llegaron al centro penitenciario, con el temor de que peligrara la seguridad de los reos, se les informó que su bienestar estaba garantizado y que la presencia policiaca obedeció al traslado.
El miedo de la gente respecto a lo motines o riñas dentro de la cárcel es constante, ya que este tipo de enfrentamientos ocurren con frecuencia en los penales de todo el país por pleitos entre bandos contrarios o pugnas de poder al interior de los reclusorios.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) tiene detectado que en este Centro de Reinserción Social (Cereso) se efectúan actividades ilícitas, aunado a problemas como hacinamiento, falta de higiene, insuficiencia de instalaciones necesarias y sobrepoblación superior al 200 por ciento.
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