Los bombardeos sobre el territorio rebelde de Idlib, el día de ayer, provocaron lo que podría ser uno de los ataques más mortales desde que la guerra en Siria comenzó, dijo uno de los altos comisionados de la ONU que describió el ataque como un crimen de guerra.
Los ataques por parte de los aviones rusos y sirios dejaron un saldo de 35 niños muertos y una cantidad indefinida de personas heridas cuando las bombas que lanzaron se estrellaron contra una escuela llena de civiles inocentes.
De acuerdo con un reporte de la televisión estatal siria, los militares bombardearon esa zona en un intento por acabar con una serie de bases pertenecientes a ISIS, no obstante, de acuerdo con los informes militares, no se informó a los bombarderos de la existencia de esta escuela.
Ante los señalamientos, la ministro de interior rusa dijo que Moscú no tuvo nada que ver con los ataques y demandó se comience una investigación por los hechos ocurridos.
Pero a pesar de las declaraciones de la ministro donde negó toda participación del gobierno ruso, Vitaly Churkin, embajadora rusa por parte de las Naciones Unidas dijo: “esto fue un acto terrible y espero que mi país no esté involucrado en los hechos, sin embargo, soy una persona responsable y todavía no puedo negar ni afirmar nada al respecto, tendré que esperar a ver qué es lo que dice el ministro de defensa antes de saltar a conclusiones.
Idlib, zona muy cercana a Aleppo en el noroeste de Siria es el área que cuenta con el mayor número de zonas controladas por los rebeldes. La ONU también comentó que desde el 2016, se han dado alrededor de 38 ataques a escuelas en Siria. Sin embargo, desde que comenzó la guerra hace más de cinco años, nunca habían muerto tantos niños y civiles inocentes en un solo ataque por parte de los militares aliados.
*Con información de The Guardian