“El desarrollo social no es dar ayudas intermitentes y suspender gasolinazos por motivos electorales”, denunció el episcopado mexicano a través del semanario católico Desde la Fe. “Sería otra bomba a estallar en las manos”.
El texto, difundido el domingo 12 de febrero, hace referencia al creciente descontento social en contra de las medidas gubernamentales que afectan los bolsillos de los mexicanos, haciendo referencia al gasolinazo del 1º de enero y a la suspensión del segundo aumento en el precio de los combustibles previsto para el 4 de febrero, el cual fue suspendido por un decreto del Gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda.
Lo que no se suspendió fue la liberación en el precio de las gasolinas, el cual se comenzará a aplicar a partir del 30 de marzo en los estados fronterizos de Baja California y Sonora, según confirmó el 8 de febrero Guillermo García Alcocer, presidente de la Comisión Reguladora de Energía.
Esta medida permitirá que las gasolineras puedan modificar el precio de los combustibles cada hora si así lo desean, adecuándose al tipo de cambio del peso mexicano, los precios internacionales del petróleo y a la libre competencia basada en la oferta y la demanda.
“No sobra recordar que la liberación del precio de los combustibles provocó una inestabilidad que rebasó los límites del orden”, se lee en Desde la Fe, al hacer referencia a lo que ocurrió en gran parte del territorio mexicano después de que el gobierno mexicano eliminara los subsidios a la gasolina. “La sociedad civil se organizó pacíficamente para protestar contra las impopulares medidas, pero también hubo disturbios y psicosis, afectando principalmente a la propiedad privada”.Además, el texto destaca que a pesar de las explicaciones y “retóricas desafiantes”, como la pregunta de “¿Ustedes qué hubieran hecho?”, expresada por el presidente en un mensaje en cadena nacional, los mexicanos fueron víctimas de la ignorancia de las autoridades que no conocían el pulso de una sociedad que no estaba preparada para esas medidas.
La Iglesia católica destaca que el pueblo mexicano no aceptaría un gasolinazo más, porque las protestas “lejos de haberse diluido, algunos sectores de la sociedad mantienen una resistencia activa para revertir la medida”.El semanario Desde la fe de mediados de enero también lanzó una dura crítica al gobierno mexicano, cuando los obispos mexicanos expusieron que la gente está cansada de verse imposibilitada a acceder al desarrollo humano, integral y solidario, además de no poder aspirar que México sea un país que trabaje en función de que cada persona tenga un techo y un trabajo.
También mencionaron que el cansancio se debe en gran parte a que los mexicanos deben soportar que el gobierno y la burocracia toman medidas de austeridad que se quedan muy cortas y no logran estabilizar la situación.
“Basta con conocer la fortuna que nuestras autoridades invierten en festividades y premios para darnos cuenta que hay muchos rubros por recortar antes de castigar más al empobrecido pueblo mexicano”, firmó el episcopado mexicano.La Iglesia católica también criticó que la dilatación del gasolinazo ocurrida el 3 de febrero es sólo una medida para distraer la atención pública ante las próximas elecciones, principalmente en el Estado de México, en donde está en riesgo la victoria del “partido dominante”, es decir, el Partido Revolucionario Institucional, al cual pertenece Enrique Peña.
“Es una bomba de tiempo que se encuentra activa al hipotecar el futuro de cada mexicano”, se lee en el texto, haciendo referencia a no tomar medidas reales, que no sean subsidios forzados.
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