“Al decir educación me refiero a una enseñanza directa de parte de los que saben algo, en favor de los que nada saben; me refiero a una enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productiva de cada mano que trabaja, de cada cerebro que piensa […] Trabajo útil, trabajo productivo, acción noble y pensamiento alto, he allí nuestro propósito […] Tomemos al campesino bajo nuestra guarda y enseñémosle a centuplicar el monto de su producción mediante el empleo de mejores útiles y de mejores métodos. Esto es más importante que distraerlos en la conjugación de los verbos, pues la cultura es fruto natural del desarrollo económico […]”.
Esta es la cita con la que el político, pensador y escritor mexicano, fundador del Ministerio de Educación en México, José Vasconcelos, asumió las tareas educativas de la Secretaria de Educación Pública (SEP) desde la perspectiva de la vinculación de la escuela con la realidad social. Esta institución se creó el 03 de octubre de 1921 por decreto del presidente Álvaro Obregón.
En sus inicios la actividad de la Secretaría de Educación Pública se caracterizó por su amplitud e intensidad: organización de cursos, apertura de escuelas, edición de libros y fundación de bibliotecas; medidas éstas que, en su conjunto, fortalecieron un proyecto educativo nacionalista que recuperaba también las mejores tradiciones de la cultura universal.
En materia de enseñanza técnica, Vasconcelos rechaza el pragmatismo de la escuela norteamericana ostentada por Dewey, lo que no significa rechazo al trabajo manual: éste se aprecia pero sin descuidar la necesidad del razonamiento y del conocimiento teórico.
José Vasconcelos tenía muy claras las actividades que realizaría en la Secretaría. “Para él, el proceso educativo era algo totalmente articulado, de manera que la actividad en ese sentido estuviera dirigida a todos los sectores de la sociedad”. Las ideas educativas de Vasconcelos provienen de sus experiencias personales, su estancia en el Ateneo de la Juventud, así como de los pensamientos de Platón, Nietzsche, Benedetto Croce y Máximo Gorki. Su fin era proporcionar, por medio de la educación, todos los elementos necesarios que requerían los nuevos mexicanos surgidos de la Revolución, con el fin de llevar a cabo el “ideal democrático” por el que se había luchado.
Vasconcelos decía que la formación integral del individuo requería vínculos estrechos entre las actividades estéticas y la moral, es decir, que se pretendía que los alumnos encontraran la emoción por medio del “placer desinteresado” más que por el razonamiento. De ahí que Vasconcelos pidiera que los Talleres Gráficos de la Nación pasaran a depender de la SEP y se entregaran más prensas al Departamento Editorial.
Desde su creación, el 25 de septiembre de 1921, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha tenido como propósito la creación de condiciones que permitan asegurar el acceso de la población mexicana a una educación de calidad en el nivel, modalidad y lugar que la demanden, con base en valores como la honestidad, responsabilidad, respeto, integridad, liderazgo, disciplina e igualdad.
A 92 años de la creación de esta institución, sólo queda peguntar qué tantos de los valores y procesos educativos se mantienen con “miras” hacia el “placer desinteresado”.