En tiempos de artillería y bombas termonucleares, el poderío de una nación ya no se mide ni económica ni diplomáticamente. El alcance de una nueva arma de destrucción masiva y su capacidad de devastación son equivalentes al dominio absoluto. A menor territorio inmaculado, menor vergüenza de la nación que arrojó su misil todopoderoso o su bomba omnisciente.
Estados Unidos y Corea del Norte tienen una relación codependiente y destructiva. Se seducen y se amenazan, pero ninguno está dispuesto a iniciar la despedida, a pesar de que ambos cuentan con las armas necesarias para la ofensiva (y defensiva). Sea como sea, están sembrando la semilla belicosa que podría desencadenar un enfrentamiento global: la Tercera Guerra Mundial.
Durante las últimas semanas, las amenazas han subido de tono. Mientras que hoy, Corea del Norte celebra los 85 años de la creación del Ejército Popular de Corea con “el mayor ensayo de artillería” que han hecho hasta la fecha, el submarino nuclear estadounidense USS Michigan arribó a la ciudad de Busan, Corea del Sur: una exhibición de sus capacidades militares, un mensaje claro para Pyongyang.
El USS Michigan es un submarino de propulsión nuclear que lleva a bordo 154 misiles Tomahawk (los mismos que EUA envió como represalia por el ataque químico a Siria a principios de mes), 60 “tropas de operación especial” y submarinos pequeños. Permanecerá en costas surcoreanas para reabastecerse hasta que llegue los alcance el portaaviones.
Cerca de Wonsan, al este de Corea del Norte, el ejército hizo un simulacro y disparó alrededor de 400 piezas de artillería de largo alcance. De acuerdo con la BBC, estos hechos incrementan las tensiones entre ambas naciones, pero sobretodo preocupa que el país liderado por Kim Jong-Un pueda estar planeando más pruebas balísticas, pues “ha marcado algunos aniversarios clave en el pasado con pruebas nucleares o lanzamientos de misiles”. Hasta el momento, sin embargo, Corea del Sur afirmó que no han detectado algún desarrollo “inusual”.
Mientras tanto, en una medida sin precedentes en lo que va de la era Trump, todo el Senado (conformado por 100 legisladores) y el secretario de estado, Rex Tillerson, fue llamado a la Casa Blanca el día de mañana para atender una discusión sobre Norcorea.
El pasado 16 de abril, Norcorea falló con el lanzamiento de un misil balístico y el vicepresidente de EUA, Mike Pence, sentenció que el gobierno norcoreano no debería poner a “prueba” la determinación del presidente Trump, pues “todas las opciones” estaban sobre la mesa. Además, les solicitó comportarse debidamente, pues el mundo ya había sido testigo del poderío nuclear con el que cuentan.
La BBC explica que aunque los “oficiales” de la Casa Blanca regularmente van al Congreso para versar sobre asuntos de seguridad nacional, resulta “inusual” que el Senado completo asista. Mientras tanto, algunas agencias internacionales han sugerido que Corea del Norte llevará a cabo un encuentro similar.
Asimismo, enviados de Corea del Sur, EUA y Japón sostendrán una reunión para hablar de la gran amenaza nuclear actual en Tokio. Corea del Norte considera que si China se une a la defensiva, los resultados podrían ser catastróficos, pues en el pasado ya han advertido que no dudarían en emplear todo el arsenal que tienen a la mano.
Trump también depositó su confianza en China, el único aliado comercial de Corea del Norte y escribió en un tuit que esperaba que el gobierno chino pudiera lidiar “propiamente” y en caso de fallar, EUA lo haría sin pensarlo. El mandatario se refirió al trabajo que está haciendo la nación enemiga para mejorar un misil de largo alcance para que finalmente tenga la capacidad de llegar a las costas norteamericanas.
El republicano sentenció que enviaría una armada durante los próximos días a la región y que los submarinos que poseen son muy poderosos, incluso “más poderosos que el portaaviones”.
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