Aunque algunos aún no lo hayan notado, una nueva carrera espacial está en marcha y a diferencia de la que protagonizaron la Unión Soviética y Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo pasado, en esta ocasión el objetivo no es orbitar nuestro planeta por primera vez o llevar a la primera persona a la Luna, sino apenas uno más complicado:
A una distancia promedio de 58 millones de kilómetros de la Tierra se halla un inhóspito mundo sin atmósfera cuya temperatura promedio es de -55º celsius, donde los atardeceres son azules y el Sol luce minúsculo, mientras las violentas tormentas de arena alcanzan los 200 kilómetros por hora cubriendo gran parte del planeta por semanas o meses.
Se trata de Marte, el cuarto planeta respecto al Sol y el objetivo de agencias espaciales, empresas privadas y todos los nuevos actores que participan en la carrera espacial del siglo XXI. Esta nueva configuración abre la puerta a una exploración nunca antes vista, pues los fines científicos y de investigación son apenas dos motivos superficiales que hacen al planeta rojo tan atractivo para los ojos de los gigantes que desarrollan tecnología aeroespacial.
Existe un abanico de posibilidades de explotación económica que van desde el turismo y la minería espacial, hasta la conquista y habitación humana de Marte; no obstante, antes de dar el siguiente paso y poner un pie por primera vez en un mundo distinto a la Tierra, es necesario desarrollar la tecnología suficiente para un viaje seguro y eficiente, uno probablemente sin retorno y que presentará dificultades aún impensadas sobre la marcha.
Desde la década de los 80, el transbordador espacial desplazó a los cohetes convencionales que solían desarmarse en distintas etapas hasta colocar un satélite o nave en el espacio.
Además de revolucionar la aeronáutica, su diseño se convirtió en una insignia que facilitó los viajes espaciales, logrando hitos como la construcción conjunta de la EEI (Estación Espacial Internacional) o la puesta en órbita y mantenimiento del telescopio espacial Hubble; sin embargo, las nuevas aspiraciones humanas en el cosmos requieren de características distintas, módulos óptimos para viajes largos, naves con la potencia y la habitabilidad para que sus tripulantes puedan pasar años en el espacio.
Rodolfo Neri Vela, ingeniero y doctor especialista en comunicaciones vía satélite, pionero mexicano en viajar al espacio, estará en Jalisco Talent Land 2019 para platicar sobre estos y otros retos de conquistar Marte, así como la tecnología necesaria, el conocimiento de los efectos que sufre el cuerpo en el espacio y los desarrollos en astronáutica necesarios para llevar al primer humano al planeta rojo.