¿No sería perfecto que las estrellas de verdad pudieran caer como lluvia?
Mirar su luz bajar desde el cielo hasta que pase frente a nuestros ojos y caiga cerca de nuestros pies. Rodearnos del brillo cósmico que, por alguna razón, decida caer decender de su bóveda hasta acompañarnos en la Tierra. Sonreír y crear un momento perfecto con alguien a nuestro lado o simplemente purificarnos de manera metafórica al presenciar semejante hecho.
Sería perfecto.
Pero las estrellas no están vivas y su luz es sólo una parte del último respiro antes de su muerte permanente, y si cayeran junto a nosotros, seguramente causarían un desastre mucho más grande del que imaginamos. El sueño es imposible y diferente a lo que muchos aún creen.
Una lluvia de estrellas (o más bien de meteoros, como debería ser llamada siempre) se lleva a cabo cuando un objeto astronómico (lo cual puede ser un cometa), ingresa al Sistema Solar y “activa” su superficie, lo cual provoca que los materiales que lo conforman se desprendan y se dirijan a varias direcciones a través del espacio. Cuando estos objetos crean un “enjambre” y pasan alrededor de la Tierra parecen ser un grupo de estrellas que caen de las constelaciones de las cuales provienen. Asimismo, algunas pueden caer dentro de la atmósfera, asemejándose a una estrella fugaz, hasta que se desintegra.
Aunque no sea igual al sueño, es una experiencia única que todos deben vivir. Sin embargo, debido a la contaminación, el exceso de luz en las ciudades y otros factores, sólo unos pocos logran mirar ese show celestial. Para hacerlo es necesario viajar a lugares con cielos claros, poca presencia de luz y el ambiente perfecto para experimentar un vínculo con el cosmos que nos rodea. Si vives en México, estos lugares son los ideales para vivir una lluvia de meteoros.
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Parque nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl
Situado en las faldas de los dos volcanes más importantes del centro de México, este lugar tranquilo, despejado y quieto es perfecto para disfrutar no sólo una lluvia de estrellas sino de las maravillas del firmamento. Gracias a los fuertes vientos que atacan la zona, pocas veces se encuentra rodeado de nubes y, al estar alejado de la civilización tecnológica, no está contaminado por la luz artificial, por lo que mirar una lluvia de estrellas resultará toda una aventura astronómica.
Pirámides de Teotihuacán
Uno de los lugares predilectos de algunos fanáticos de las estrellas son las Pirámides de Teotihuacán, donde incluso se llevan a cabo distintos eventos para conmemorar los sucesos y para hacerlos aún más emocionantes. El espacio no sólo evoca a una época en la que nuestros antepasados miraban su destino en el cielo, sino que ofrece cierta conexión con el Universo. Aunque no se permite subir a las estructuras durante la noche (que es cuando más se aprecian estos fenómenos), desde los puntos bajos, rodeados de la naturaleza, se mira aquel espectáculo que miraron los antiguos habitantes de nuestro país hace cientos de años.
Médanos de Samalayuca
Una de las zonas desérticas más llamativas de toda la República Mexicana es también uno de los espacios más apropiados para mirar el firmamento sin el caos luminoso de las grandes ciudades (e incluso de las pequeñas). Localizado al norte de Chihuahua, se caracteriza por su arena blanca y delicada que constantemente cambia el relieve natural de los suelos y, gracias a sus condiciones climáticas, es posible mirar las constelaciones como si estuviesen justo sobre nosotros, además de que existen múltiples espacios para acampar o para crear una experiencia que sea inolvidable.
Mazunte, Oaxaca
Playa, Oaxaca, la suave arena y el cielo despejado: Mazunte es un paraíso terrenal en todo su sentido cliché. Este lugar fue designado Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo debido a su arquitectura, importancia cultural y las tradiciones que lo mantienen como uno de los espacios más puros de México. Sus costas, al igual que sus calles, son perfectos escenarios para mirar al cielo y dejarse llevar por el espectáculo de la bóveda celeste; asimismo, su geografía permite una observación mucho más clara.
La Sierra Negra, Puebla
Otro de los volcanes más conocidos en México y que también es uno de los mejores escenarios para admirar cualquier fenómeno celestial es La Sierra Negra, pero eso no es todo. Debido a que es la montaña alta más meridional de la cordillera del Eje Neovolcánico de México, en su cima se encuentra el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, en el cual se realizan distintas observaciones astronómicas, por lo que esa zona se ha convertido en una de las favoritas de los astrónomos y los aficionados de las estrellas.
Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir, Baja California
No hay un mejor lugar para observar con mirada curiosa y científica el fenómeno de las lluvias de estrellas que a través del Telescopio del Observatorio San Pedro Mártir, construido por la Universidad Nacional Autónoma de México, el cual es el más importante de todo el país y el que está a casi 2 mil metros sobre el nivel del mar. Está abierto para todo el público y aunque en algunas ocasiones esté sobrepoblado, el lugar en el que se encuentra permite una visión clara del fenómeno gracias a las condiciones climáticas y las sugerencias del equipo encargado de las actividades de este tipo.
Claro, no podremos ver las estrellas caer a nuestros pies, ni sentirnos rodeados por esa magia que les atribuimos cuando éramos sólo unos pequeños inocentes. Lo que vemos realmente son pequeños meteoros que nos ofrecen un vistazo insólito que se guarda en los recuerdos para siempre. Basta compartir esa perspectiva con alguien más y mirar los cielos descubiertos para encontrar de nuevo la fantasía, regresar a la infancia y dejarse llevar por las maravillas del cosmos.