Dentro de la galería de “artistas viajeros” que recorrieron las latitudes mexicanas, destaca sin duda el pincel de Conrad Wise Chapman. El joven pintor norteamericano se educó en Roma al lado de su padre, John Gadsby Chapman, cuando había en Europa una marcada tendencia por la pintura de vedute o vistas rurales y urbanas.
Ante el estallido de la Guerra de Secesión (1861-1865), Conrad regresó a su país y se enlistó en la tercera compañía de infantería de Kentucky, estado confederado que buscaba mantener la esclavitud y las plantaciones como base de la economía sureña. Luego de ser herido en batalla, fue trasladado a Virginia gracias a la intervención de su padre ante el gobernador Henry Alexander Wise. Chapman recibió la encomienda de realizar 31 pinturas –debido a sus notables talentos para el dibujo– sobre la avanzada militar de Pierre Gustave Toutant de Beauregard (1818-1893), general victorioso en la defensa de Charleston, Carolina del Sur, y de Richmond, en la propia Virginia.
El artista y el paisaje nacional
Cuando terminó la Guerra de Secesión en Estados Unidos, muchos de los vencidos confederados no quisieron regresar a sus hogares y decidieron ofrecer sus servicios al emperador Maximiliano. Entre ellos venía el pintor norteamericano Conrad Wise Chapman. Pero el grupo pronto se disgregó y Chapman se encontró en un país extraño sin más recursos para vivir que los que le producía su pincel.
Museo Soumaya. Fundación Carlos Slim y el Instituto Mexiquense de Cultura, se unen una vez más para presentar: Chapman. Paisaje mexicano, muestra monográfica que abordan los distintos escenarios nacionales bajo la mirada de un artista que, por mucho, fue adoptado en los umbrales de nuestra identidad nacional.
La muestra integra una selección de 28 piezas que, en distintos formatos, dan cuenta del trabajo del autor de Vista de la ciudad de México desde el Lago de Texcoco. Valles, naturalezas muertas y retratos que ilustran una propuesta de un admirador de nuestro entorno y su gente: el paisaje nacional con sus espléndidos tonos y transparencia atmosférica, en Valle de México con pueblo en el fondo o Cholula. Piezas como Naturaleza muerta con rosas mexicanas o Rosas y margaritas, descubren la belleza de la flora nativa, así como una selección de enseres enmarcados por un estilo de época. Finalmente, se exhibe un breve catálogo plástico de personajes, habitantes genuinos de estas latitudes, representados con proximidad y admiración por el artista, como lo revelan las acuarelas de Campesino y Campesina o Vaquero mexicano con sombrero fumando un cigarro.
El recorrido por la galería de “artistas viajeros” y originarios que pintaron la belleza de nuestro país, puede completarse en la salas de Museo Soumaya-Plaza carso.
Será la octava ocasión en que trabajan conjuntamente Museo Soumaya. Fundación Carlos Slim y el Instituto Mexiquense de Cultura, teniendo presencia en cinco ocasiones anteriores, en el Museo Felipe Santiago Gutiérrez: Rodin en México (2004), Retrato de familia del siglo XIX (2005), De lo divino y cristalino (2006), De casa y de calle (2007) Dalí. Juego y deseo (2012); y ahora en el marco del año de los Tratados de Teoloyucan una sexta con la muestra Chapman. Paisaje mexicano.
Asimismo, con el Museo José María Velasco en 2005 y en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario en Texcoco, con la muestra La leyenda de los cromos (2012).
Chapman. Paisaje mexicano, se presenta hasta el 28 de septiembre.