El cuadro “Amapolas orientales” de Georgia O’Keeffe estuvo 30 años mal puesto en el Museo de la Universidad de Minnesota. Fue hasta que un experto en la obra de la pintora estadounidense señaló el error (el cuadro estaba puesto verticalmente, cuando en realidad debería ir en posición horizontal) que éste se corrigió. Lo anterior es una de las tantas anécdotas en torno a la vida de la pintora Georgia O’Keeffe, una de las más emblemáticas artistas de todos los tiempos en los Estados Unidos.
La vida de un artista no sólo se hace a partir de sus obras sino de los detalles que la rodean y definen gran parte de su creación. También se fabrica a partir de sus declaraciones y pensamientos: «Los hombres me catalogan como la mejor mujer pintora… Yo creo que sencillamente estoy entre los mejores pintores», dijo Georgia O’Keeffe alguna vez.
Sin más rodeos, adéntrate en la colorida vida de la artista que se hizo famosa por pintar flores que fueron vistas como vaginas por su marido…
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Nació el 15 de noviembre de 1887 cerca de Sun Prairie en Wisconsin. Sus padres, Francis Calyxtus O’Keeffe y Ida Totto eran granjeros. Ella fue la segunda de siete hermanos.
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Atraída por el arte, en específico por la pintura, en 1905 ingresó en la Escuela de Arte de Chicago.
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Se trasladó a la ciudad de Nueva York en 1907 con el deseo total de convertirse en artista. Visitaba con frecuencia la Galería 291 para estudiar las técnicas vanguardistas del arte europeo.
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La fotógrafa Anita Pollitzer fue fundamental en su carrera: ella le mostró sus pinturas a Alfred Stieglitz, promotor artístico y fotógrafo. Éste quedó tan impresionado con las obras de Georgia O’Keeffe que en 1916 decidió exponer parte de su material en la misma Galería 291, de la cual era propietario.
El continuo intercambio de correspondencia que inició con Alfred Stieglitz, el cual le profesaba una total admiración y la animaba a seguir pintando, la hacen tomar la decisión de dedicar su tiempo por completo a la pintura.
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El tema principal de sus cuadros fueron las flores. Entre 1918 y 1932, pintó más de 200 cuadros que muestran los detalles, colores y formas de toda clase de flores: lirio de agua, amapola, íride, petunia, rosa, camelia, etcétera.
Alfred Stieglitz (63 años) abandonó a su esposa en 1918 para comenzar a vivir con Georgia O’Keeffe (40 años). Se casaron en 1924.
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Alfred Stieglitz fue quien le dio a las pinturas de flores de Georgia O’Keeffe una interpretación sexual. Especialmente aquellas que comprendieron el periodo entre 1920 y 1950, al afirmar que eran representaciones de vaginas.
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En realidad, O’Keeffe no estaba de acuerdo con este punto de vista, ella sólo deseaba hacer representaciones minuciosas y exactas de la naturaleza para que el público conociera las maravillas casi invisibles de las flores. «Cuando la gente lee símbolos eróticos en mis cuadros, están hablando sobre sus propios asuntos», afirmó.
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Cuando se mudó a Nuevo México, el paisaje desértico y las formaciones geológicas de este lugar la inspiraron para descubrir un nuevo estilo pictórico, el cual también incluía el ambiente hispánico e indígena de la región.
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Se dice que solía pintar totalmente desnuda en su estudio privado que tenía al lado de Lake George, dentro de los mismos terrenos de la mansión que compartía con su marido Alfred Stieglitz.
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En 1946, año de la muerte de Alfred Stieglitz, viajó a México para visitar a su amiga Frida Kahlo, quien se encontraba postrada en cama debido a problemas físicos. Ahí también entró en contacto con el artista Miguel Covarrubias y, por supuesto, con Diego Rivera, esposo de Frida.
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Sus cuadros de flores influyeron mucho en las pinturas de Frida Kahlo. Se sospecha que ambas fueron amantes. «Pienso mucho en ti y nunca olvidaré tus maravillosas manos y el color de tus ojos. Te veré pronto. Estoy segura que en Nueva York seré mucho más feliz…» Esas fueron las palabras que Frida le escribió a O’Keeffe en una carta del 1 de marzo de 1933.
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Fue hasta 1953 que O’Keeffe comenzó a viajar por el mundo. Los traslados en avión le inspiraron a probar con pinturas en las cuales retrataba las vistas aéreas de las ciudades, las nubes y la majestuosidad del cielo.
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Se le considera la primera artista puramente estadounidense, ya que jamás abandonó el país hasta que fue anciana.
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Una enfermedad en los ojos la obligó a dejar la pintura.
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Su primera retrospectiva fue organizada por el Whitney Museum of American Art de Nueva York en 1970.
Es el momento idóneo para rendir tributo a otras mujeres que se dedicaron al arte, conoce el día que Yoko Ono tuvo la idea de poner moscas sobre el cuerpo de una mujer para grabar un video y conoce la obra de la artista mexicana que plasmó un mundo onírico en el que querrás sumergirte.
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Fuentes
Criaturas Imaginarias
El País
El Mundo