¿Qué sería de la Historia sin las imágenes o qué sería de la imaginación sin la Historia? Ambas son fuentes, pero la diferencia es que una lo es de material mientras que la otra lo es de inspiración. En todo caso, esta combinación ha generado grandes obras y motivos artísticos. Durante la época victoriana un artista inglés legó al mundo una obra maestra que iconiza uno de esos momentos insólitos de la historia de la humanidad que, para variar, tienen que ver con la Antigua Roma.
Es irónico con cuánta belleza puede ser mostrada una escena tan brutal. A primera vista parece que acontece algo maravilloso. Sir Lawrence Alma-Tadema plasmó con detalle cada pétalo de rosa; cada rostro. Casi puede percibirse el frío del mármol de las columnas y el viento que agita la sábana blanca y los pétalos. El suceso que representa esta pintura es la historia que se cuenta del polémico emperador Heliogábalo (203-222 d. C): quien ahogó a sus invitados en pétalos de rosa. Él yace por encima de ellos, con el rostro impasible, sin el menor asomo de empatía por los que perecen asfixiados ante sus ojos.
Heliogábalo no es un emperador muy conocido, quizás en parte porque, tras su asesinato, fue condenado a damnatio memoriae, es decir, a que se borrara su nombre de los registros y se prohibiera su mención. La figura de Heliogábalo tuvo este destino debido a sus crímenes y al escandaloso comportamiento mientras ostentó el trono. Así como Nerón y Calígula, fue un emperador errático y derrochador, cuya actitud a veces rayaba en la demencia. Este último, por ejemplo, nombró a su caballo Inchitatus senador y más tarde cónsul, pues afirmaba que el corcel le dictaba edictos. O, desde luego, Nerón, de quien se dice que tocaba su lira mientras Roma se calcinaba.
En cuanto a Heliogábalo, sus excentricidades incluían hacer sacrificios humanos, reclutar un ejército de prostitutas, ejercer como gigoló, casarse varias veces, incluso con dos hombres y, a pesar de que estaba terminantemente prohibido, con una virgen vestal, una de las sacerdotisas cuya misión era mantener vivo el fuego sagrado de Vesta. Buscaba cambiar de sexo, prometía una fortuna a quien le pudiera ofrecer genitales femeninos, vestía ropa de mujer y excesivo maquillaje. Derrochó el dinero de Roma e ignoró sus tradiciones religiosas. Su mandato duró tan sólo cuatro años, pues fue asesinado cuando apenas tenía 18 años.
Sir Lawrence Alma-Tadema, nacido en Holanda pero nacionalizado Inglés, experimentó el auge de la Revolución Industrial, una era en la que el arte recibía bastante atención y recursos. Es conocido por representar la antigüedad clásica en sus pinturas. Era muy buscado por coleccionistas de la época y fue acreedor de varios galardones. Seguía la tradición academicista, es decir, se apegaba a la técnica y a las normas clásicas de la pintura.
Las rosas de Heliogábalo, óleo sobre tela de 1888, es parte de una serie de pinturas que representaban escenas de la vida romana. Tadema se enfocó también en la vida en Grecia y Egipto antiguos. La escena del cuadro es probablemente inventada. En Historia Augusta, un documento que historiadores consideran poco fiable, se dice que Nerón hizo lo mismo. De cualquier forma, el cuadro es uno de las pocas representaciones del emperador. Hoy es parte de la colección privada Pérez Simón, quien reside en México y cuya colección consta de más de 3 mil obras. Fue exhibido por última vez en el Leighton House Museum.
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