«A todo el mundo le gusta el arte de Jeff Koons salvo a aquellos a los que les educaron para que no les gustara». Arthur Danto, crítico y teórico de arte.
Neo-pop, monumental, kitsch, comercial, son algunas de las palabras que vienen a la mente al tratar de describir el trabajo de Koons, una obra que refleja un amor por la banalidad, los clichés del arte pop y la cultura de masas, sin olvidar la herencia “duchampiana” del objeto encontrado o el ready made. Él mismo asegura que no cree en el término kitsch, así que las interpretaciones de la obra de Jeff Koons son tan complejas como la naturaleza humana y tan diversas como su propio Universo, mismo que no distingue entre las barreras elitistas del buen y el mal gusto, sino que se fundamenta en una estética democrática que nos recuerda que el arte puede estar en cualquier parte.
Las sensaciones y la trascendencia, el deseo y la experiencia son algunos de los ejes temáticos en el trabajo de este artista siempre elocuente y transgresor al denunciar los excesos de la publicidad que vende realidades ficticias y la mercantilización de un mundo en el cual su obra nos devuelve la esperanza de encontrar un significado espiritual que nos permita encontrar respuestas sobre nuestra identidad en actividades tan cotidianas como disfrutar del sexo, coleccionar juguetes inflables de animales adorables o escuchar música pop. Por eso la mayor virtud de su obra es su cualidad reflejante, porque si te sitúas frente a sus piezas nada sucederá hasta que te mueves e interactúas con tu imagen reflejada. Y ésta no es más que una sutil y poética forma de Koons para comunicarte que el arte en realidad ocurre en tu interior, en el instante en que te acercas a sus obras y te observas a ti mismo, durante un merecido respiro de la saturación cotidiana de imágenes “sin sentido” a la que estamos sometidos. Sí, en la obra de Jeff Koons todo se trata de ti.
Si ya hemos logrado despertar tu curiosidad sobre una de las mentes más creativas de la actualidad, te compartimos algunos datos y conceptos que te permitirán tener una mirada distinta ante las monumentales piezas de Jeff Koons, el rey del neo-pop.
1. Su obra hace constantes referencias a la Historia del Arte.
A pesar de haber estudiado pintura en el Instituto de Arte de Chicago y Bellas Artes en el Maryland Institute College of Art, Koons se dedicó a ser corredor de bolsa y fue esa visión de negocios la que lo condujo a contratar los servicios de una agencia de publicidad para crear su imagen y promocionar su obra. Esto nunca había sucedido en el mundo del arte y ha despertado múltiples críticas al artista por considerarle más empresario que artista, a lo que él responde: “Yo me definiría más bien como alguien autosuficiente. No es un negocio, sino la mera responsabilidad de ser el mejor artista que pueda ser. Siempre he sentido que si trabajaba para la sociedad, esta me correspondería y me permitiría conseguir mis objetivos” ha declarado el artista.
Pero como sucede con todo el arte contemporáneo, todo se trata de referencias y de que el espectador esté contextualizado, y en el caso de Koons esto abarca no sólo un conocimiento inmediato de la cultura pop que nos rodea, sino de los grandes maestros de la Historia del Arte. La formación artística de Koons se manifiesta una y otra vez a la par de su amor-odio por la industria y la publicidad. Por ejemplo, la escultura de porcelana de Michael Jackson con su mascota, el mono Bubbles -considerado el mayor monumento a la estética kitsch de la historia- es una clara referencia a las Madonnas del siglo XVI con la misma composición triangular que La piedad de Miguel Ángel. El “rey del pop” es retratado y presentado por Koons como una figura religiosa, cuestionando cómo el arte puede colmar nuestras necesidades espirituales, pero también como una reflexión en torno a los iconos y el culto a la fama – como lo hiciera Andy Warhol en sus famosas serigrafías- en una sociedad que alaba y venera una imagen cuya “palabra” es difundida por los medios masivos, mismos que dependen de la fe de la comunidad en esos personajes.
Sus referencias a la Historia del Arte se aprecian también en la portada que diseñó para el álbum Art Pop de Lady Gaga, donde está presente El nacimiento de Venus de Boticelli y la escultura de mármol Apolo y Dafne de Bernini; así como la mezcla de la tradición barroca con la cultura pop, en la cobertura floral de Puppy -pieza de la colección permanente del Museo Guggenheim de Bilbao-y la serie Gazing Balls, que no se trata de copiar a los grandes maestros, sino de mantenerlos vigentes al permitir observarnos dentro de esos mundos y contextos particulares.
De izquierda a derecha: Portada del ábum Art Pop de Lady Gaga, 2013, y Michael Jackson and Bubbles, de la serie Banality, 1988.
De izquierda a derecha: Gazing Ball (Klimt Kiss), 2015 y Puppy, 1992.
2. Es exponente del movimiento Neo-Pop.
Su primera exposición individual fue Equilibrium Tanks en la International with Monument Gallery de Nueva York, en 1985, y por sus obras algunos críticos lo ubicaron dentro del movimiento Neo-Geo o Neo-Geometric Conceptualism que utiliza la abstracción geométrica para criticar el consumismo de la sociedad moderna. Su obra Two Ball 50/50 Tank formó parte de esta muestra y hoy en día es considerada una de las más célebres del artista, creada con esculturas de bronce con forma de balones de baloncesto suspendidos en agua dentro de unas vitrinas.
Con el paso del tiempo, y la madurez del estilo de Koons, se le relacionaría con el Neo-Pop, movimiento de los años 80 que emplea objetos comunes para transformar la banalidad de un elemento ordinario en una obra de arte, y para ello el primer paso puede ser cambiar su materialidad del plástico al acero inoxidable que produce un efecto de espejo en el que se muestra nuestra propia capacidad de entender el mundo. “En el conejo inflable, por ejemplo, el artista ve una forma clásica que se oculta a la vista del consumidor ordinario, que sólo ve plástico colorido e inflado bajo la apariencia de un conejo de dibujos animados. En cambio Koons hace emerger la esencia de ese objeto ordinario”, afirma Ricardo Giamminola en un artículo sobre la obra del artista.
Tal como Cézanne al pintar un frutero, Warhol al reproducir las cajas de Brillo o el propio Duchamp al firmar un urinario Koons captura el aura de la cotidianidad y la vuelve trascendente y poética.
De izquierda a derecha: Three Ball 50/50 Tank, 1985 y Rabbit, 1986.
3. El deseo como condición humana está presente en el “morbo” de sus más polémicas obras.
La polémica y famosa serie Made in Heaven, inspirada en El origen del mundo de Courbet, es un espejo para mirar nuestros propios deseos sin culpa o vergüenza, conformada por todo tipo de obras y materiales (plástico, cristal, óleos, fotografías, etc.), se caracteriza por la evidente muestra de posturas sexuales, muchas de ellas totalmente explícitas con su ex esposa, la actriz porno Ciciollina. Es una oda a lo cursi que puede resultar el amor -especialmente en sus interpretaciones mediáticas- sin renunciar a su carga pornográfica y al tabú del deseo sexual, retratada con la misma crudeza -a la vez sofisticada y fantástica- de una película XXX ochentera. El artista confesó que fue su forma de convertirse en una estrella porno, en una relación que terminó de forma tormentosa con un divorcio y un juicio por la custodia de Ludwig, su hijo.
“Made in Heaven habla de la sensación de seguridad que cada uno tiene con su propio cuerpo y de lo que significa estar en relación con la naturaleza. También, de cómo preservamos las especies a través de la procreación. Tiene que ver con lo eterno y lo sexual, y trata de esos dos polos de la vida: lo biológico y lo espiritual”. Jeff Koons
Para contemplarla hay que superar la culpa que nos ha impuesto la sociedad, y hace falta sensibilidad artística para observarla como quien mira cualquier obra de arte, tal como se aprecia un desnudo rococó de Jean-Honoré Fragonard, una pintura realista de Gustave Courbet o la neoclásica Venus de Ingres.
4. La serie Celebration, probablemente la más famosa del artista se compone de metáforas de las personas.
De una forma más literal que con el cuerpo comercializado en Made in Heaven, las obras de Celebration son una crítica a la mercantilización de algo tan humano como los sentimientos. De esta serie compuesta por pinturas y esculturas de grandes dimensiones fabricadas en acero inoxidable, forman parte algunas de sus obras más reconocidas como Balloon Dog, Hanging Heart y Balloon Flower. Detrás de sus famosos “objetos globo” está la búsqueda por reflejar aquellas imágenes que los rodean, por ello el acero inoxidable es un material vital en su conceptualización, pues logra deformar la realidad, tal como la publicidad y los medios de la comunicación de masas lo hacen.
Esta serie es más que perros, huevos de Pascua y tulipanes, también es un mensaje de amor a su hijo. Y más allá de estos objetos manufacturados en serie se esconden promesas rotas de felicidad y celebración, el lado oscuro del éxtasis del consumo tan visualmente seductor como perturbador en su discurso, pues el artista relata que estas grandes obras de arte son aquellas personas de las cuales reconocemos el rostro y pensamos “lo he visto antes” pero sin lograr recordar su nombre, o quizá son tan familiares que pensamos conocerlas. Los objetos de Koons no son más que metáforas de la gente.
Celebration nos remite a los placeres, banales y efímeros, pero que para la sociedad aspiracional lo significan todo.
5. Es uno de los artistas vivos con la obra mejor valuada y más cara.
En 2013, la casa de subastas Christie’s vendió la pieza de Koons, Ballon Dog (Orange) por más de 58 millones de dólares. Su valor sólo es superado por la pintura Portrait of an Artist (Pool with Two Figures) de David Hockney.
Sobre la pieza de acero inoxidable que recrea la textura de un globo, Koons ha comentado que quería rendir tributo al color naranja, relacionado con la felicidad absoluta que sólo se experimenta durante la infancia, antes de las preocupaciones de la vida adulta. Ha declarado que esta pieza es su propio Caballo de Troya. Quizá como un gesto de reconciliación aparente -o conquista- del público con el arte contemporáneo. Esta obra es además una subversión ingeniosa de la lógica económica que sostiene su éxito, pues su genialidad viene de proponer un juego que en lugar de ofender al arte snob con esculturas que simulan baratos globos -y en realidad son obras caras- desafía a los coleccionistas a que reevalúen sus nociones acerca de lo que es arte.
6. Su obra más ambiciosa es Play-Doh.
Aunque no es tan conocida como sus esculturas de “globos”, a esta obra Koons le dedicó veinte años -de 1994 a 2004- y consiste en una recreación de cuatro metros de alto, de un montón de plastilina de varios colores. La pieza está hecha de aluminio, con un acabado cuya textura demuestra maestría en la técnica y una obsesión por el detalle de parte de Koons.
Para el autor, esta obra encierra la razón de ser de su trabajo como artista, y en una entrevista para El País reveló que la inspiración de la misma llegó cuando regaló a su hijo de cinco años un bote de plastilina “El niño hizo un montículo y dijo: ‘¡Papá!’. Cuando me di la vuelta, me miraba con los brazos extendidos. Exclamó extasiado: ‘¡Uala!’. Y me pareció perfecto, maravilloso.
Me di cuenta de que aquello era lo que había perseguido toda la vida. Era un gesto trascendente y no admitía juicio alguno. Estaba lleno de posibilidades y rebosante de futuro. ‘Eso es precisamente el arte’, me dije”.
7. Ha sido acusado de plagio en varias ocasiones.
Durante una exposición de Koons en el Centro Pompidou, el espacio tuvo que retirar de la muestra dos esculturas de porcelana debido a las acusaciones. Las obras desmontadas fueron Fait d’ Hiver -supuestamente copiada de un anuncio de la firma de moda francesa Naf Naf- y Naked cuyos derechos de autor fueron reclamados por la familia del fotógrafo Jean- Francois Bauret afirmando que Koons había copiado la imagen de una instantánea del artista. La institución y la empresa Jeff Koons LLC fueron multados por la justicia francesa por 20,000 euros para los herederos del fotógrafo por los daños causados, y la misma cantidad para el Tribunal de Gran Instancia de París por la falta.
El artista afirma que dichas obras recurren al concepto de la apropiación, una práctica adoptada por los artistas contemporáneos desde las primeras vanguardias, además estas piezas forman parte de la serie Banality en la que Koons partió de imágenes que encontraba en revistas de la década de los 80 y postales antiguas para recontextualizarlas y producir nuevas creaciones propias.
De izquierda a derecha: Naked, 1988 y Fait D’Hiver, 1988.
La obra de Jeff Koons estuvo en la Ciudad de México, en la exposición Apariencia Desnuda: El Deseo y el Objeto en la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons, Aun, del Museo Jumex, con un ambicioso discurso curatorial de Massimiliano Gioni que explora un paralelismo entre las obras de dos de los artistas más influyentes del siglo XX para abordar conceptos clave sobre los objetos, las mercancías y la relación del artista con la sociedad.
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