Generalmente, cuando estamos en algún sitio, solemos fijar la atención en un punto específico, pues resulta casi imposible abarcar todo lo que el paisaje presenta. Diariamente aparece ante nosotros sólo una pequeña parte de lo que nos rodea, sólo una pequeña proporción pasa a través de la mirada y el resto se pierde en el anonimato. El día a día resulta un inmenso caos cuando alguien decide repara en todos sus pequeños detalles, por muy ordenados que parezcan.
El artista Kim Jung Gi (Corea del Sur, 1975) hace de sus dibujos un elaborado caos para el que no requiere bocetar, todo lo que dibuja surge de su mente en el mismo momento en que el bolígrafo hace contacto con el papel. Estudió una especialización en Arte y Diseño, posteriormente estuvo tres años en la universidad Dong- Eui de Busan y más tarde estuvo en las Fuerzas Especiales del Ejército.
Kim Jung Gi no sólo es capaz de dibujar complejas escenas cotidianas de su vida personal o extrañas situaciones fantásticas, sino que dentro de ese inmenso collage de personajes, animales y maquinas, cada elemento es dibujado con el más mínimo detalle.
Su elaborada técnica le permite jugar con perspectivas complicadas que jamás hacen perder la dimensión de cada elemento, y aunque pareciera que lograr cada composición ha sido planificada y creada partiendo de algo previo, resulta asombroso ver la relativa facilidad con la que Kim Jung Gi da forma a sus dibujos, los que surgen de su memoria e imaginación, para transformarse en fascinantes universos de tinta y papel que, a pesar de estar estáticos, parecen inmersos en un caótico movimiento.
Dentro de su labor artística ha publicado tres libros que recogen gran parte de su trabajo: Sketchbooks,2007 ; Sketchbooks, 2011, y Sketchbooks, 2013.