Gian Lorenzo Bernini nació en Nápoles el 7 de diciembre de 1598. Su padre fue el escultor Pietro Bernini, y su madre era una napolitana llamada Angélica. El destino de Bernini estuvo determinado desde el principio, ya que aprendió la disciplina artística de su padre, quien lo instruyó y motivó el talento de su hijo desde muy joven.
Un joven artista
Cuando Berlini tenía 8 años, su padre lo llevó a Roma y cuenta la leyenda que cuando el orgulloso padre logró engatusar a una audiencia con el Papa Pablo V, el niño ejecutó un retrato rápido y halagador de San Pablo, provocando la admiración del Papa. Creyendo estar en presencia del “próximo Miguel Ángel”, el Papa exigió que el niño comenzara su educación artística formal de inmediato y nombró al cardenal Maffeo Barberini, como tutor y educador de Bernini.
Foto: Gian Bernini, Apolo y Dafne, 1625 / Wikimedia CommonsA pesar de todos los elogios recibidos en la infancia, Bernini era conocido por su personalidad tranquila, amistosa y humilde, bastante distinta a la de sus talentosos pares con los que se compara como los genios malhumorados Miguel Ángel o Caravaggio. Pero debajo de su amistosa fachada, Bernini también tenía un lado muy oscuro: a la edad de 15 años se quemó la pierna para estudiar la expresión de dolor en el rostro.
Foto: Gian Berlini, Eneas, Anquises y Ascanio, 1619/ Wikimedia Commons
Las esculturas de Gian Bernini
En su adolescencia, Bernini ejecutó algunas de sus primeras obras maestras para el cardenal Scipione Borghese, incluidas las impresionantes El rapto de Perséfone, Apolo y Dafne, y su respuesta a Miguel Ángel, David.
Foto: Gian Bernini, El rapto de Perséfone, 1622 / Wikimedia CommonsGracias a estas obras Bernini alcanzó un gran renombre y recibió muchas comisiones papales del Papa Urbano VIII, quien tiempo después nombró al artista arquitecto oficial de San Pedro. Bernini comenzó a apoderarse de Roma, no solo con sus esculturas, sino también con importantes encargos arquitectónicos y sus ocupaciones “secundarias” como pintor, dramaturgo, compositor, diseñador de teatro y dibujante.
Foto: Gian Bernino, David, 1623 / Wikimedia CommonsOtro punto sobresaliente en la carrera de Bernini fue la obra dedicada a santa Teresa de Ávila para su capilla de Santa Maria della Vittoria de 1647: El éxtasis de Santa Teresa, la cual es reconocida por muchos como quizás el logro supremo de la escultura del siglo XVII.
Foto: Gian Bernini, El éxtasis de Santa Teresa, 1651 /Wikimedia CommonsBernini ganó la amistad y el patrocinio de la reina Cristina de Suecia, y el rey Luis XIV lo invitó a Francia para presentar diseños para Versalles (los cuales fueron rechazados). Los informes contemporáneos dicen que cuando Bernini llegó a Francia en 1665, el escultor era tan famoso que los espectadores se alineaban a ambos lados de las calles para ver al artista.
Foto: Gian Bernini, Fuente de los cuatro ríos, 1651 /Wikimedia CommonsBernini vivió hasta los 82 años y pasó los últimos años de su vida asistiendo a misa, practicando ejercicios religiosos y preparándose para la muerte. En los dos últimos años de su vida, y tras perder el uso de su brazo derecho a raíz de un derrame cerebral, el artista realizó su última escultura, un Busto de Jesucristo Salvator Mundi en 1679, cuando el artista tenía 80 años. Dejó esta escultura en su testamento a su amiga y mecenas, la reina Christina de Suecia.
Foto: Gian Bernini, Salvator Mundi, 1679 / Wikimedia Commons
Gian Lorenzo Bernini jugó un papel fundamental en el estilo barroco. Aun es recordado como uno de los escultores y artistas más prodigiosos en la historia del arte.
Foto: Gian Bernini, Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni, 1674 / Wikimedia Commons
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