En su cuento “Sinfonía concluida”, Alberto Monterroso nos presenta a un viejito organista de Guatemala. En 1929, este sujeto encuentra los últimos dos movimientos de la “Sinfonía inconclusa” de Schubert. Emocionado, intenta que alguien comparta su alegría, que alguien crea que, por fin, después de tanto tiempo, todo el mundo podrá saber el fin de una melodía gloriosa. Nadie le cree, así que decide vender todo e ir a Viena para aclarar el misterio.
Ya en Europa conoce a unos viejitos que por fin consideran posible el hallazgo. Ellos tocan los dos movimientos finales y lloran de emoción por conocer la pieza completa al fin. Sin embargo, se dan cuenta de que añadirlos a la obra de Schubert es un error garrafal, “trataron de convencerlo frotándose las manos de que los movimientos a pesar de ser tan buenos no añadían nada al mérito de la sinfonía tal como ésta se hallaba y por el contrario podía decirse que se lo quitaban pues la gente se había acostumbrado a la leyenda de que Schubert los rompió o no los intentó siquiera seguro de que jamás lograría superar o igualar la calidad de los dos primeros”. Así, el viejito, decepcionado, decide romper su hallazgo y olvidarlo para siempre.
Como Schubert, seguramente muchos artistas decidieron dejar su obra tal y como estaba después de considerar imposible dotarla de más belleza o de aportar algo verdaderamente enriquecedor con un trazo más, una palabra extra o una nota que diera el tono inexacto. Aquí algunas de las creaciones que, incompletas, son realmente hermosas.
“David-Apolo” Miguel Ángel
Esta obra es un completo misterio para aquellos que la analizan. En primer lugar, nadie se pone de acuerdo sobre a quién representa. En 1550 Giorgio Vasari escribió “un Apolo que sostiene una flecha”; sin embargo, en el inventario de 1553 que cataloga la colección del duque Cosimo I de Medici, se refieren a esta escultura como “un David incompleto de Buonarroti”. Muchas de sus obras quedaban sin acabar, según Martin Gayford, por dos razones principales: la primera y más recurrente era la desidia; la segunda, porque el mecenas o promotor abandonaba la idea por falta de fondos o interés.
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“La transfiguración” Rafael
A pesar de ser considerada una de sus mejores obras, Rafael murió y dejó 16 secciones sin terminar. Algunos asistentes, entre los que destacan Giulio Romano, ayudaron a finalizar las figuras que se encuentran en el costado inferior izquierdo del lienzo.
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“El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia” Antonio Gaudí
Considerado uno de los monumentos más importantes y famosos de Barcelona, esta catedral, también conocida como “Catedral de los Pobres” no está acabada. En 1926, año en que murió Gaudí, sólo estaba construida una torre. Lo demás yacía en planos. Después de la Guerra Civil continuó perfeccionándose y hasta la fecha, los arquitectos siguen con la adaptación y mejora para que todo quede dispuesto como Gaudí lo planteó: 18 torres, cuatro en cada fachada que fungirán como cúpulas, un sistema de seis torres que designará la central dedicada a la virgen.
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“La adoración de los magos”Leonardo da Vinci
En realidad, este pintor renacentista tiene un gran número de cuadros sin acabar puesto que, de la noche a la mañana, perdía el interés en los lienzos. A pesar de que Buonarroti ya había pintado este tema en dos ocasiones, para da Vinci fue importante mostrar los contrastes entre luces y sombras. Además de la virgen, el niño y los magos, da Vinci incluyó caballos y figuras humanas atemorizantes. Abandonó el trabajo pero gracias a ella podemos conocer la técnica de este artista.
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“La muerte de Marat” Jacques-Louis David
El mismo año que asesinaron a Marat en su baño, David decidió pintar el trágico destino de su amigo. A pesar de que David la realizó en memoria de Marat, el fondo del lienzo está inacabado. Este movimiento deliberado, le da al cuadro un toque de glorificación: Marat se presenta con una piel suave aunque lo invadía una enfermedad cutánea, el turbante empapado de vinagre nos alerta sobre lo enfermo que se encontraba su amigo, pero no hay estragos de esto en su piel. La magisterial jugada de David al dejar el fondo inconcluso, quitó el carácter de un mártir religioso para transformarlo en un héroe político.
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“Los hermanos Karamazov” Fiodor Dostoievski
Esta novela de Dostoievski tiene unas 2 mil páginas para contarnos la historia en torno al asesinato del deplorable padre de los tres hermanos. Aunque todos crean que la lectura es suficiente, en realidad Dostoievski planeaba hacer un proyecto con dos novelas de la que “Los hermanos Karamazov” sólo sería la primera parte; sin embargo, nunca pudo concluir el proyecto.
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“Retrato de un campesino” Paul Cézanne
Éste es sólo un ejemplo de las muchas obras que Cézanne dejó sin terminar. En “Retrato de un campesino”, Cézanne no colocó el rostro del individuo sentado, contemplando la tarde. Aunque no se sabe si esto fue intencionado, el 90 % de sus obras no están finalizadas y también existen muchos lienzos que no firmó. No se sabe si los dejó porque no sabía cómo continuarlos, si planeaba retomarlos o si para él era suficiente con los trazos que había hecho.
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“Retrato póstumo de Ria Munk III” Gustav Klimt
Sin la típica hoja de oro que Klimt colocaba en sus lienzos y retratos femeninos, en este cuadro aún se ven los trazos de lápiz o carboncillo para más tarde, suponemos, poner todos los detalles necesarios que deberían engalanar su obra.
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“El funeral” Édouard Manet
Esta pintura inacabada representa el funeral de Charles Baudelaire, mismo que se llevó a cabo el 2 de septiembre de 1867. Manet fue de los pocos asistentes al funeral, pues los demás se habían ido por una tormenta que parecía amenazar los días de verano. Manet conservó el lienzo hasta su muerte. Más tarde, Pisarro lo cambió por uno de sus paisajes.
Ellos no son los únicos en dejar piezas inacabadas, Van Gogh, Matisse y otros artistas populares decidieron que tal vez esa obra no valía la pena o que más tarde regresarían a ella, aunque el tiempo no fue suficiente para hacerlo. Ahora esas piezas inacabadas son una leyenda y detrás de trazos indefinidos nos seguimos preguntando qué los llevó a dejarlas así.