Muy joven, Erik Weisz cambiaría su nombre al que lo inmortalizaría después de leer las memorias de Robert Houdin; añadió una “i” al final y se reconocería frente al mundo como Harry Houdini.
Harry Houdini nació el 24 de marzo de 1874 en Budapest, Hungría. Desde niño se interesó por la actuación y los números frente al público. Su primer nombre artístico fue Ehrich, “The Prince of the Air”, con el que actuaría por vez primera ante una audiencia en un pequeño circo organizado con sus amigos.
Su juventud sucedería entre carpas y circos ambulantes; trabajaba para ayudar en casa y en sus tiempos libres se dedicaba al estudio de la magia. Fue durante esta época que llegó a sus manos un libro con las memorias de Robert Houdin, “el padre de la magia moderna”, a quien Erich Weiss tomaría como ejemplo para su carrera como ilusionista.
Su camino en la magia comenzó como un mago de variedades, después de haber sido contorsionista y trapecista en la vida circense. La idea de dedicarse al escapismo le vino por los espiritistas y las estafas de la época que involucraban actos en los que se desataban por arte de magia; Houdini vio el mérito en el acto de escaparse.
Houdini fue un mago completo en estudio y práctica, pero su fama crecería como escapista y por su gran resistencia física. También se le recuerda como un fuerte opositor a los espiritistas y médiums, y dedicó sus esfuerzos a descubrir los trucos de estos frente a la audiencia para evitar el engaño.
Su carrera como escapista incluiría liberarse de sacos, cadenas, cajas fuertes, camisas de fuerza, baúles con candados y toda clase de ataduras que significaran poner su vida en riesgo; se dice, la muerte era un tema que inquietaba al mago.
El “Rey de las Esposas” cosechó fama en el viejo continente por sus escandalosos números que atraían a la prensa y a los lugareños por la publicidad que aparecía de estos en los periódicos. Houdini escapó de todo tipo de candados, grilletes, esposas, barriles, bidones, bolsas, jaulas, habitaciones cerradas, sacos, entre otros, y su popularidad entre la gente creció cuando comenzó a llevar a cabo sus números en vivo.
La Metamorfosis, un escape que consistía en que Houdini atado era introducido a un saco, y a su vez en un baúl perfectamente cerrado con candados, mientras intercambiaba lugar con un ayudante en un acto de destreza y habilidad; La cámara de tortura china, en la que era sumergido boca abajo en un enorme acuario y sujetado por los pies en una escena aderezada por detalles y el propio dramatismo de Houdini; la camisa de fuerza (con la que se colgó desde una grúa en Times Square), saltos mortales desde puentes, el mago emergiendo de aguas heladas o el bidón de leche, fueron algunos de sus actos más memorables y los que lo encumbraron como el mejor escapistas de todos los tiempos.
Además de su estudio académico de la magia, la razón para el éxito de las proezas de Houdini fue su excelente condición física, el entrenamiento y la práctica incansable de cada uno de sus números. Se sabe que el ilusionista se sumergía cada día en una bañera con bloques de hielo, con el tiempo logró habilidad para permanecer bajo el agua sin respirar hasta tres minutos.
Mantuvo una estrecha amistad con el autor de Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle, a pesar de que éste era un fiel creyente de los espiritistas, contra quienes Houdini había luchado toda su vida para desenmascararlos.
Los últimos años de su vida Houdini, ya de mayor edad y sin la fortaleza de la juventud, comenzó a dar un giro en sus espectáculos, ya no se exponía como lo hubiera hecho y se dedicó enteramente al ilusionismo en Broadway, además de interesarse en la aviación e incursionar en el cine sin mayor relevancia.
El ilusionista y escapista húngaro de origen judío dejó el mundo de los vivos a causa de un golpe mortal propinado por un universitario. En 1926, unos estudiantes retaron al mago a recibir golpes en el abdomen para comprobar su resistencia física. Houdini aceptó y, se dice, se mantuvo firme frente a los constantes golpes hasta que uno le reventó el apéndice y derivó en peritonitis, lo que significó su muerte un par de días más tarde, el 31 de octubre de 1926 a los 52 años, misma fecha en que entre los magos se ha vuelto tradición invocar el espíritu de Houdini a la espera de descubrir el código secreto que legó en vida a su mujer.