¿Existe la medicina artística? ¿Existe la ciencia romántica? El doctor Oliver Sacks, famoso neurólogo británico y autor de los 6 libros para entender extraños trastornos mentales, ha demostrado que sí. Con su extensa creación literaria, ha compartido con el mundo una perspectiva muy poco vista en la rama de la salud: la narración. En su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, publicado en el año de 1985, platica sobre historias clínicas de pacientes que padecen trastornos neurológicos bastante peculiares. Personas que han perdido la memoria, que han tenido alteraciones de la percepción, que son incapaces de reconocer a sus seres queridos y objetos cotidianos, que han sido etiquetados como retrasados mentales, personas que padecen enfermedades neurológicas y que, sin embargo, poseen grandes dones artísticos y científicos. Estos casos clínicos contados de una forma narrativa y, podría decirse, “filosófica” permiten al público en general acceder al universo de las patologías cerebrales y comprender la situación de estas personas frente a su adversidad.
Oliver Sacks fue un escritor y neurólogo británico. Nació el 9 de julio de 1933 en Londres, Inglaterra, y falleció el 30 de agosto del año 2015 en la ciudad de Nueva York. Fue profesor de neurología y psiquiatría en universidades de medicina muy importantes, como la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, la Universidad de Columbia, la Escuela de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva, entre otras. Escribió numerosos libros a lo largo de su vida, entre ellos: Despertares, La isla de los ciegos al color, Veo una voz: viaje al mundo de los sordos, Alucinaciones y Musicofilia: relatos de música y cerebro. Varios de estos libros se convirtieron en best-sellers alrededor del mundo. De acuerdo con el periódico The New York Times, su trabajo literario fue difundido por más medios de comunicación que el de cualquier otro médico contemporáneo. El propio doctor consideró que su estilo literario surgió de la tradición de “anécdotas clínicas” del siglo XIX. Una de sus fuentes de inspiración para escribir de esa forma fue el neuropsicólogo ruso Aleksander Luria. Lo impresionante, y más que nada, admirable, del trabajo de Sacks es que al describir sus casos de una forma tan detallada se concentró más en las experiencias del paciente viviendo la enfermedad y no la enfermedad en sí misma. Creó una perspectiva de reflexión, de empatía y de comprensión de las personas que padecen estos trastornos. Con esto logró mostrarle al mundo que estas personas son capaces de adaptarse a su situación en diferentes formas a pesar de que sus condiciones neurológicas suelen considerarse como “incurables”.
En El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Sacks comparte que su trabajo y su vida entera gira en torno de los enfermos, y que se inclina a lo científico tanto como a lo romántico. Hipócrates (460 a.C), médico griego y padre de la medicina que aportó el concepto de “historial clínico”, que no es más que la descripción o bosquejo de la historia natural de la enfermedad. Para él, tales historiales son una forma de historia natural de la enfermedad, pero nada le cuentan del individuo que la padece y de su historia en sí; no le transmiten nada de la persona y de su experiencia mientras afronta la enfermedad y lucha por sobrevivir a ella.
Según su pensamiento, en un historial clínico moderno como tal no hay “sujeto” sino simplemente alude a un sujeto de una forma rápida (ejemplo: hembra albina trisómica de 21), sujeto que podría aplicarse de igual manera a una rata de laboratorio que a un ser humano. Por eso, el doctor Sacks aboga e invita a sus colegas y a las personas en general a que se sitúe de nuevo en el centro al “sujeto” (ser humano que se aflige, que lucha y padece); y que para lograr una verdadera profundidad del historial clínico, se tiene que transformar en narración o cuento para que se tenga un “quién” y no sólo un “qué”. Que se estudie un individuo real, un paciente en relación con la enfermedad.
Afirma que la tradición de los relatos clínicos ricos en contenido humano conoció su auge en el siglo XIX y luego decayó con la aparición de una ciencia neurológica impersonal. En ese sentido, Sacks se empecina en tratar de revivir esa forma de análisis médico, y los historiales clínicos que se encuentran en este libro se enfocan en esa tradición antigua, que busca unir lo científico y lo romántico (ciencia romántica).
El famoso título de su libro hace referencia al caso clínico de un paciente que padece de “agnosia visual”, que es la incapacidad de reconocer o identificar objetos por medio del sentido de la vista. Esa historia forma parte del primer capítulo del libro: “Pérdidas”. En este apartado, el doctor recalca que una enfermedad nunca es sólo una pérdida o un exceso, que hay siempre una reacción por parte del organismo o del individuo afectado para restaurar, reponer, compensar y para preservar su identidad, por muy extraños que puedan ser los medios. En otro capítulo, Sacks aborda historias clínicas acerca de la reminiscencia (recuerdo impreciso de un hecho o una imagen del pasado que viene a la memoria), la percepción alterada, la imaginación y el sueño. Lo interesante de este apartado es que son cuestiones que no suelen ser objeto de atención neurológica. Tienden a considerarse, como los sueños; psíquicos, una manifestación de actividad inconsciente, no algo orgánico.
Sacks y Robin Williams, quien lo interpretó en la cinta Depertares [Penny Marshall, 1990] bajo el nombre de Malcolm Sayer
Estos casos y muchos más de los cuales escribió Sacks han llamado la atención del mundo entero. Las cartas le empezaron a llegar, pues existían en varios lugares personas que padecían estos trastornos y se sintieron identificados y comprendidos en su obra. Queda como una gran moraleja: aprender sobre cualquier enfermedad no sólo conlleva saber la etiología, los signos y síntomas, el diagnóstico y el tratamiento, sino también saber sobre la vida del paciente, sobre el paciente que vive la enfermedad con el fin de comprender su situación y estudiarla de una forma empática.
Este libro brinda una puerta de entrada para entender las enfermedades del sistema nervioso, además de aportar a los profesionales de la salud una nueva forma de atender la enfermedad. Hace falta más compresión, más empatía, por parte de la humanidad y sobre todo por los médicos, al estar en contacto con una persona enferma. Este tipo de historias enseña y hace reflexionar que, aunque una persona tenga un trastorno neurológico, sigue poseyendo un valioso cerebro, ya que, a pesar de todo, se adapta a su condición valientemente y lucha por sobrevivir. Tal vez de una forma diferente y de una manera que no logremos comprender del todo, pero vive.
Fuentes
Sacks, Oliver. El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Editorial Anagrama: Barcelona, 2002.
Escrito por Suiry
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La neurociencia es un campo abierto de posibilidades para el estudio del cerebro, la mente y sus múltiples funciones, que incluye emociones como la felicidad.