Sábado, horario de prime time. La BBC dedica un programa de una hora a un recital de poesía. Una chica menuda, de rasgos rechonchos, amables, discretos, ingleses hasta el estereotipo, aparece sobre el escenario. Su rostro se asemeja vagamente al de una Janis Joplin desplazada de su época, pero exhala al mismo tiempo una normalidad tal que desentona ante unas cámaras hechas a la extravagancia.
Con timidez manifiesta su discurso, llama la atención sobre el inusitado accidente que supone que un canal internacional emita poesía en una franja de máxima audiencia. Casi parece pedir perdón por ello. Se abruma. A medida que habla; sin embargo, la cáscara de pudor se resquebraja y su figura va conquistando el escenario. Cuando acaba su presentación ya lo ocupa todo y el público asistente se queda entre fascinado e intimidado.
Kate Tempest escribe en voz alta. Cuando le piden que lea fragmentos de su prosa, no lo hace igual que un narrador monocorde consciente de que ha escrito palabras hechas para imprimirse. Recita como una rapsoda, marca el ritmo hasta arañar los oídos, gesticula, cierra un poco los ojos, usa la mano como un metrónomo, en una salmodia, prácticamente canta. Y cuenta historias de dioses y héroes. Como una rapsoda de tiempos de Homero.
“Ibas conduciendo, mis piernas cruzaban tu regazo.
Liaba cigarros mientras, con tu mano, acariciabas mis
tobillos,
y levantabas mi pie por la planta
para besarme con la lengua los dedos;
yo me reía nerviosa como una chica bonita.
Mientras lamías mis dedos y conducías el coche,
me reté a concentrarme en el perfil de tu cara.
En otros coches, en otras vías, en otras ciudades,
estoy segura de que otros amantes se miraban de reojo,
sonriendo como idiotas, con los muslos sobre los asientos,
pero ninguno dispuso de la obstrucción de sangre,
la caída ni el choque ni el vacío que yo sentí, justo
entonces”.
‘Mantente firme’ es un poema épico, un género que parecía condenado a ser perpetuamente anacrónico. Relata el mito griego de Tiresias, su transformación, su vida como mujer y hombre y de cómo es llamado por Zeus y Hera para mediar en su disputa, de cómo es maldecido con la ceguera y compensado con el don de la profecía y una longevidad de siete generaciones. El nombre del poema también es el título de su primer libro traducido al español.
Kate Tempest ocupa la voz literaria de Tiresias y canta a través de ella la experiencia del hombre-mujer, la única que le permite atravesar con lírica el discurso épico y hablar de una biografía de abusos escolares, del sufrimiento por la disonancia entre su aspecto varonil y su interior sensible —un ser nunca del todo definido— y su homosexualidad.
La voz discurre por su vida y se termina por convertir en la del adivino Tiresias, que recorre Londres dotado de una ceguera clarividente con la que anuncia el mal que ya ha caído sobre nosotros en este siglo XXI de redes sociales, gentrificación urbana, posmodernidad, relativismo y precariedad laboral y existencial. Kate Tempest aúlla versos que nacen en la política íntima del cuerpo y alcanza la política universal de la sociedad contemporánea. La empatía humana queda como el único refugio posible en el campo de batalla global. Este humanismo, en su doble aceptación filológica y filantrópica, ya lo había empleado Tempest anteriormente en otra de sus obra basada en la literatura clásica: “Brand New Ancients”.
Con unos orígenes en los círculos underground del hip-hop callejero e improvisado, la poética de Kate Tempest se ha nutrido de Sófocles, William Blake, James Joyce, García Lorca, Yeats o T.S. Elliot, y ha madurado en una creación que actualiza una herencia literaria y la concilia con el presente. Todo sin recurrir a copiar a quien la infuelnciado, ni tampoco perder el contacto con el asfalto.
Este hallazgo le hizo conquistar en 2014 el Premio Ted Hughes de Poesía, y se convirtió en la galardonada más joven de su historia e incluso recibió el privilegio de impartir clases magistrales en el University College de Londres. El doble y ambiguo género de Tiresias sirve también de símil para la destrucción de las fronteras entre el género literario que ejerce Tempest.
“Imagina la escena:
un chico de quince años.
Con sueños comunes
y rutinas comunes.
De camino al colegio, una monotonía en su interior
Repleta de deseos sin satisfacer.
¿Se reprime o sólo aprende
cómo funciona su tiempo?
Confíale unos miembros torpes
Pero que sepan trepar.
Añádele unos andares conocidos.
Dale esperanzas.
Sus días son dolorosamente lentos,
pero sale adelante”.
Podríamos definirla como poeta, rapera, dramaturga y novelista tanto por separado como todo en conjunto. La palabra es su material y simplemente le da forma de acuerdo a su voluntad. Sus canciones gozan de una riqueza conceptual que linda con la alta literatura; su poesía tiene una música que parecía ya perdida para el género.
Su novela “The Bricks that Built the Houses” no sólo es similar a un largo poema en prosa en el que intercala escenas teatrales con diálogos vivos, también es una versión paralela y en forma de libro de su álbum. De alguna manera, el paso dado por Kate Tempest en el hip-hop es análogo al de Bob Dylan cuando insertó la poesía en la música de la cultura pop.
“Lo que no sabes es que
he escrito este poema cien veces,
lo he garabateado sobre incontables menús para llevar y
propaganda para raves de mierda
con el único bolígrafo que encuentro siempre,
siempre un boli turquesa en miniatura.
He encontrado trozos de papel en los bolsillos
y les he prendido fuego en quince alféizares diferentes.
Y he observado al viento llevarse las cenizas
y devolvérmelas cada vez que
lo escribo, y me imagino entregándotelo,
y me asusta tanto que vayas a negar con la cabeza
y a decir que no puedes confiar en una sola palabra de lo que te digo
que lo arrugo hasta encogerlo
y lo meto bajo el respaldo en los asientos del bus
entre las colillas”.
“Mantente firme” es el primer libro de Kate Tempest publicado en español y ha sido traducido por el poeta Alberto Acerete; traducir el lenguaje de Tempest que bascula entre una jerga sucia y una lírica apabullante es una tarea difícil, aun así, su obra está desembarcando poco a poco en España. Al presente libro de poesía le podemos añadir más títulos que serán publicados en nuestro idioma, como lo es la obra de teatro “Wasted. Vidas malgastadas”, adaptada por el catalán Iván Morales, y su novela “The Bricks that Built the Houses” será publicada en enero del presente año.
El éxito de su reciente recital en Barcelona —ofrecido, con una casualidad no buscada, la noche de las elecciones en Estados Unidos— es muestra de que no sólo el Reino Unido siente necesidad de Kate Tempest. La generación perdida de la Gran Recesión, el Brexit y la Era Trump ha hallado su voz en esta improbable mezcla de Patti Smith y Ovidio. Y todavía nos queda mucho por oír de ella.
“Europa está perdida, Amércia estáperdida, Londres está perdido,
pero aún estamos clamando victoria.
Todas las regras carecen de sentido,
nada hemos aprendido de la historia.
Muertos en vida,
aturdidos por el brillo de los escaparates,
mirando el tráfico en continuo movimiento…
El sistema es demasiado escurridizo como para dejarse atrapar,
el negocio debe continuar,
mientras haya música en los pubs cada noche
y en los antos tengan ofertas de dos por uno,
Nos han jodido a conciencia,
trabajo y estrés,
lo único que queremso es un poco de exceso de,
mejor aún, una noche para recordar
lo que pronto vamos a olvidar”.
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Artículo publicado originalmente en Clarín, revista de Nueva Literatura.