La empresa automotriz norteamericana Ford, el segundo mayor fabricante, anunció el año pasado que invertiría mil 600 millones dólares en una planta en México para transferir la producción de su modelo Ford Focus de Michigan a San Luis Potosí con el objetivo de ahorrar costos.
Esta mañana, el director ejecutivo (CEO) de Ford, Mark Fields, anunció en una entrevista para la CNN que cancelaría el plan: ahora invertirán 700 millones de dólares en la planta prevista de Michigan como un “voto de confianza” al presidente electo de los Estados Unidos y en medio del ambiente “pro empleos” que está generando.
Fields aseguró que no establecieron ningún acuerdo con el republicano, sino que fue “por su negocio”, aunque sí tuvieron un encuentro con él y con el vicepresidente Mike Pence. Además, ambiciona con generar alrededor de 700 nuevos empleos en el país. El anuncio es “realmente un voto de confianza” para la economía norteamericana.
La nueva inversión desembocará en la planta Flat Rock del estado norteamericano con el objetivo de producir más modelos autónomos y eléctricos, ya que la compañía considera que el negocio de los autos que no usan diésel (híbridos) se emanciparán y liderarán el mercado en 15 años.
En los próximos cinco años, pretenden sacar al mercado al menos siete nuevos vehículos, entre los que se incluye un Mustang Híbrido.
Tras el anuncio, el peso mexicano comenzó a desplomarse: perdió casi 0.7 por ciento mientras que las acciones de Ford en Estados Unidos incrementaron en un 2.5 por ciento, alcanzando los 12.43 dólares.
El vicepresidente de los Trabajadores de Autos Unidos, Jimmy Settles, aseguró para CNN Money que está encantado de haber logrado asegurar empleos adicionales para los trabajadores americanos.
Sin embargo, el anuncio levanta sospechas, pues durante su carrera y campaña presidencial, Trump criticó la decisión de Ford porque trasladaría buenos trabajos de manufactura a México, la nación que tanto criticó y cuyos ciudadanos lo repelen más que los de cualquier otra nacionalidad.
Incluso, sugirió implementar una tarifa de 35 por ciento en los vehículos que se produjeran en México y se vendieran en su país.
Al momento de las críticas, Ford contraatacó y aseguró que el presidente electo tenía datos erróneos, pues la intención no era recortar empleos norteamericanos sino ahorrar costos de producción.
Actualmente –de acuerdo a CNN Money– Ford emplea a alrededor de 85 mil norteamericanos y en México actualmente únicamente emplea a 8 mil.
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