Abramovic cambió las reglas del arte para siempre. Cuando los lienzos se convirtieron en mercancía y las exposiciones en espectáculo, el artista experimentó la necesidad de hacer de su propio cuerpo una instalación, imposible de poseer por alguien más, entonces nació el body art.
Activistas y pensadores se unieron al movimiento y encontraron en el control del cuerpo una posibilidad de irrupción en la realidad, una fractura con lo cotidiano para romper de lleno con la absurda lógica que tomaba el arte dentro del mercado. El performance, el happening y otras formas de ruptura con lo convencional surgieron en la vanguardia artística. El público también debía participar en la creación y los valores pasivos del espectador fueron abolidos por sujetos activos que tomaran el control de una instalación.
Las protestas del Mayo Francés crearon un grupo político y artístico, la Internacional Situacionista, que proponía el uso de estas técnicas para escapar de la alienación y el espectáculo del sistema en curso. El control del cuerpo nacía como un espacio de aparición artística, al tiempo que los performance tomaban las calles de Europa, en un punto de quiebre con el arte pasivo y concebido con anterioridad.
Marina Abramovic abrazó la vanguardia situacional y su producción artística se nutrió de sus perspectivas de los estados de consciencia, los límites de la humanidad y la transformación a través del arte del binomio pasivo-activo en la sociedad. La serbia ha puesto en riesgo su vida en distintas ocasiones, sumergida en escándalos y polémicas. Aquí los momentos más significativos de Abramovic que dieron la vuelta al mundo:
“Balkan Baroque” (1997)
Muchos de los performance de la artista están inspirados en la sanguinaria Guerra de los Balcanes y en este caso, Marina utilizó el rojo de la sangre para esta polémica instalación. A media luz, completamente vestida de blanco y en medio de cientos de huesos de animales aún con tejidos, Abramovic se sentó durante cuatro días y limpió huesos sin parar. Su vestimenta, como sus manos, cubiertas de sangre, formaron una poderosa escena que hacía referencia a la crueldad de las hostilidades en Europa.
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“The House of The Ocean View” (2002)
Durante doce días, Abramovic se mantuvo encerrada en cubículos que formaban tres plataformas dentro de la Galería Sean Kelly en Nueva York. Completamente desnuda y frente a todos los espectadores, se mantuvo sin decir palabra ni comer. Marina reconoció que el acto se trató de una crítica a la sociedad actual, donde lo cotidiano está manchado de una ritualización que inhibe cualquier irrupción de lo novedoso y mantiene los pensamientos hegemónicos vigentes.
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“Rhythm 5” (1994)
En la quinta instalación artística de su serie Rhythm, Abramovic impactó al mundo después de salir inconsciente y ser hospitalizada de emergencia. Después de formar una estrella con restos de madera y encenderle fuego, la serbia se mantuvo acostada en el centro de la figura, hasta que la falta de oxígeno ante la combustión provocó un desmayo súbito, poniendo fin al riesgoso performance.
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“Rhythm 0” (1974)
A través de un planteamiento que desafiaba la división entre el público y el performance, la artista trató de romper estos límites y convertir el papel del espectador en sujeto activo, cambiando los papeles en ambas partes de una obra. Para lograrlo, Marina posó desnuda en medio de la Galería Studio Mora en Nápoles y abrió la puerta al público. Carteles en la pared advertían “Yo soy el objeto. Durante estas seis horas, tomo completa responsabilidad”. En una mesa, se colocaron 72 objetos para utilizarlos en el cuerpo de Abramovic por el público. Poco a poco, la respuesta de la gente pasó de la timidez a la agresividad y la serbia sufrió heridas con navajas, espinas de rosas e incluso fue apuntada con una pistola.
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“The Artist is Present” (2010)
En el marco de sus cuarenta años como artista, Abramovic se presentó en el MoMA con un performance novedoso que incluyó la participación del público. Desde que el museo abría y hasta su cierre, la artista se posó en una silla frente a una mesa, donde los asistentes podían llegar y confrontarla como quisieran. Después de 750 horas, la muestra terminó con una mezcla de sentimientos de Marina después de atender a tantas personas.
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“The Lovers: The Great Wall of China” (1988)
Después de discusiones y malentendidos con su pareja –igualmente artista– Uwe Lysiepen, ambos acordaron poner fin a su relación con un performance de por medio, una exploración artística de la humanidad, el drama y el largo camino por recorrer en una analogía con la vida. La pareja decidió romper su vínculo encontrándose en medio de la Muralla China. Ambos iniciaron una caminata en los extremos del monumento y después de recorrer más de 2 mil 500 kilómetros, se vieron por última vez y terminaron su relación en el punto medio de la muralla.
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“Rhythm 2” (1974)
En constante exploración con el inconsciente en el mundo del arte, Abramovic decidió practicar una segunda instalación con un giro drástico a lo anteriormente hecho. Esta vez, la artista decidió tomar los primeros 50 minutos del performance para ingerir medicamentos destinados a los pacientes con daño neurológico de motricidad con la intención de perder el control de su cuerpo, pero mantenerse alerta. Cuando el fármaco hizo efecto, Marina comenzó a sufrir espasmos frente a todo el público mientras seguía consciente. Acto seguido, la serbia tomó otra droga, esta vez una administrada para calmar los ataques de esquizofrenia y finalmente cayó dormida.
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Además de Abramovic, otras artistas han llevado al límite sus propuestas artísticas y han resultado heridas, maltratadas o humilladas por los espectadores. Descubre quiénes fueron las 5 mujeres que han sido agredidas y torturadas en sus performances. ¿En qué se sustenta la delgada línea entre un performance artístico y la moral, la integridad física o el arte? Conoce los “8 grotescos y terribles performances que te harán preguntarte si eso fue arte” y responde por ti mismo.