Que si es arte, que si es tortura, que si es un deporte o una simple muestra de nuestra torpeza. En pleno siglo XXI, la gente sigue sin estar totalmente segura de qué es a ciencia cierta la tauromaquia; por un lado, están los aficionados a esta exhibición ─como el cantautor Joaquín Sabina quien, celoso de su afición, asevera que «a quien no le gusten los toros, que no vaya» ─ y por el otro tenemos a los grupos de animalistas que no quitan el dedo del renglón tratando de que esta fiesta quede prohibida tanto en España como en el resto del mundo. No les importa que detrás de la lidia de toros haya una tradición de movimientos, teatralidad e incluso una gama de tonalidades específicas para la fiesta brava; si un animal sufre, no puede ser considerado un gusto sano.
Viendo las cosas desde un panorama más amplio, mientras todos ellos se debaten la verdadera naturaleza del quehacer taurino, en cientos, sino es que en miles de galerías alrededor del globo, artistas de todo el mundo están utilizando la muerte, la tortura y el sufrimiento para crear entre sus espectadores un efecto estético sin precedentes que incluso los llevará a preguntarse cuál es el verdadero propósito de la humanidad.
Hay quienes sostienen que el sufrimiento no tiene valor estético, sin embargo, las obras que lo usan como tal existen y ponen en evidencia el desfigurado rostro de la moral posmoderna, misma que acepta la muerte de ciertos individuos, pero que condena hasta el cansancio el asesinato de otros. ¿Qué pasa con nuestra mente cuando se encuentra con estos trabajos? Posiblemente nunca lo sabremos, sin embargo, basta con enfrentarse a ellos para saber que nuestra sensibilidad trabaja de manera diferente ante los estímulos visuales o discursivos que cada artista impregna en su obra.
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“La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo”
Damien Hirst
El autor utiliza el sufrimiento de animales muertos para realizar reflexiones acerca de la vida y el dolor humano. En este caso presenta a un gran tiburón tigre conservado en un tanque de formaldehído, al encontrarse suspendido en un líquido que atrasó ─mas no evitó─ su descomposición natural el espectador no puede evitar cuestionarse si de verdad está frente a un objeto que alguna vez estuvo vivo. Además, es la muestra de que, sin importar cuán temible o gigante sea alguien, en su muerte no pasará a ser otra cosa más que materia inanimada.
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“Shoot”
Chris Burden
https://www.youtube.com/watch?v=26R9KFdt5aY
Hay quienes conocen a Burden como el maestro del body art por la manera en que explotó su cuerpo en favor de un efecto estético. Éste no es el primero ni el único performance donde puso en riesgo su vida, sin embargo, sí es uno de los más famosos pues trabajó con la inconsciencia que la mente humana y demostró que es manipulable al grado de cumplir órdenes sin cuestionarlo. Al ser una protesta en contra de la Guerra de Vietnam, su asistente representaba al Ejército Norteamericano, cuyos integrantes se empeñan en seguir instrucciones sin siquiera preguntarse: “¿en realidad voy a disparar en contra de alguien vivo?” Poniendo en evidencia la normalización de la violencia en la que estamos todos inmersos.
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“Eres lo que lees”
Habacuc (Guillermo Vargas)
En más de una ocasión hemos cuestionado la moral de algunas personas que se sienten extremamente apenadas ante la muerte de un animal de casa o la de una persona desconocida. Pero nadie había enfrentado este hecho de una manera tan cruda como lo hizo este artista en 2007, quien amarró a un perro callejero en una galería de arte en Nicaragua.
Dicho animal se encontraba presuntamente en ayunas mientras arriba de él yacía un letrero hecho de croquetas que rezaba “Eres lo que lees”, no tenemos del todo claro si el can murió o no, lo único que sí es posible asegurar es que Habacuc probó su punto y puso en evidencia la hipocresía de la gente.
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“Cat-bag” y otros objetos hechos con animales
Tinkerbell (Katinka Simonse)
¿Qué diferencia hay entre un gato y 3 millones de vacas? Esa es una pregunta que inevitablemente se harán quienes se encuentren frente a la obra de esta artista rumana quien desde que convirtió a su gata en un bolso no ha parado de hacer toda clase de muebles y otros artefactos con la piel de mascotas muertas. La autora pone en evidencia la doble moral de algunas personas que, sólo por no ver el rostro de la vaca o el cerdo que cubre sus pies o sujeta sus pantalones, piensa que no está contribuyendo al sufrimiento animal.
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“La reencarnación de Santa Orlan”
Orlan
Con el fin de denunciar la sumisión de algunas mujeres hacia los cánones de belleza establecidos por el arte, esta performer francesa se sometió a sí misma a una serie de intervenciones quirúrgicas que cambiaron su rostro por completo. Como una especie de monstruo de Frankenstein del arte, Orlan juntó en su rostro partes de “La Monalisa”, la “Psique” de Gérôme y “El rapto de Europa” de Boucher y la nariz de una escultura que hace referencia a Diana.
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“Acciones”
Hermann Nitsch
A partir de la década de los sesenta, este artista austriaco enfoca su obra hacia un discurso en el que rescata el lado más primitivo del hombre. Por medio de sacrificios de animales, música y baños con sangre, el autor confronta a sus espectadores mostrándoles el origen de todas sus creencias a través de una especie de ritualismo simulado que inevitablemente evoca al salvajismo que todos llevamos aún por dentro.
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“Sonidos de la muerte”
Teresa Margolles
Como parte de su serie de obras que denuncian y retratan la ola de violencia que azota nuestro país, Margolles realizó esta pieza en la que es posible escuchar a través de un muro los sonidos de los diferentes lugares en los que fueron encontrados los cuerpos de varias mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua.
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El debate acerca de la relación entre arte y sufrimiento aparentemente está muy lejos de llegar a su fin, no obstante, los artistas no pueden dejar de producir sus obras en función de un pensamiento que no termina de definirse. Es por ello que sólo nos queda esperar esa resolución a veces sentados pacientemente frente a un lienzo manchado de sangre en una de las galerías más importantes de la ciudad, todo con el único fin de aportar una línea a esta discusión que parece no acabar nunca.