¿Y si los alienígenas son nuestro verdadero dios, si ellos nos observan desde un microscopio en el que somos como hormigas en sus colonias, echando a perder su ecosistema y su mundo? Seguramente si los extraterrestres nos miran desde arriba, están fúricos por lo terribles que somos para controlar al mundo. Se asombran de los inventos que existen, todos ellos provocados por conflictos bélicos y llevados a la vida sedentaria que nos hace más obesos, menos productivos y más tontos. Qué decepción si de algún modo esos seres nos ven desde arriba.
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En el arte, muchas obras nos muestran ese lado misterioso que nos hace creer en la existencia de vida extraterrestre. Sí, muchos pensaríamos que una disciplina con tanta historia no respaldaría los misterios que han causado curiosidad durante tantos siglos, pero al contrario, lo hacen con ahínco.
En 1710 esta pintura del “Bautismo de Cristo”, realizada por el artista flamenco Aert De Gelder, nos hacía considerar posible que la historia no fuera tal cual nos la contaban, que podía existir una nueva manera de entender el mundo y en específico, esta época de la historia tan cuestionada.
Un fresco llamado “La Madonna con San Giovannino”, tiene al lado derecho algo similar a un OVNI que se observa a la distancia. Fue pintado en el siglo XV por Domenico Ghirlandaio y lo hizo como parte de su colección en el Palazzo Vecchio.
Uno de los más conocidos es este fresco europeo que nos muestra algo así como naves espaciales. Data de 1350 y muestra dos diferentes seres en vehículos voladores. Esta pintura se encuentra en el altar del monasterio Visoki Dechani en Kosovo.
Carlo Crivelli hizo lo propio en 1486 con su obra “La anunciación de San Emigdio”. Esta pintura se encuentra en la Galería Nacional de Londres. Un rayo de luz señala la cabeza de María, mismo que proviene de algo en el cielo que parece ser un Objeto Volador No Identificado.
Sin embargo, aunque estos lienzos parecen hablarnos de la existencia de otros seres, no tenemos la certeza de que en realidad lo hicieron; de hecho, no existe ninguna evidencia de que fueran reales; aún así, el empeño por buscarlos en cualquier parte de nuestra vida continúa. Hay programas y series de televisión que reflejan a personas que intentan comunicarse con ellos; algunos más arriesgados inventan distintos aparatos con el único fin de encontrarse a su lado en algún punto de su vida y para otros más, el arte puede convertirse en el vínculo ideal para comunicarnos con una civilización de la que no sabemos absolutamente nada pero que tenemos la necesidad de creer que nos cuida.
El famoso artista contemporáneo Cai Guo-Qiang realiza gigantescas instalaciones con el único fin de comunicarse con los aliens. Este artista chino utiliza espectáculos pirotécnicos con el objetivo de que alguien arriba de nosotros logre ver las señales que con tanto ahínco manda.
Con residencia en Nueva York, Cai es un admirador de la cosmología taoísta y creció con ideas revolucionarias inculcadas por el Partido Comunista Chino, por lo que su idea de que “la rebelión está justificada” es lo que marca, de manera casi absoluta, su arte. Su interés por el mundo desconocido es tanto que en 2008 hubo una retrospectiva en el Museo Guggenheim de Bilbao para presentar su obra: un trabajo que expresa una profunda curiosidad hacia el universo y los mundos invisibles que nos rodean.
Guo-Qiang es el artista que, como dice el Guggenheim de Bilbao, explora las convenciones artísticas de nuestro tiempo para inspirarse en la mitología y creencias antiguas; sin embargo, su trabajo no sólo gira en torno a este fenómeno paranormal… la historia militar, la filosofía budista, la medicina china, la violencia terrorista y por supuesto, la tecnología pirotécnica, son parte de su obra.
Parece que fue tras su llegada a Japón que el artista decidió comunicarse con extraterrestres. En esta ciudad pasaba mucho tiempo solo, simplemente leyendo o mirando diferentes documentales de ciencia en la televisión. De esta manera, surge en él un espíritu interesado en la astrofísica occidental, sobre todo en las teorías de Stephen Hawking. En éstas, Cai Guo-Qiang exploraba la cosmología, la gravedad cuántica y los agujeros negros. Es en este punto de su carrera que comienza su serie “Proyectos para extraterrestres”, que tenía como objetivo conectar el mundo de lo visible con el de lo invisible para servir como una especie de puente entre la humanidad, la naturaleza y el cosmos.
Más tarde y como parte de la misma temática, realizó su primer explosión a gran escala, llamada “Morada humana: Proyecto para extraterrestres N.º1”, en las afueras de Tokio.
“En el momento de la ignición, la energía se acumula. Hay un instante de suspensión antes de que se complete la explosión. Es un momento muy vacío y quieto. Ves arder la mecha, desde el principio hasta el centro, y hay un momento de silencio antes del ruidoso estallido. Desde este punto de vista, los dibujos con pólvora y las explosiones al aire libre tienen esa misma característica. Las explosiones a gran escala que se hacen al aire libre conectan el cosmos, la naturaleza, la sociedad, la gloria y la sensación de heroicidad, y esa especie de emoción alegórica es incomparable. El trabajo en el interior nos proporciona interacción física, intimidad y la complejidad de las delicadas emociones en una atmósfera serena, algo muy diferente al trabajo al aire libre”.
Desde este momento, en 1986, Cai no dejó de lado su interés por la vida alinígena. “¿Habrá algún modo de ir más allá de la estrecha comparación Oriente/Occidente? ¿Hay un contexto más amplio o un enfoque más tolerante?”, se pregunta el artista mientras intenta cambiar la mirada que se tiene del arte oriental para hacer una producción universalista.
Los extraterrestres parecen el pretexto perfecto para hablar de temáticas recurrentes en una sociedad poseída por el consumo y los valores instrumentalistas que compiten contra el tiempo y los momentos bélicos de naciones que se disputan el mundo sin importar el daño colateral.
En 1992 su “Proyecto para extraterrestres Nº9” utilizó un cuerpo en el área de su explosión, misma que se llevó a cabo en una base militar como denuncia política. Con algunos experimentos de alquimia con hierbas locales para hacer diferentes esencias y perfumes, cuando se traslada a la ciudad de Iwaki, comienza a hacer una instalación interactiva, llamada “Infusión de crisantemo”, en la que recibió ayuda de residentes locales y más tarde, su “Proyecto para extraterrestres Nº 14” también requirió la colaboración del pueblo entero: a una hora determinada, los pobladores apagaron todas las luces para una explosión gigante en el océano que se reflejara a la perfección en el cielo nocturno. Con lo que además de provocar una de las explosiones más impresionantes, demostró la colaboración de la que alguna vez habló Mao Zedong: “utilizar el campo para rodear la ciudad”, puesto que, siempre, los habitantes de comunidades son mucho más participativos y logran mantener una actitud positiva ante las dificultades.
¿Cuál es nuestra conexión con el mundo extraterrestre? Las batallas épicas de Star Wars podrían enseñarnos mucho… en realidad, la construcción de un imaginario en el que existen otras galaxias puede servir a la perfección para dejar ver las crisis políticas y económicas de un mundo que sólo tiene ganas de consumir, tener sexo y entretenerse para pasar el mundo. Nuestra aparente insignificancia en una galaxia nos hace considerar nuestra finitud y estupidez típica, al menos, de los seres humanos.
Que si los extraterrestres son los que iniciaron la civilización en el planeta Tierra, que ellos hicieron las pirámides, que por lógica es imposible estar solos en el universo aunque nadie con bases sólidas pueda aseverar su existencia… en el mundo existen cientos de premisas que intentan asegurar la existencia de seres fuera del planeta. Esas que nos aseguran la imposibilidad de creernos únicos, que desmienten la existencia de dioses y los cambian por seres tan tangibles como nosotros. Es complicado creerlas todas porque su existencia se basa sólo en conjeturas de un grupo al que no pertenecemos. ¿Acaso tú has visto un alienígena?
¿Qué canciones le regalarías a un extraterrestre? Si no tienes la menor idea de cómo responder esta pregunta, puedes dar click aquí. Otros artistas hacen de su obra un misterio aún más aterrador, como Oskar Kokoschka y su obsesión con una mujer… si no conoces de qué hablamos, puedes ver algunas extravagancias de los artistas en este link.