¿Puede algo ser más erótico que la pintura de una mujer con curvas pronunciadas, piel blanca y recostada sobre su lecho esperando que alguien despierte sus deseos más profundos? Quizá el retrato de un hombre que representa la lujuria, el placer y el amor puede ser una imagen que cause aún más expectativas en torno a un tema tan escandaloso como es el erotismo.
El mayor representante de ello es Eros, un dios de gran atractivo físico que se movía con naturalidad, mostrando su dotes físicos de manera que cualquier mortal podía sentirse intimidado por él, por Cupido, como también se le conocía al hijo de Afrodita. Su trabajo era flechar a dos seres humanos para que pudieran unirse eternamente, fundidos en un gran y duradero amor. Sin embargo, entre los humanos había una mujer llamada Psique de belleza incomparable. Nadie nunca pudo verse igual, además era amable, bondadosa y no se limitaba cuando de dar amor se trataba. Afrodita se sintió tan intimidada por el encanto de la mujer que decidió acabar con ella.
La Diosa no podía soportar que hubiera alguien más atractiva y con más pretendientes que ella, por lo que le encomendó a su ágil retoño su más grande misión: debía buscar y encontrar al hombre más horroroso en la Tierra. Si el hombre parecía un monstruo, era el indicado. Sin embargo, antes de hallar al hombre, Eros se topó de frente con Psique y quedó flechado. Su belleza era tal que ahora entendía los celos de su madre y la veneración de los otros humanos hacia ella. Entonces Eros decidió no seguir la búsqueda. Él debía ser el elegido para estar con la bella chica.
Cierta ocasión acordó con ella una cita durante la noche en un palacio, esperando que Psique no descubriera que él era un Dios y se enamorara sinceramente, además de la desdicha que podía significar para su madre saber que estaba enamorado de su peor enemiga. Así, Psique quedó flechada por Eros, el hombre que se encargaba de juntar almas y corazones.
Eros ha sido representado en algunas pinturas que demuestran el poder que el arte tiene sobre el erotismo, la pasión y el amor. Su labor va más allá de flechar a un par de enamorados. Luego de hacerlo, los hace desearse, sentirse y hacerse uno solo. Se funden en deseo esperando que culmine en un placer inmenso y perdurable. Cupido logra que cada pareja en el mundo consiga tener un poco más de cercanía, porque el erotismo es la conjunción de sentimientos que se mantienen vigentes por un lapso que puede durar eternamente. Para inmortalizar esto, algunos pintores plasmaron sobre su lienzos la imagen de Eros, demostrando que el verdadero erotismo no siempre es representado por mujeres, sino por un dios alado capaz de convertir tus deseos en pasiones.
“Eros y Psique” (1805)
Louis Jean François Lagrénée
En esta pintura encontramos la fascinación de Jean François Lagrénée por la mitología. Él pintaba a los dioses, les daba rostro y cuerpo. Ante semejante talento, Napoleón le concedió la Legión de Honor, porque su muerte tuvo lugar en el Louvre. La escena representa el amor que hay entre Eros y Psique. Él se muestra interesado y ella le muestra su nobleza. En esta representación, Eros no oculta su condición de dios ya que sus alas están expuestas, lo mismo que el pecho de la mujer, el cual es una de las representaciones más claras de erotismo.
“Eros reprendido por Afrodita” (1813)
José de Madrazo
Aunque no es propiamente una pintura, el dibujo a lápiz de Madrazo es una de las tantas recopilaciones del artista sobre la mitología griega. Eros se muestra como un chico desobediente que podría ser el augurio de lo que al crecer haría, flechándose con Psique, justo lo que su madre menos quería. En la figura se ven las pequeñas alas del niño y la desnudez de su cuerpo que no es otra cosa que una señal del elemento principal del concepto Eros.
“Eros y psique” (1798)
François Gérard
Ésta es una de las pinturas más eróticas sobre Eros, ya que él, deliberadamente, le roba un beso a Psique. Contrario a las demás pinturas, Eros no muestra expresión alguna, en cambio Psique mantiene un rostro completamente relajado, como embrujado, señal del flechazo de Eros. Un manto transparente yace sobre su piernas, lo que demuestra la técnica y talento de Gérard, quien además no otorga cuerpos perfectos a las figuras, sino más reales, haciéndolos ver como simples seres humanos con deseos y pasiones escondidas.
“Amor Sagrado y Amor Profano” (1603)
Giovanni Baglione
El cardenal Benedetto Giustiniani pidió a Baglione que pintara a Eros bajo la técnica de Caravaggio. Eros espera desnudo en compañía de un demonio, mientras llega el ángel bienhechor a recibir el castigo. Cupido yace en el suelo asustado demostrando la importancia de la religión en el cuadro, ya que al ser un mito griego, Eros es una especie de deidad profana. Entonces, el enviado de Dios salva al mundo del ángel del amor y otros dioses falsos.
“Joven Defendiéndose de Eros” (1880)
William Adolphe Bouguereau
Los desnudos eran la especialidad de Bouguereau. En parte como forma de protesta, que sin querer, se convirtió en la tendencia de la época; sin embargo, la manera en que él presenta los desnudos es la más elegante de aquel tiempo: representando escenas mitológicas. En la pintura se muestra a una chica que se protege de Eros, no quiere ser flechada y él, insistente en su trabajo, hace lo posible por clavarle la pequeña lanza.
“Cupido” (1891)
William Adolphe Bouguereau
Un tímido niño se encuentra de pie frente al paisaje. Se abraza con sus alas demostrando la timidez con la que el Dios comenzaba, sin embargo, pronto se abre camino con ellas para flechar a diestra y siniestra causando, incluso, su propia desdicha. Este cuadro muestra un niño de rasgos andróginos cuyo erotismo emana de todo su cuerpo, demostrando que la sensualidad era “tendencia” incluso en los niños.
“El Amor de Cupido y Psique” (1630)
Jacob Jordaens
Esta obra plasma la culminación de la historia de la pareja. Psique se encuentra levantando los brazos a Eros, lo que quiere decir que ha quedado prendada de él. Eros, por el contrario, se muestra indiferente, incluso altivo. Rodeándolos están otras musas que terminan su baño y se acicalan o arreglan. La pintura muestra el momento en que Eros desprecia a su amada luego de que ella le fuera infiel; sin embargo, la maldición de la chica es permanecer enamorada eternamente de Eros.
“Venus del espejo” (1648)
Diego Velázquez
Afrodita se encuentra recostada y desnuda, admirando su rostro en un espejo que su pequeño Eros sostiene con ferviente admiración. Él sabe la perfección que posee su madre, por ello alimenta la vanidad de la Diosa con su reflejo. Él es el dios del deseo y el erotismo y lo demuestra aumentando la sensualidad de su madre por medio de su cuerpo desnudo y su belleza incomparable. Eso le ha convencido de que Afrodita es la mujer más hermosa del mundo… hasta conocer a Psique.
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“El beso” (1907-1908)
Gustav Klimt
La obra más famosa del pintor llegó en su época dorada, la cual se distingue por haberle dado al mundo esta pintura que emula a dos amantes fundiendo su amor en un beso eterno. Una de las teorías sobre el origen del cuadro dicta que Klimt se inspiró en el mito de Eros, por lo que es una representación moderna del enamoramiento de Cupido y Psique. Aunque fue acusado de ser un pintor que llevaba la desnudez a la pornografía, en esta pintura el erotismo recae en la acción del beso en sí.
“El vértigo de Eros” (1944)
Roberto Matta
Esta pintura es una especie de universos y espacios surrealistas que representan la agonía, temor y amor que expresaba del cuerpo de Eros al hacer su trabajo y al volverse víctima de su propia trampa.
El erotismo fue la principal arma de los pintores que plasmaban a Eros como protagonista de sus cuadros. Él, siendo el dios de la pasión, debía mostrarse como un digno representante. Cada pintura lo muestra de manera diferente, le pone una personalidad distinta que al final es una conjunción de sus atributos, sueños y deseos, ya que los dioses mitológicos son la representación casi humana de ellos. ¿Existe una mejor representación del erotismo que Eros?