“El surrealismo a su vez, recibió la vitalidad y la crueldad de nuestro continente. Cuando André Breton plantea, en el Tercer Manifiesto Surrealista, la insignificancia del hombre ´considerando perturbaciones como los ciclones ante los cuales el hombre no pueden ser otra cosa que una víctima´, no podemos descartar la posibilidad de que el cubano Lam le hubiese descrito los ciclones tropicales. Es el impacto de América en la conciencia europea. Cuando Bretón pasó por Haití, durante la guerra, huyendo de los totalitarismo, comprendió que en América el surrealismo era un estado natural del ambiente”.
Wifredo Lam. La Jungla, 1942-44
“El latinoamericano se encuentra en el surrealismo, el europeo protesta con él”…
“Una vez que el artista latinoamericano domina el enfoque y los recursos del surrealismo, encuentra su tema en el mundo mágico de su vida. Se encuentra ante la realidad de un continente que todavía no ha encontrado su destino. El instrumento europeo más la contingencia americana se funde en hombres como Neruda, Lam y Paz. Logran la madurez a través de un reencuentro con su paisaje. Se establece así un diálogo real entre la conciencia y el ambiente, entre la mirada y el paisaje. El artista se encuentra en un mundo que tendrá que humanizar con imágenes y palabras”.
Prólogo de E. Desnoes al catálogo de la exposición de Roberto Matta Echaurren (1911-2002) en la Galeria du Dragon, Caracas, 1965.[1]
Roberto Matta. El vértigo de Eros, 1944
Al decir de Ṣtefan Baciu (1918-1993)[2], el único error del escritor cubano Edmundo Desnoes fue el vincular a Pablo Neruda al movimiento, cuya poesía se acerca a veces a lo Surrealizante,[3] pero no es estrictamente surrealista como afirmó A. Bretón inmediatamente después.[4] En reemplazo de éste lo más ético sería añadir al teórico chileno Enrique Gómez-Correa (1915-1995), fundador de la Mandrágora,[5] el grupo surrealista más longevo, renovador y fiel en Sudamérica.[6] Al abordar el texto en cuestión, lo primero que se debe tener en cuenta es la singularidad del concepto de surrealismo latinoamericano que proponen Ṣ. Baciu y O. Paz (mejor que decir hispanoamericano para no dejar de lado a nuestros amigos del Brasil). La primera premisa a tener en cuenta es la singularidad de su naturaleza no ligada al concepto filosófico de mimesis sino a la facultad intrínseca de la condición geográfica y ecológica, telúrica y ciclónica de gran fuerza vital y de crueldad de América claramente diferenciada del concepto europeo prístino construido por sus progenitores como André Bretón o Paul Éluard. No obstante, esto no quiere decir que nuestros literatos o artistas plásticos no se hayan nutrido de su arquetipo a la hora de elaborar su propia expresión. Sino al contrario, ya que sus mismas definiciones parecen ser parte de la condición natural del territorio-geográfico americano. Así el surrealismo americano (haciendo referencia a todo un continente por igual) para los artistas y literatos europeos representó la personificación del método del automatismo psíquico puro, de ese mundo utópico y mágico que representó la libertad, el funcionamiento real del pensamiento, fuerza de creación auténtica, el inconsciente, ajeno a toda razón y a las preocupaciones estéticas y morales, arma arrojadiza contra lo establecido. André Bretón se dio cuenta de esto en sus diálogos con el historiador hondureño Rafael Heliodoro Valle, al llegar a México en 1938:
“¿Existe un México surrealista? –R. H. Valle, dijo: “México tiende a ser el lugar surrealista por excelencia. Encuentro México surrealista en su relieve, en su flora, en el dinamismo que le confiere la mezcla de razas, así como en sus aspiraciones más altas”.
Wifredo Lam. Huracán, 1944-46
Por otro lado, para los artistas y literatos latinoamericanos, siguiendo el texto de E. Desnoes, cuando dice que el hispanoamericano se encuentra en el surrealismo a diferencia del europeo, quiere decir que para el literato y artista latinoamericano, el surrealismo representa su realidad, su día a día, su propio mundo, no como aquel mundo al que acogerse contra lo establecido, sino como parte de su propia condición natural y humana, mágica, consciente y peligrosa que le ha tocado vivir, siendo este mundo su tema con el cual dialoga constantemente de manera consciente.
Establecida esta primera premisa de surrealismo americano como objeto natural y orgánico. Hay que añadir el rasgo significativo que Paul Éluard en su conceptualización del término le dio como instrumento cognoscitivo por el cual los hombres se nutren para crear una nueva sociedad, mejor y más justa (suprimiendo el talante ideológico stalinista al que estaba adscrito en esos momentos, al igual que su colega Louis Aragón. Es cierto que los esfuerzos de A. Breton han sido proféticos: Flora Tristán, Lautréamont, Charles Fourier, Bejamín Péret, Eugenio Granell y León Trostky, entre otros, se encontraron entre los más grandes que dedicaron su vida al acercamiento del hombre por el hombre, por encima de banderas, fronteras, gobiernos e instituciones) desvelando su facultad como campo activo de acción. Una facultad activa y de conocimiento que los literatos y artistas plásticos latinoamericanos se nutren en su diálogo consciente con su paisaje, encontrándose con un mundo que tendrán que humanizar con imágenes y palabras, otorgándoles una nueva voz.
Para aclarar más nuestra idea sobre lo prismático del surrealismo latinoamericano el mejor paradigma lo podríamos hallar en una comparación entre la pintura del mundo afroamericano del Caribe ciclónico del cubano Wifredo Lam, y la pintura del chileno Roberto Matta Echaurren, puesto que éste (en el mismo mundo surrealista, aunque diferente geográficamente) pintó otra realidad: aquella araucana, de los temblores de la tierra y del frió, lo que E. Gómez-Correa designo como la feroz y loca geografía de Chile, de la que R. Matta curiosamente dijo:
“Aunque haya vivido tanto tiempo fuera de mi tierra natal, puedo decir que siempre estoy en Chile, cuando pinto”.
Roberto Matta. Desastres del Misticismo, 1942
Esto no ha ocurrido en ningún otro lugar del mundo, no se puede hablar de un surrealismo propiamente norteamericano, ni de uno japonés… En Europa, el surrealismo escandinavo, el checo, el eslovaco o el rumano es casi idéntico al modelo internacional francés –al formado en la Escuela de París-, de donde se han inspirado los escritores y artistas de cada país.
Bibliografía
BACIU, Ṣtefan. “Tentativa de una definición del surrealismo: fronteras y explicación de la selección”. En: Antología de la poesía surrealista latinoamericana. México: Joaquín Mortiz, 1974.
BACIU, Ṣtefan. “Algunos poetas parasurrealistas latinoamericanos”. En: Eco: Revista de la Cultura de Occidente. Octubre 1980, núm 228. Bogotá: Buehhloz, 1980, pp. 591-593.
BACIU, Ṣtefan. Antología de la poesía surrealista latinoamericana. México: Joaquín Mortiz, 1974.
BACIU, Ṣtefan. Surrealismo latinoamericano. Preguntas y respuestas. Valparaíso: Cruz del Sur, 1979.
Grandes personajes a fondo. Octavio Paz . España: gran vía musical de ediciones, 2005. 1 videodisco (DVD): 86 min.
PAZ, Octavio. “Sobre el surrealismo hispanoamericano: el fin de las habladurías”. En: BACIU, Ṣtefan. El surrealismo latinoamericano. Preguntas y respuestas. Valparaíso, Chile: Ediciones Cruz del Sur, 1979.
[1]BACIU, Ṣtefan. Antología de la poesía surrealista latinoamericana. México: Joaquín Mortiz, 1974, p. 18.
[2]Escritor e investigador de origen rumano, nacionalizado brasileño, Ṣtefan Baciu encarnó uno de los más notables pensadores sobre el surrealismo en latinoamericana, junto a Octavio Paz y Benjamín Péret.
[3]BACIU, Ṣtefan. “Algunos poetas parasurrealistas latinoamericanos”. En: Eco: Revista de la Cultura de Occidente. Octubre 1980, núm. 228. Bogotá: Buehhloz, 1980, pp. 592-593: “Surrealístico es hoy en día, por lo menos un poco, cada artista, poeta o fotógrafo, y diría todavía más: cada individuo que use modalidades que han sido inventadas o empleadas por el Mouvement Surréaliste comenzado en los años 20, cuando todo lo que hacían era llamado locura o, por lo menos chifladura juvenil. El ojo de la cadena de televisión CBS, que todos los días ven decenas y decenas de millones de televidentes, no es otra cosa, sino copia del ojo de René Magritte, el artista surrealista de Bélgica que supo ir más allende de la realidad cotidiana. Si se puede afirmar que muchísimo de nuestra civilización es hoy en día surrealístico, es decir, tocada o influenciada por el surrealismo, puesto que ninguno de quienes la hacen, tuvieron contacto con el grupo, las revistas, los manifiestos y las protestas de Bretón y sus amigos”. …“Surrealizante son aquellos artistas o poetas que sin aceptar el modo surrealista, y todavía más, atacándolo y criticándolo, colocándose en contra de todos sus postulados, tratan sin embargo de usar sus técnicas. En este sentido, me parece que el más típico ejemplo es aquel de Pablo Neruda, de quien André Bretón ha dicho en una de sus entrevistas que debido a sus actividades “se descalificó totalmente bajo el punto de vista surrealista. Muchas veces, un surrealizante hace poesía en el estilo del realismo-socialista en un cierto día de la semana, para cumplir con las consignas del partido, y de noche, cuando cree que nadie lo vigila, lee los Manifiestos de Breton, a quien de día había llamado troskista y contra-revolucionario, imitando o adoptando la poesía de este, que es, en realidad, inimitable. El poeta Mandragórico Enrique Gómez Correa ha llamado la atención, más de una vez, sobre el peligro que representa este tipo de poeta.” …”Parasurrealista es el poeta que sin ser explícitamente surrealista, coincide o ha coincidido con el Movimiento o su expresión poética.”
[4]BACIU. Ob. Cit. pp. 18-19: …“no conozco residencia en la tierra de Pablo Neruda, pero sea como fuere, no podría juzgarla bajo sus vinculaciones y afinidades con el surrealismo, sino de una manera retrospectiva: la agitación que su autor mantuvo recientemente, provocando a los ladradores profesionales sobre las persecuciones que sufrió, sumamente exageradas para el uso de cierta propaganda, basta para descalificarlo totalmente del punto de vista surrealista”…
[5]BACIU. Ob. Cit. pp. 96-97: …“el grupo de poetas y artistas batalló en Chile para la defensa de la poesía y el hombre libre, siempre en primera línea, sin ayuda de ninguna organización, de ningún movimiento, de ningún partido: al contrario: contra todo tipo de movimientos y partidos. Ya es casi una leyenda el incidente causado por Braulio Arenas, cuando éste durante una lectura poética de Pablo Neruda, saltó sobre el escenario y con un gesto inesperado tomó el manuscrito de la mano –del que más tarde sería el Premio Stalin– rompiéndolo en pedazos. Ésta ha sido la Mandrágora y su espíritu sigue existiendo, tanto dentro como fuera de los libros”…
[6]PAZ, Octavio. “Sobre el surrealismo hispanoamericano: el fin de las habladurías”. En: BACIU, Ṣtefan. El surrealismo latinoamericano. Preguntas y respuestas. Valparaíso, Chile: Ediciones Cruz del Sur, p. 12: “La salida del grupo chileno, dice Baciu, “hace pensar en David y Goliat. 1938 representa el auge del nazi-facismo, las maniobras de Stalin y la subida al poder de Franco… Desde el grito dada de la Gran Guerra, en Zürich, ningún otro grupo de renovación se hizo sentir en momentos tan críticos”. “Su actitud fue ejemplar, no sólo tuvo que enfrentarse a los grupos conservadores y las milicias negras de la Iglesia Católica sino a los stalinistas y a Neruda. La acción y la obra de Arenas y sus amigos ha sido cubierta por una montaña de inepcias, indiferencia y silencio hostil. La historia espiritual de América Latina está todavía por hacerse.