Hijo de un abogado de Florencia, nacido en Vinci en el año de 1452, siempre atraído por la pintura y el dibujo. Genio universal dotado de inteligencia y talento, adelantado a su época, pionero de investigaciones e innovaciones científicas que aportaron al crecimiento de la humanidad. Sobresaliendo en todos los ámbitos en los que se desarrollaba, con una visión e imaginación sin limitaciones. La vida de Lenorado da Vinci fue fascinante.
A los 18 años de edad ingresó al taller de Andrés Verrocchio en el que se relacionó con personajes que como él, serían recordados a través de los siglos, Sandro Botticelli y El Perugino, por nombrar algunos. A los 20 años ya pertenecía a una sociedad de artistas de Florencia, y posteriormente independizándose de la tutela de su maestro, sus servicios fueron solicitados por los grandes de la ciudad, hasta que llegó a Egipto, donde presentó trabajos de ingeniera al sultán de El Cairo.
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A los 30 años, por su amor a la aventura y a los viajes, habría recorrido una gran parte de Oriente. Regresando después a su patria, pasó al servicio de Ludovico Sforza, quien lo contrató como ingeniero, arquitecto, matemático, escultor, pintor y director general de obras científicas, mecánicas y artísticas, siendo la época de más actividad en la vida de Leonardo, surgiendo iniciativas tales como obras de riego y canalización de aguas. Sus observaciones a las aves le hicieron deducir la posibilidad que imitando su estructura y movimientos, los hombres podrían construir aparatos para volar.
Hablar de Leonardo da Vinci es hablar de arte, siendo la pintura una de sus mayores glorias; plasmando en sus lienzos la vida misma y cómo él la percibía. Hombre que amaba lo que hacía y lo transmitía con sus ideologías y pensamientos superiores a lo que podríamos imaginar, por nombrar algunas de sus más celebres pinturas: “La Gioconda”, “La virgen de las rocas”, ” La bella Ferronniére”, muestras que al admirarlas se entiende el concepto de belleza y transportan a aquel siglo donde detrás de la palabra Renacimiento se encontraba el nombre del pintor.
Pasó sus últimos años al servicio de Francisco I de Francia, quien le dio por residencia el Castillo de Amboise en el que murió el 2 de mayo de 1519, adquiriendo el máximo favor del monarca francés. Genio, maestro y discípulo que cambio el rumbo de la humanidad, dotado de humildad, creatividad, amor a la vida y a sus semejantes y con una inteligencia sin comparaciones.
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