Dalí es complejo. No porque su obra esté compuesta de enmarañadas tramas que hay que desenredar, sino más bien porque es sumamente complicado estar seguros de si el pintor surrealista era un genio o un oportunista; si su obra era digna de admirarse o podría haber pasado desapercibida de no ser por su estruendosa personalidad.
La mejor obra de Salvador Dalí fue Salvador Dalí. Tenía un humor extrañamente divertido y no le importaba hacer el ridículo con tal de convertirse en alguien que la gente viera pasar, al que no pudieran callar, aquél que no dejara de ser visto cuando entrara a algún lugar. Probablemente por eso tuviera un ocelote y un oso hormiguero de mascotas; quizá también a eso se deba su puntiagudo bigote y ese extraño y pausado tono al hablar.
Sin duda, a Dalí le fascinaba el dinero e hizo todo para conseguirlo. En Internet aún podemos encontrar sus entrevistas, anuncios publicitarios y, por supuesto, esos performances que nos hacen dudar si su acto era (eso) una actuación o si Dalí, el pintor más famoso y nombrado del surrealismo, vivía todos los días entre atuendos ostentosos, pensando en la cosmogonía y dibujando órganos sexuales como parte de su método paranoico-crítico.
Entrevistado por Jacobo Zabludovsky
Desde el primer momento, cuando Jacobo y Dalí no se entienden al mencionar el ácido desoxirribonucléico, la entrevista connota un aire de incomodidad absoluto. Después, cuando Dalí está firmando litografías y Zabludovsky vuelve a hacer una pregunta básica, sin ningún sentido (minuto 16), Dalí se pone de pie para decirle que su genio es la cosmogonía. Así, el informador mexicano y su público ganan insultos por lucir sumamente ignorantes y no tener la mínima idea de lo que Dalí hablaba. Zabludovsky canta e intenta hacer amena la entrevista pero sin ningún resultado positivo, sólo la desaprobación de Dalí.
Quién es Dalí
Encasillar a Dalí parece imposible. Este programa llamado What’s my line?, en el que los concursantes debían adivinar quién era el personaje invitado de esa noche, nos demuestra que Dalí no tenía una faceta sino innumerables. Que era tanto escritor, pintor, actor, protagonista, atleta…
Dalí personificando a Dalí
En una de sus últimas apariciones, mientras explica qué se siente ser el pintor más famoso del mundo, se muestra como parte de sus composiciones. Declaraciones como “no le he aportado nada al arte”, “para ser buen pintor hay que ser un poco estúpido”, “prefiero hacer cuadros malos y vivir más tiempo”, componen este video bastante surrealista.
Dalí el supersticioso
Mientras Dalí habla con él en el espejo diciendo que es supersticioso, el espejo cae sobre él, por lo que le pide a quienes se encuentran a su lado que lo lleven al río para que todo siga normal. “Una obra de arte”, asegura, una obra de arte que se puede vender.
Sardinas, colchonfier y Dalí en videoarte
Una voz en off muestra el recorrido de un Dalí sexagenario, mismo que, al llegar a su obra La pesca de los atunes, la explica con un tono pausado que combina el español con el francés. El Divino Dalí, como él mismo se nombra, asegura que la pintura muestra la masacre homérica que vivían los atunes.
El chocolate
Sus bigotes y sus ojos pierden la órbita después de que Dalí prueba el chocolate Lanvin. Si fue estrategia de mercado de la marca o no, da lo mismo; la estrategia de Dalí era ganar más dinero.
El secreto del éxito
– El que crea que todo esto está preparado, se equivoca de medio a medio.
– El sistema paranoico-crítico, no sé exactamente en qué consiste, pero con él se puede ganar muchísimo dinero porque me estoy volviendo ligeramente multimillonario.
Performances
El videoarte de Dalí viene desde sus primeros inicios al experimentar con Luis Buñuel. Cuando fue mayor, también lo utilizó como parte de sus videos explicativos en los que contaba con action painting, performances, tomas de sus pinturas y experimentación visual.
Datos como que gastaba medio millón de dólares cuando iba a Estados Unidos o que firmó muchos papeles en blanco para que otros pintores siguieran haciendo Dalís aunque él muriera, lo hacen lucir como un estafador; sin embargo, Dalí también es el reflejo de un mundo consumista, un capitalismo en ascenso y es cambio del statement artístico que premiaba a las masas con el arte pop y buscaba un mecenazgo masivo con las marcas.
Dalí fue sumamente inteligente al hacer del arte un negocio. Probablemente su arte se hizo vacuo pero sus bolsillos se llenaron como los de pocos artistas.
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