Cuando pensamos en Verónica Castro una de las cosas que viene a nuestra mente es su eterna rivalidad con Lucía Méndez, con quien —no sabe por qué ni cómo ni cuándo— empezó a malverse y a repelerse en un momento de sus carreras sin que hubiera un punto de retorno. Sin embargo, en cuanto a Verónica Castro se refiere, la actriz se ha labrado camino desde los años de las fotonovelas en la revista Citas y Chicas hasta su más reciente participación en la producción original de Netflix, La Casa de las Flores, a la que, por cierto, ha renunciado a participar en la segunda parte porque el personaje que interpreta ya no tiene nada más que ofrecer.
Entre los rumores y las suposiciones, habrá que esperar a ver si cumple su promesa o si la volveremos a ver con la misma frescura y belleza que ha mantenido durante tantos años.
Y hablando de su belleza, resulta impresionante el hecho de que, a sus 65 años, siga luciendo igual de magnífica y fabulosa como cuando la vimos en su primera telenovela, Yo no creo en los hombres. Con esa melena impresionante y esos ojos enormes dignos de fotografiar y de pintar, además de ser uno de los rasgos principales de su belleza. Es por esa razón que el mundo nunca entenderá el porqué de su matrimonio con Manuel “el Loco” Valdés.
Cuando Verónica Castro cambió de giro y se volvió host en programas nocturnos —el más relevante junto a Paco Malgesto— se hizo célebre su frase “Buenas noches, buena suerte”, que también era el nombre del show. Después se independizó con Mala Noche No y empezó a interpretar pequeños papeles en el cine, uno de ellos junto a Julio Alemán y bajo la dirección de Carlos Enrique Taboada mostrando un sensual y parcial desnudo que el cine recordaría para siempre.
Muchas actrices la han criticado y juzgado por su peculiar estilo de hablar y por su comportamiento, que, según otras estrellas de la televisión, tiende a lo vulgar. No obstante, lo bello de Verónica Castro no es únicamente su rostro e inigualable figura, también la calidez con la que se desenvuelve y la forma tan gentil de tratar a todos los que la rodean.
El motivo por el que sus participaciones en televisión siguen dando de qué hablar es porque Verónica Castro es una gran actriz: versátil, multifacética, inclusiva y emotiva, capaz de despertarnos sensaciones escondidas en el alma con su talento y su belleza.
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