Hablar de Vincent Van Gogh y tratar de reducirlo a un episodio de su vida o de su obra es un atropello, o quizás un sueño quimérico. La memoria es un redondel que comienza en la ignorancia y termina en el olvido. En la medida que avanzamos, resulta cada vez más difícil determinar en qué parte del círculo se está.
Aquel pintor holandés que nos regaló una noche estrellada en medio de la ataraxia, o una parvada de cuervos asechando un campo de trigo, y que en vida pronunció frases como: “se puede tener, en lo más profundo del alma, un corazón cálido; sin embargo, puede que nadie acuda jamás a acogerse a él”, no puede quedar en el olvido.
Afortunadamente, sin tratar de reducirlo a unos cuantos cuadros o acontecimientos de su vida, llega “Loving Vincent”, película que contiene más de 60 mil fotogramas pintados al óleo por 125 artistas que dan prueba patente de la vida y obra de este artista, y se presenta en el Festival de Animación de Annecy.
Los responsables de esta titánica labor han sido Dorota Kobiela y Hugh Welchman, quienes escribieron la película que, al principio, se grabó con actores, para más tarde darle un acabado de auténtico óleo al puro estilo del pintor holandés, gracias a la ayuda de un equipo innovador que pudo realizar esta técnica e incluyó el trabajo de otros artistas que contribuyeron a pintar a mano y así desarrollar una nueva forma de hacer cine.
Cabe resaltar que se eligió como protagonista a un personaje real pintado por Van Gogh, el hijo de su cartero de nombre Armand Roulin, quien se embarca en un viaje al lugar donde murió el pintor, Auvers-sur-Oise, para descubrir qué le pasó a aquel artista perturbado que había entablado una gran relación con su padre. El cartero Roulin visitaba de manera frecuente a Van Gogh, debido a la gran cantidad de cartas que éste mandaba a su hermano Theo, su principal apoyo tanto emocional como económico, una correspondencia que ha ayudado en gran medida a formar el guión del filme.
“Loving Vincent”, además de permitirnos entrar a ese laberinto que fue la vida del pintor, nos da nuevas luces sobre la misteriosa muerte de Vincent. Hablar de este suceso es hurgar en la memoria del artista, de quien mucho se ha dicho que estaba trastornado; por esta razón, uno de los mas grandes mitos que han crecido alrededor de la historia es que, en un asalto de demencia por una mujer, se cortó la oreja y, tiempo después, se suicidó. El filme nos muestra también algunos elementos que no concuerdan con la historia oficial, tales como el arma que nunca fue encontrada o que el cuerpo de Vincent se hallara a casi un kilómetro de distancia del lugar donde detonara el primer disparo, explicó Kobiela. Para Vincent, pintar y vivir fueron siempre salidas opuestas de un mismo laberinto. El minotauro siempre fue él.
La vida de Vincent Van Gogh fue trágica, enigmática, llena de sin sabores, de momentos complicados, tales como la relación con Gauguin o esa manía por engullir el óleo directamente de los tubos de pintura; sin embargo, Vincent es uno de los personajes más entrañables que nos enseñan que la memoria de algunos sueños es ligera y se disipa rápido; aunque también estruja, carcome, no deja indiferente y vuelve tibios los días. Razón por la que aún, a más de 120 años de su muerte, lo seguimos añorando.
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Para conocer más de la historia trágica de Vincent, descubre por qué se arrancó una oreja y decidió regalársela a una prostituta. Además, estos son los mitos del pintor que todos han creído reales.