Un abdomen plano, piernas largas y torneadas, brazos delgados, una cintura diminuta. Desafortunadamente, así sigue pensándose el cuerpo ideal de la mujer; aunque día con día vemos cómo más chicas comienzan a cuestionar estos estándares y desafían el paradigma amando su cuerpo tal y como es. Desde la década de los 60, durante la segunda ola del feminismo, han surgido movimientos que luchan por la aceptación de todos los tipos de cuerpo; sin embargo, en nuestros días aún son pocos los espacios que promueven la imagen de la mujer que no es delgada. Algunas agencias de modelos están cambiando los estándares al contratar a mujeres plus-size (talla grande); pero el sobrepeso —por mínimo que éste sea— es visto como falta de cuidado y amor propio. Esta visión es completamente errónea, ya que el peso de nuestro cuerpo depende de muchos factores que van cambiando según la edad, género y ritmo de vida.
Si la alimentación y la actividad física son la clave para mantener la figura ideal, ¿entonces por qué a pesar de someternos a dietas rigurosas y rutinas de ejercicio extremas no conseguimos perder peso? La respuesta está en el sistema endocrino y las hormonas que produce. Las hormonas son los mensajeros químicos que regulan las funciones del cuerpo; ciertas hormonas son las responsables de que el metabolismo (encargado de utilizar o desechar la grasa) trabaje más rápido o más lento, lo cual se ve reflejado directamente en las variaciones del peso. Existen infinidad de factores que afectan la cantidad y la función de las hormonas en las mujeres: el día del ciclo menstrual en el que se encuentren, lo cual está directamente relacionado con los periodos de fertilidad y las hormonas involucradas en la concepción; la edad, ya que al envejecer nuestra producción hormonal disminuye y la reacción de las células y tejidos receptores cambia; las enfermedades o patologías que afectan al sistema endocrino, las cuales pueden ser impulsadas por factores genéticos; el estrés físico al que nuestro cuerpo es sometido; además de muchos factores externos que propician la aparición de disruptores endocrinos ambientales (sustancias que impiden que nuestras hormonas hagan su trabajo).
Las dinámicas del cuerpo femenino hacen que la producción hormonal sea más inestable que la del hombre. Por ejemplo, la emisión de hormonas sexuales en la mujer es cíclica (la secreción se da cada 28 días), mientras que el hombre libera testosterona de forma ininterrumpida y más o menos constante; es por ello que algunas mujeres suben de peso o retienen líquidos algunos días previos a su menstruación. Lo importante es entender y aceptar que el cuerpo femenino no siempre responderá inmediatamente a las dietas y al ejercicio; si bien estos buenos hábitos no sólo ayudan a bajar de peso, sino que mejoran todos los aspectos de tu salud, existen factores que son más difíciles de predecir. Si deseas conocer el estado de tu sistema endocrino, consulta a un especialista y revisa tu perfil hormonal a través de un análisis químico sanguíneo para llevar un mejor control de tu producción de hormonas.
Las hormonas relacionadas con la variación de nuestro peso son principalmente tres, algunas propician el hambre y otras se encargan de eliminar o almacenar la grasa que obtenemos de los alimentos. A continuación te presentamos una breve descripción de cada una de ellas y cómo puedes mejorar su funcionamiento.
1. Cortisol
Llamada también “la hormona del estrés”, ya que es producida en exceso cuando estamos bajo mucha presión, el cortisol estimula al cuerpo a transformar los alimentos en grasa y aumentar el nivel de azúcar en la sangre. Para que tu nivel de cortisol no sea tan alto, debes procurar dormir bien, hacer pequeñas caminatas durante el día y evitar grandes cantidades de cafeína (sobre todo aquella que está acompañada de azúcar, como en los refrescos o bebidas energéticas)
2. Insulina
La insulina es la hormona encargada del aprovechamiento metabólico de los nutrientes, es la responsable de que cada una de tus células reciba el combustible necesario para funcionar; sin embargo, el exceso de insulina hace que tu hígado transforme el azúcar directamente en grasa. Para controlar tu nivel de insulina es recomendable comer pequeñas cantidades de comida cada dos o tres horas durante el día, y tener una dieta rica en verduras, fibras y granos; también es importante evitar el pan, el azúcar refinada y los alimentos altamente procesados.
3. Leptina
Conocida como “la hormona del hambre”, es la encargada de avisarle a tu cuerpo cuándo y cuánto debes comer; regula y administra el uso de grasas para generar energía. Para controlarla se recomienda tener una rutina de ejercicio ligera, pero que se realice todos los días; además de evitar comida chatarra, ya que ésta nos da la sensación de estar llenos, pero no proporciona los nutrientes necesarios para nuestro cuerpo.
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Pensar que la alimentación y la actividad física son los factores exclusivos que alteran nuestro cuerpo es uno de los tantos mitos que existen alrededor del deseo de adelgazar. Si quieres bajar de peso, ya sea por motivos de salud o por el simple gusto de hacer algo que te haga sentir bien, te recomendamos adoptar estos sencillos hábitos que puedes incorporar en tu rutina diaria sin mucho sacrificio.