Nadie recuerda las malas películas, los libros funestos o las canciones aburridas. Ojalá pasara lo mismo con las relaciones que por poco nos matan. Pero no. Pasan los meses y seguimos espiando sus redes sociales, haciendo llamadas a las dos de la mañana cuando el alcohol se convierte en consejero y pensando que algún día, no se sabe cómo o por qué, regresaremos con aquello que nos hizo tanto mal. En este punto me doy cuenta de lo autodestructivo que somos. Nosotros mismos servimos el veneno, atamos la soga al cuello y encendemos la hoguera en la cual arderemos con las llamas de su amor.
Digo que morimos lentamente al espiar porque, como por ley, la otra persona siempre está mejor que uno. Tiene fotografías por las playas más bellas del país, se ve más delgada y –por consiguiente– más atractiva y presume cada logro laboral, personal y social en un tuit cargado de vanidad. En cambio nosotros tenemos la peor parte: subimos de peso, trabajamos 10 horas en un lugar horrible, y ¿salidas vacacionales? Ni pensarlo durante los siguientes dos años.
Las comparaciones sólo nos recuerdan lo miserable que somos durante los años siguientes de la ruptura. Si le sumamos que aún enaltecemos los recuerdos del pasado, nos encontramos ante un castigo tan absurdo e infinito como el Sísifo, el hombre que debe arrastrar una pesada roca a la punta de un monte una y otra vez. ¿Cuál es la solución? Dejar de acosarla virtualmente y pensar en las malas actitudes que nos irritaban en vida. Aquí una pequeña lista como ejemplo.
1. Su retorcido trauma familiar
La salud emocional dependerá de los traumas que se carguen. Mi caso era complicado porque ella tenía un enorme trauma con su padre, quien la abandonó casi desde su nacimiento. La ausencia de figura paterna la obligó a buscar de manera inconsciente una relación con un hombre mayor. Yo aún gozo de una juventud exquisita, así que me fue imposible saciar su enfermedad psicológica.
2. Su necesidad por siempre tener la razón
Hay seres tolerantes y otros inflexibles. Ella era de los segundos y cada vez que existía una dualidad en perspectivas, su gran ego quería oprimir mi pensamiento. Al principio es normal ceder o guardar silencio porque el amor abunda, pero con el paso del tiempo su faceta inquisidora irrita. La mayoría de peleas suscitaron porque ella quería tener la razón y yo estaba harto de quedarme callado.
3. Que siempre llegaba tarde a los eventos importantes
Ser puntual no lo es todo, pero ayuda bastante. Se pueden esperar 20 o 30 minutos sin ningún problema, mas no dos horas completas. Una vez tuve que esperar tres horas y media. Cuando llegó era demasiado tarde para realizar el plan que había ideado con tanto amor.
Por fortuna no volveré a esperar en vano.
4. Me hacía sentir como plato de segunda mesa
A pesar de estar conmigo nunca me consideró la mejor persona. Siempre me hacía sentir como su “premio de consolación”, como la segunda opción o plato de segunda mesa. Ahora sé que el amor nunca debe ser mediocre ni tampoco debí aceptar su amor a medias.
5. Sentirse usado en lugar de amado
Ella estaba conmigo por comodidad. Siempre es mejor tener a una persona que te ayude a realizar ciertas cosas y si esa persona es tu pareja, mucho mejor. Yo era su novio chofer. Siempre me llamaba para recogerla del trabajo, conciertos o fiestas. El problema fue cuando me quedé sin auto, porque ya no podía cumplir con mi función principal en la relación. Terminó por dejarme. De cualquier forma, nunca voy a extrañar salirme a las dos de la mañana, recorrer toda la ciudad y recoger a una mujer medio borracha con sus tres amigas.
6. Que siempre quería cenar en los lugares más caros
Bien dicen que un amor te quita la quincena. A ella le gustaba salir a cenar, pero no a cualquier lugar, sino al más sofisticado. Par mí era lo mismo ir al puesto de la esquina que a un restaurante, pero ella debía de mantener un estatus de princesa, así que para darle el gusto debía de gastar miles de pesos en una sola noche.
No digo que todos seamos o debamos ser perfectos. Yo también tengo miles de errores, pero los que cometen las parejas sin consideración hieren directamente a un corazón enamorado. La peor manera de terminar una relación es por el egoísmo y la falta de empatía.
VER MÁS:
5 momentos en los que demuestras que todavía no lo has superado.
6 señales para saber si por fin estás lista para ser amiga de tu ex.