En tu vagina habitan lactobacilos que tienen la capacidad de mantener a raya muchas enfermedades de transmisión sexual como la clamidia, gonorrea e incluso el VIH. Esto se debe a la alta acidez que genera y que es sumamente violenta con determinados virus y bacterias. La vagina contiene en sí misma un universo fisiológico complejo que merece y debe ser cuidado como algo sagrado para cada mujer.
Ello nos lleva a pensar en ciertos hábitos dañinos que deben evitarse por el bien de su salud y que tal vez hayas pasado por alto durante algún tiempo. Llegada la noche, es tiempo de descansar y relajarse después de un día de estudio y trabajo, es cierto, pero al mismo tiempo también es un buen momento para hacer ciertas rutinas de cuidado que garanticen que tu salud íntima no se desequilibre.
Pon atención a la siguiente información para que detectes lo bueno y lo malo que has hecho hasta ahora:
Lavarte con jabones perfumados
La vagina tiene la capacidad de limpiarse por sí misma debido a los lactobacilos que se hallan en su interior. En cambio, sí debes asear la vulva (la parte externa de tus genitales), así como los labios vaginales, con un poco de agua tibia y un jabón libre de perfume, ya que éste respeta el pH de tu zona íntima. Usar jabones perfumados podría causarte una incómoda infección.
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Limpiar tu zona íntima de manera incorrecta después de ir al baño
Después de orinar debes asearte en dirección de la vagina hacia el ano y no a la inversa, ya que las bacterias que habitan en el ano o las heces fecales pueden desplazarse hacia tu zona íntima, provocando molestas infecciones.
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No orinar después de tener sexo
Una dosis de sexo antes de dormir es algo saludable para relajarse, eliminar el estrés del día o para compartir un último momento de intimidad con tu pareja. Una vez culminado el acto, no olvides darte una vuelta al baño para orinar, acto que evitará que algunas bacterias se alojen en tu vejiga y provoquen infecciones.
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Dejarte el mismo tampón para dormir
La Doctora Carolyn DeLucia recomienda que te olvides del tampón durante el tiempo que vayas a dormir o que lo cambies por uno nuevo para que no sobrecargues tu área íntima de bacterias. «Puede ocurrir un sobrecrecimiento de bacterias no saludables y ocurrir síndrome de shock tóxico, que es una infección potencialmente mortal». De hecho, los tampones deben ser sustituidos de tres a cuatro veces al día para mantener correctamente aseada tu zona íntima, dependiendo obviamente de la cantidad de flujo que tengas.
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No asearte después de hacer ejercicio
Recuerda que la vagina es una zona húmeda, la cual puede atraer la presencia de hongos y bacterias. Si haces ejercicio por las noches, recuerda que el adecuado aseo y el uso de ropa limpia de algodón harán que elimines cualquier riesgo de infectar tu área íntima. Conviene que te vayas a la cama bien fresca y segura.
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Tener encuentros sexuales sin la suficiente lubricación
Aparte de que la pasarás mal por las incomodidades que esto genera, tener sexo de esta forma puede provocarte heridas leves que serán foco de atracción de infecciones. Dile a tu pareja que se tome su tiempo antes de penetrarte, aguardando a que estés lo suficientemente lubricada para que la penetración sea sencilla y placentera para ambos.
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Masturbarte con las manos sucias u objetos no higienizados
¡Claro! Es válido y natural que una vez llegada la noche, o en cualquier otro momento del día, quieras explorar tu cuerpo y proporcionarle placer mediante ti misma. Sólo ten cuidado de hacerlo con tus manos bien limpias o con algún objeto que no esté sucio, ya que el riesgo de contraer una infección puede ser muy fuerte.
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La higiene íntima o las cosas que tú y tu pareja hacen durante el sexo son dos de las dudas más comunes sobre la vagina que son vitales resolver para evitar errores y aumentar tus aciertos sobre el tema. Nunca temas pedir asesoría a un médico para que tu sexualidad, tu cuerpo y tu mente estén perfectamente alineadas y disfrutes de una adecuada salud.