Según estudios médicos y encuestas sociales, la falta o pérdida de sueño se ha generalizado sobre las poblaciones. Destaca en esta información el hecho de que no se habla de una población específica sino del mundo entero; se reconoce aquí una constante de la sociedad en que nos hemos convertido paulatinamente. El Instituto de Investigaciones del Sueño en Madrid cuenta con una vasta base de datos y estudios que cada día toman más relevancia dentro de nuestras vidas y también con una clínica que brinda atención especializada a pacientes del sueño.
En México también encontramos centros clínicos que apoyan en este tipo de problemas como las clínicas del INER, las de la UNAM y la UAM. ¿Cómo saber si es necesario pedir ayuda o tomar acciones por tu cuenta? Por ejemplo: te despiertas, ves el reloj y apenas han pasado 30 minutos, cualquier sonido te arrastra desde tus sueños a la fría noche y por la mañana no soportas ni al sol; mucho menos la idea de ir al trabajo o escuela. No importa lo que hagas, la llegada de la oscuridad ya representa un martirio para ti y aunque lo necesitas, la cama ya no te seduce tanto como antes. No te preocupes; si en alguno de los siguientes puntos ves reflejada tu triste situación, te damos algunas soluciones.
Despiertas a la mitad de la noche
Lo más adecuado para esta situación es que procures la mayor oscuridad posible. No dejes televisores o pantallas encendidas o conectadas y mantén organizada tu habitación, un lugar tranquilo es clave para el descanso. Si es que despiertas por inquietudes o ideas recurrentes, guarda un bloc de notas y lápiz en tu mesa de noche y verás cómo mejora tu sueño.
Despiertas por dolor de cabeza o dientes
Lo más probable es que sea a causa del estrés, pero a la par de que trates esta afección, visita al dentista para identificar si hay algún otro mal. A estas alturas podrías haber ocasionado una fisura y sea probable que necesites uno que otro recurso dental.
Despiertas con un ritmo cardiaco acelerado
Contra esto la respuesta es comer, ejercitarse y dormir estrictamente apegado a la rutina que mejor te funcione. Hacer algo de cardio, alimentarte sólo cuando sea necesario y dormir las horas suficientes (más allá de lunes a viernes) son los pasos para que el corazón esté sano y no arriesgues tu salud.
Despiertas para ir al baño
¡Ya no tomes tanto café o té por las noches! Tampoco bebas más líquidos de los que necesites. Si eres hombre y ya sobrepasas la mayoría de edad, no está de más revisarse la próstata; y si eres mujer, verificar que no haya alguna infección.
Despiertas por tus ronquidos
Ya no hablemos de cuánto molestas a los demás, sino a tu organismo. Aunque para ello hay cirugías o procedimientos médicos, también hay opciones que se relacionan con el cambio de hábitos. Por ejemplo: evita beber alcohol, acuéstate en una posición distinta, pierde peso, no tomes pastillas para dormir, etc.
Despiertas por apnea
Es decir, dejas de respirar por cortos periodos, pero (obvio) sientes que casi mueres. Lamentablemente para dar respuesta a este mal no podrás huir del médico; urge la evaluación de un otorrinolaringólogo y un chequeo a tu nivel de oxigenación.
Despiertas porque sientes la nariz tapada
También esto suele ser muy común si usaste algún aparato de ortodoncia o simplemente porque la nariz y cara son muy angostas. Se recomienda que acudas con el médico.
Despiertas por dolor de piernas (muy cansadas)
Primero tendrías que descartar otras enfermedades como diabetes, artritis, anemia, hipo o hipertiroidismo, problemas de riñón, etc. De no contar con alguna de éstas, será suficiente con un buen descanso y revisar los niveles de hierro y vitamina B.
Despiertas por movimientos involuntarios
Generalmente se da en las piernas y dicho desorden puede estar relacionado a las mismas enfermedades que se mencionaron en el punto anterior. Si no es así, bajo estricto control médico, se han recetado fármacos para suprimir los espasmos musculares que ocasionan tales movimientos.
No despiertas porque simplemente no duermes
Si eres de los muchos que padecen estas angustiosas horas sin pegar las pestañas, haz las siguientes preguntas: ¿Qué haces antes de ir a dormir? ¿Ingieres demasiado alimento o ves la televisión por la noche? ¿Siempre hay fuentes luminosas en tu habitación? Así, puedes analizar y evitar esas prácticas que te inhiben el sueño.
Los expertos te recuerdan que la recámara es para dormir o para tener sexo. Si eres una persona que lleva la computadora o los papeles de la oficina a la cama, ahí hay un problema: te llevas más estrés del generado durante el día por lo que no puedes descansar.
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Referencia:
Caring